Anette Trombert, en su carta de ayer, tiene razón: Chile debe convertir su potencial biotecnológico en una ventaja competitiva real. Pero esta visión no comienza ahora. Durante la última década, el sector público ha promovido acciones concretas: ANID ha priorizado la biotecnología en anillos y programas de becas, mientras que CORFO ha financiado proyectos a largo plazo en áreas biotecnológicas para industrias como alimentos y salud.
Hoy hemos alcanzado un nivel de madurez que justifica dar el siguiente paso: una estrategia transversal. Es por eso que creamos la Comisión Ministerial de Biotecnología, compuesta por representantes del sector público, academia e industria, que desde marzo ha estado trabajando para articular estos esfuerzos dispersos bajo una visión común. La Comisión está diseñando una hoja de ruta que establecerá prioridades claras y mecanismos de financiación sostenible, y presentará sus propuestas el próximo julio.
Seguimos el modelo exitoso de la política nacional de inteligencia artificial del gobierno anterior: políticas estatales que trascienden los períodos gubernamentales. La biotecnología requiere visiones de 10 a 15 años que ningún gobierno puede completar solo, por lo que creamos un amplio consenso que garantiza la continuidad.
Como dice Trombert, necesitamos pasar de la creatividad individual a la estrategia nacional. Chile tiene talento, el territorio único y ahora la decisión política. Estamos construyendo el robusto ecosistema biotecnológico que nuestro país merece.
Aisén etcheverry
Ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación
