Hasta que llegó el día completo. Después de La Bienvenida, grabada el viernes, la sesión del sábado de Primavera Sound Santiago, tuvo el evento expuesto en toda su extensión en un área de 357,506 m2 del Parque Cerrillos. Fue el día de mayor demanda, que -descontando los abonos de tres días se agotaron hace un par de meses- en el anterior se vendieron 35 mil entradas, con el aliciente de la presentación de los británicos. monos árticos como principal atractivo.
Como se pudo apreciar en La Bienvenida, en la prestación de sus servicios, el festival tomó nota de los principales puntos críticos que incidieron en otros eventos multitudinarios realizados en la antigua base aérea, como el festival Lollapalooza. De esta forma, se dispuso una única zona de acceso, con dos controles. Asimismo, en materia de agua y alimentación, se contó con un área de patio de comidas (cuya oferta iba desde indefectiblemente completa hasta pizzas), además de puntos de venta de agua mineral, bebidas y snacks (denominado Barra Sobria), justo al lado del principal escenas Además, había dos puntos de acceso al agua potable (denominados Puntos de Hidratación), carritos de venta en las inmediaciones de los escenarios principales, y para los mayores de edad, la zona Beergarden donde se vendía cerveza.
El detalle no es menor, salvo alguna actividad muy marginal, sin mayores activaciones ni distracciones más allá de la música. Es decir, el evento se centra principalmente en promocionar la oferta de artistas que se muestra cada día, lo que pone el acento en atraer a un público más melómano.
Aquí hay otro aspecto clave. La audiencia promedio es más un consumidor de música que está al tanto de las novedades de la industria. De ahí el diseño de toda la experiencia. “La gente ha sido respetuosa, ha puesto atención a las cosas que se pueden o no traer, están disfrutando del parque. Nos preocupamos por un trazado que sea muy cómodo, que la gente disfrute de las zonas verdes, de las sombras, quede todo muy cerca”, dijo. Felipe Arayael director del evento, al evaluar las primeras horas.
En cuanto a la música, el día comenzó lleno de rock alternativo. el argentino Santiago motorizado (alias de Santiago Ariel Barrionuevo) fue el número que inauguró el escenario santanderino, a eso de las 14:30 horas. Para esa hora ya había un flujo de personas interesadas en el espectáculo del artista trasandino, quien junto a una banda de guitarreros , bajo y batería (el 4-4-2 del rock and roll), desplegó parte de su material solista, así como versiones de bandas como 107 Faunos y las Ligas Menores. Uno de los momentos más emotivos fue cuando interpretó la hermosa zamba chica de ojos negros, una de las canciones compuestas para la serie de Netflix Okupas. Por cierto, hubo una reseña del material de su banda madre, Mató a un policía motorizadocon el tema la noche eterna. Un espectáculo interesante, con una puesta en escena sobria.

Asimismo, otros números destacados fueron los chilenos Valesuchien el escenario electrónico, el trío brasileño traje de rey con su propuesta de rock psicodélico y nacional las ganjasuna banda de larga trayectoria, que además de clásicos como Vamos a la playa, La lluvia no quiere caer o frio o calorpresentaron nuevas canciones en las que repasan una lectura muy personal del stoner rock y la psicodelia.

Después de las 4:00 pm, las mujeres japonesas subieron al escenario. Chai con un potente espectáculo que revisó lo que mostraron en La Bienvenida, con la misma reacción entusiasta del público. El cuarteto femenino desplegó un espectáculo atractivo en la puesta en escena (varios complementos de vestuario incluidos) y contundente en el repertorio, sin soltar nunca la tensión. Como el primer día, fue uno de los momentos interesantes para aquellos que quieran conocer algo del pop facturado en Asia, con sabor occidental.

Como la variedad es lo que distingue la apuesta del cartel, el siguiente número fueron los chilenos las jaivas. En sintonía con su habitual inquietud, la banda desplegó un set que abarcó varios rincones de su carrera e incluyó momentos menos evidentes. Empezó con un extenso y psicodélico Tarka y Ocarinacontinuó con clásicos como mira niñacantada por el respetable como en otras ocasiones, y tuvo momentos interesantes en canciones como Guajira Cósmica y el cierre explosivo con la legendaria corre te atrapo, alargada como manda el manual. Un espectáculo a la altura de una de las bandas fundamentales de la música popular chilena, que en Parque Cerrillos dejó entrever el alcance de su ambición creativa.

