John Zemko Director para América Latina y el Caribe del Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE)
Juan Zemko
La cleptocracia es corrupción con esteroides; bajo este sistema, el objetivo principal de los gobernantes es maximizar sus ganancias financieras personales saqueando las arcas del estado y robando a sus ciudadanos. Es un fenómeno global creciente que socava el crecimiento económico saludable y la democracia.
Los cleptócratas más obvios suelen encontrarse en países no democráticos y lugares con sistemas e instituciones financieras frágiles. Gran parte de la atención de los medios se dirige a los delincuentes individuales; sin embargo, en la búsqueda de soluciones es importante no solo “seguir el dinero”, sino también prestar atención al comportamiento en sociedades tradicionalmente democráticas y abiertas.
“Para enfrentar esta forma de corrupción es importante no solo ‘seguir el dinero’, sino también prestar atención al comportamiento en sociedades tradicionalmente democráticas y abiertas”.
Un nuevo estudio publicado por Forum 2000, el Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE) y el Centro Raoul Wallengberg para los Derechos Humanos explora algunos de los principales mecanismos utilizados por los cleptócratas y las formas de contrarrestarlos. Dichos mecanismos incluyen empresas estatales (EE) mal administradas, prácticas corruptas de los poderes políticos y económicos e inversiones de “capital corrosivo” que se aprovechan de las brechas de gobernabilidad y debilitan las instituciones democráticas (generalmente de gobiernos autoritarios). ). Hay miles de EE en todo el mundo con un valor acumulado de 45 billones de dólares; la mayoría controla los recursos naturales, los servicios públicos y los activos financieros, y algunas son empresas multinacionales.
Chile nos brinda un interesante caso de estudio sobre cómo los países intentan combatir la cleptocracia. Históricamente, el país ha mantenido la estabilidad regulatoria, un estado de derecho efectivo y la separación de poderes, todos los cuales son medios probados para detener o limitar el capital corrosivo. Al mismo tiempo, las EE chilenas están bastante bien administradas y en muchos sentidos cumplen con las mejores prácticas internacionales. Sin embargo, escándalos financieros recientes como el caso Mexstone demuestran hasta qué punto los actores internos y externos pueden aprovechar las deficiencias existentes en los marcos legales.
Chile debería considerar implementar un mecanismo de monitoreo de inversiones para cerrar estas brechas. Esto permitiría un mapeo más detallado y un mejor análisis de riesgo en casos sensibles o en sectores estratégicos para garantizar que no sean monopolizados por malos actores. Es importante reconocer que, si bien es potencialmente útil, el monitoreo de inversiones debe realizarse con cuidado para reforzar mercados transparentes y competitivos, y no exacerbar el amiguismo que favorece a actores económicos específicos.
Otra herramienta que Chile debería considerar implementar es el registro de “beneficiarios finales” (BF). Actualmente es difícil determinar la propiedad de empresas privadas que buscan contratos públicos e invierten en sectores estratégicos. Un registro de esta naturaleza permitiría un seguimiento más detallado de los inversionistas, identificaría los sectores de mayor actividad y ayudaría a determinar de manera confiable el origen de los flujos de capital.
Un elemento común para quienes enfrentan con éxito la cleptocracia es la implementación de mejores prácticas y sistemas de buen gobierno que promuevan la transparencia y la rendición de cuentas tanto en el sector público como en el privado. En la mayoría de los casos, se necesita voluntad política para aplicar los conocimientos adquiridos.
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