La economía chilena está en pleno ajuste: la actividad se contrajo en septiembre por primera vez desde febrero de 2021 y el índice de precios al consumidor comenzó a caer. Las empresas están sintiendo este proceso, y la mayoría espera que el desempeño económico se deteriore en el futuro, por lo que están incorporando en sus decisiones proyecciones de caída de la actividad para 2023.
Esta es la tabla registrada por el Banco Central en su Informe de perspectivas comerciales, que detalla que, preparándose para enfrentar esta situación, varios están ajustando sus presupuestos, revisando sus dotaciones y, en general, “priorizando decisiones que apoyen la reducción de costos y ganancias de eficiencia”.
Las decisiones se toman cuando “el desempeño de las empresas ha disminuido levemente en comparación con el trimestre anterior y el mismo período del año pasado”. El documento destaca las “significativas diferencias en el desempeño de las empresas según su actividad económica”, y señala que las constructoras e inmobiliarias son las más pesimistas, debido a factores como los altos costos, la disminución de las ventas, el impacto del alza en la UF sobre el valor de las viviendas y la estrechez de las condiciones de financiamiento hipotecario.
Esto ha llevado a las empresas a modificar sus planes de inversión para 2023: el porcentaje de empresas que esperan invertir en dicho período ha disminuido respecto a lo observado hace un año, del 30% al 25%, advierte el informe. El documento detalla que entre los principales motivos para no invertir se encuentran la incertidumbre económica y la demanda insuficiente, y que la incertidumbre política ha reducido su prevalencia “significativamente” respecto a hace un año.
Las empresas que invertirán el próximo año lo harán principalmente para renovar o mantener la infraestructura existente, incrementar su capacidad productiva y mejorar o introducir nuevos productos, aunque todas ellas en un porcentaje menor respecto al año anterior, advierte el análisis.
Algunos fortalecerán las áreas de producción donde esperan que la demanda “se mantenga resistente, y así compensará otras áreas donde podría reducirse”. También aumenta -del 22% al 30%- el porcentaje de empresas que invertirán para automatizar o digitalizar procesos.
La inflación cede
En línea con lo que muestran las cifras, las empresas ven que las presiones de costes de trimestres anteriores empezaron a ceder, “más allá de que siguen siendo muy significativas”, y que el espacio para trasladar las presiones a precios finales se ha ido reduciendo. . Parte de este incipiente alivio está relacionado con una paulatina normalización de las cadenas de suministro, y tanto los costos laborales como no laborales tendieron a reducir su ritmo de incremento.
El informe indica que alrededor El 38% de las empresas consultadas aumentaron sus precios en los últimos tres meses, y se destaca que el 30% indica que debieron subirlos, pero que no se dieron las condiciones para hacerlo. Para los graneles, los costes han sido un factor relevante a la hora de ajustar los precios, “pero la posibilidad de realizar incrementos y la intensidad de estos se ha visto fuertemente influida por una mayor sensibilidad de la demanda a las subidas de precios”.
Algunos entrevistados han comenzado a notar la sustitución de ciertos productos por parte de los clientes, quienes ahora buscan mayor conveniencia de precio versus calidad, e incluso han dejado de consumir bienes que no son de primera necesidad.
El análisis detalla que la dotación de personal de las empresas se mantiene “relativamente estable” respecto a los últimos 3 y 12 meses, aunque inferior a la de un octubre medio. Los distintos sectores indican que han seguido operando con la misma plantilla en los últimos meses, salvo algunas empresas que la han reducido “de forma muy limitada”.
Al referirse a reajustes o incrementos salariales en los últimos tiempos, las opiniones son variadas en cuanto a la frecuencia, porcentaje de ajuste y fracción de trabajadores impactados por estos cambios. Pero, en términos generales, la percepción es que el costo de la mano de obra es alto.
Delantero
En el proximo, las empresas esperan que la disponibilidad de materias primas, insumos e inventarios se mantenga estable, y que la intensidad del incremento de costes seguirá retrocediendo en los próximos meses. Y, aunque las ventas seguirían cayendo, las menores presiones de costes se reflejarían en una menor reducción de los márgenes de beneficio de las empresas.
Para el último trimestre de este año, la mayoría de las empresas esperan que la variación en los precios de sus productos o servicios sea similar o menor a lo habitual. Si bien los consultados asumen que deberían aumentar sus precios, dicen que las expectativas de menor demanda restringirían estos aumentos, ya que podrían deteriorar aún más sus ventas. Sin embargo, no esperan reducciones de precios generalizadas debido a factores de costos, y casi el 60% estima que las variaciones de precios se normalizarán en menos de dos años.
Sin embargo, las empresas consideran que en los próximos 12 meses su propio rendimiento y dotación de personal se verán reducidos por la menor actividad económica, lo que supone una caída “algo más pronunciada” que en un periodo normal. Si bien algunas firmas dicen que no han decidido reducir su plantilla en el futuro, reconocen que un deterioro “significativo” en sus niveles de ventas podría llevarlas a hacerlo.
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