Cuando la tarde comenzaba a refrescar, en un día para el que se anunciaban chubascos, salieron a escena los números internacionales más interesantes. Descontando los cabezas de cartel, la línea media del cartel ofrecía algunos nombres que hoy están en plena vigencia y llegaron en buen momento a Parque Cerrillos.
Así fue el proyecto desayuno japonesde la cantautora coreano-estadounidense Michelle Zauner, quien luego de una contundente actuación durante la semana en los actos paralelos al evento, ofreció un show enfocado en su tercer disco, Aniversario (2021), con la que obtuvo buenas críticas. La artista ofreció un show preciso, sin mucho aspaviento, ante un público que seguía con atención su material y evidentemente conocía su propuesta que bebe de las raíces indie y la tradición de bandas de la primera época de este siglo, así como su reconocida admiración por los autores. . como Jeff Tweedy.

Luego vino un guiño al indie más histórico con los neoyorquinos Interpolquienes exhibieron un set que incluía parte del material de su nuevo disco, El otro lado de la fantasíalanzado esta temporada, así como canciones más clásicas de su carrera, como Manos lentas, Obstáculo 1, entre otros.

Pasadas las 20:00 horas, con el frío haciéndose sentir y las primeras gotas cayendo tímidamente sobre el Parque Cerrillos, subió al escenario uno de los nombres más esperados de la jornada, el cantautor Phoebe Puentes. La oriunda de Pasadena -con un pañuelo verde amarrado al soporte del micrófono- desplegó un show con lo mejor de sus dos discos, en particular cargado de los cortes de su célebre castigador (2021) como Menú de DVD, satélite chino, canción de la lunay por cierto, el golpe Kiotomuy celebrado por el público, en su mayoría veinteañero, entregado desde el primer minuto.

Apoyada en el escenario por una banda de 5 músicos (los que vestían el disfraz de esqueleto que a estas alturas forma parte de la identidad de la artista), la cantante lució un espectáculo que aprovecha el imaginario que ha desarrollado en torno a su propuesta musical, con atractivos imágenes dinámicas que ofrecían un marco particular. A pesar de su limitado repertorio, la artista demostró que aprovechó bien la pandemia para diseñar un espectáculo atractivo.
Con el arpegio bañado por el efecto de El caminola canción de apertura de Energía solarabrió su presentación la neozelandesa señor. Fue también el momento en que la lluvia desató su amenaza acuosa sobre el público. Pero la artista, ataviada únicamente con un body veraniego, siguió adelante a pesar de que a medida que pasaban los minutos la lluvia se hizo más copiosa y obligó a varios despistados a buscar alguna forma de salvarlos tal cual.
A pesar del pie forzado -y del trueno-, el Lorde fue uno de los momentos más destacados del día.. El espectáculo mostró al cantautor de una nueva manera. A diferencia de su debut en el ya lejano 2014, como parte de Lollapalooza, esta vez Lorde regresó con un espectáculo más consolidado y con ella como una figura más segura de sí misma. El espectáculo recorrió parte de sus tres discos, pero se centró en el más reciente, Energía solar. La cantante se notó con más aplomo, una comunicación más fluida con el público y un dominio más completo del escenario. Sumado a un atractivo visual, una banda fuerte y un ritmo de espectáculo que no decae, ha sabido aprovechar al máximo sus posibilidades. En resumen, ha crecido como artista.
Con la lluvia primaveral como invitada (que obligó a la suspensión del escenario electrónico), los británicos subieron al escenario monos árticos. el comienzo con Será mejor que haya una bola de espejos fue un guiño a su álbum recientemente lanzado coche, el que, a pesar de su apariencia más tranquila y su ambición compositiva, encontró buena respuesta en el respetable que en ese momento no llenó el recinto, pero ratificó el arrastre de la agrupación en el país. Según la organización, en total, y pese al anuncio de mal tiempo, llegaron a Cerrillos unas 40.000 personas.

La presencia escénica de alex turner Ha crecido con cada álbum. Su vocación de frontman oscila entre la estrella del rock más clásico, pero aderezada con guiños al formato crooner cuando deja de lado la guitarra. El otro pilar de la banda es el sólido baterista Matt Helders; probablemente uno de los mejores de su generación con su ejecución constante y pronunciación detallada. Si nuestros padres vieron a Bonham, nosotros vimos a Helders. Así, la banda lanzó canciones como Lluvia de ideas, Arabella (con su habitual guiño a Cerdos de la guerra de Black Sabbath), ¿Por qué solo me llamas cuando estás drogado? ¿Quiero saber?, Cornerstone (ejecutada con un arreglo más pulcro, extrayendo su fibra baladesca), entre otros temas que alternaban entre el universo más guitarrero de SOY y la artesanía desarrollada a partir de Tranquility Base Hotel & Casino. Con sentido de entretenimiento, la agrupación presentó un show que no decayó, se sintió bien organizado y que sin duda estuvo entre los puntos altos de una jornada que, musicalmente, deja un sentimiento de satisfacción.

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