Los primarios han expuesto en toda su amplitud el drama de la izquierda: el resurgimiento de las fuerzas que no creen en el estado democrático del derecho y que imponen la hegemonía de las características que definen la identidad política y cultural de ese sector.
¿Hay una verdadera izquierda democrática? Por supuesto. El drama es que carece de la capacidad de enfrentar la PC, el frente ancho y que del mismo PS permanecen atrapados en las utopías fallidas de la izquierda latinoamericana. La incorporación de Óscar Landerretche en la campaña de Carolina Tohá es dramáticamente aclarador y es, porque el economista es uno de los pocos que se atreven a hacer sus diferencias sin pedir permiso o perdón.
Además, es ilustrativo por las diferencias obvias con el mismo candidato. Si bien esta era una verdadera portavoz de la opción, apruebo, en el plebiscito con respecto a la propuesta constitucional de la Convención, no tenía miedo de expresar su opción de rechazo. Recordemos lo que cada uno dijo frente a la propuesta constitucional. Tohá: “Va al corazón de nuestra sociedad y refleja la desigualdad de la historia latinoamericana”; Landerrette: “El sistema político propuesto … tiende a diluir el principio de separación de poderes, desequilibrar los controles y equilibrios necesarios entre las instituciones estatales, para exponer el sistema electoral a la manipulación oportunista, para promover el oportunismo político y concentrar el poder excesivamente en las principales principales colectores electorales”.
Ahora, Landerretche dice el único coherente; Esto es que, si Jara o Winter ganaron las primarias, no las apoyaría. ¿Qué hace la campaña de Tohá, después de haber invitado al economista a unirse y celebrar públicamente que se había unido? Le quita el piso, dice que son opiniones personales, que en realidad no es parte del comando y que habla a su capacidad personal.
¿Por qué LanderRetche la apoya, existen estos antecedentes y diferencias de actitud? No lo sé y no me importa, lo relevante es que, a diferencia de su candidato, se atreve a trazar la línea que delimita los bordes esenciales de la democracia y confrontar a quienes los transfieren. La PS, el único juego que podría ser el eje de una izquierda democrática, no puede hacer ni un uno ni el otro. Ese es el drama de la izquierda y, en gran medida, de nuestro sistema político.
Me atrevo a especular que la PS no lo hace, porque sabe que sus bases están con el proyecto de izquierda latinoamericana. Este es el precio que tienen que pagar por haber gobernado prácticamente dos décadas sin cuidar su evolución, con un discurso para el exterior, que culpó a la Constitución y al binominal por no hacer la revolución en la que ya no creían; y otro hacia el interior, que sincera la derrota del socialismo real llamado.
Allí están atrapados y, en el fondo, políticamente derrotados. Esa es el dolor que expone primario y en el que LanderRetche pone el dedo, de una manera dolorosa y clarificadora.
Por Gonzalo Corderoabogado
