Como ya es tradición, el economista y académico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Ricardo Caballero, fue uno de los principales expositores del seminario anual del Grupo Security. La temática de su presentación giró en torno a las altas tasas de interés en el mundo pospandemia.
“La pregunta es, entonces, ¿hacia dónde van estas tasas? El consenso, que es una mezcla entre lo que dicen los analistas y lo que dice el mercado, es que esencialmente las tasas van a permanecer más altas por un período prolongado de tiempo”, dijo el economista.
A juicio de Caballero, esto se sustenta en dos tipos de argumentos: financiero y macroeconómico.
“Lo que tiene que pasar es que las tasas de interés tienen que caer para que aquellos que no tienen este problema (de deuda) puedan tirar el carro”, expuso.
En el caso del primero, se refiere a que actualmente hay mucha deuda, por lo que lo que tiene que pasar es que ese precio de la deuda caiga, porque cuando hay mucha oferta de algo, ese precio debe reducirse.
“El inverso del precio de la deuda es la tasa de interés. Es decir, si el precio de la deuda tiene que caer, entonces la tasa de interés tiene que subir”, explicó el experto.
A juicio de Caballero, este razonamiento “confunde lo que se llama equilibrio parcial con el equilibrio general, es decir, lo que se aplica a un individuo en una situación, con lo que pasa en un sistema cuando casi todo el mundo tiene el mismo problema”.
Por el lado macroeconómico, el académico del MIT declaró que existen argumentos que “hablan del ciclo demográfico por el cual está entrando el mundo, mayor crecimiento tecnológico, necesidad de inversiones verdes y una serie de cosas de tipo”.
El economista agregó que “la evidencia empírica es muy poco conclusiva a la importancia de estos factores en la determinación de la tasa interés natural”.
A su vez, uno de los argumentos nuevos que está más apoyado por los datos es que las tasas han estado altas por un periodo relativamente prolongado y la economía “lo ha aguantado extremadamente bien”.
Por el lado macroeconómico, “creo que el gran problema es que está basado en modelos en que no consideran el premio por riesgo”, expresó.
Desde la perspectiva de Caballero, ya que las economías del mundo se encuentran más endeudadas, “lo que tiene que pasar es que las tasas de interés tienen que caer para que aquellos que no tienen este problema puedan tirar el carro”.
También señaló que aunque el premio por riesgo está bajo, es probable que ello sea transitorio.
Factor deuda
En el caso de Chile, Caballero mostró preocupación por la deuda. Para el economista, hay dos factores dominantes que transforman una trayectoria en peligrosa: uno, países que dejan de crecer; segundo, países que se polarizan políticamente. “Son los dos principales contribuyentes a problemas de deuda soberana. No tengo que decirle a usted que Chile no está muy bien en ninguna de estas dos cosas”, lanzó.
Eso sí, antes de finalizar su presentación, aseguró que “es de muy mal gusto terminar una charla con un punto tan negativo, hay que ser un poquitito más positivo y el punto positivo, naturalmente, es que tengo la gran esperanza que en un futuro no muy distante Evelyn (Matthei) nos arregle estos dos problemas”, haciendo un guiño a la alcaldesa de Providencia, quien también fue parte de la jornada.
El hidrógeno verde es un combustible limpio que puede usarse en la industria química, petroquímica, siderurgia y transporte, entre otras aplicaciones. Ha generado, por lo tanto, interés tanto del sector privado como de los gobiernos en el camino hacia la transición energética. En Chile, se han anunciado a la fecha más de 70 proyectos de hidrógeno verde (H2V), los que suman una inversión cercana a los US$ 500 mil millones, y con el potencial de generar más de 100 mil puestos de trabajo.
La región que genera mayor interés es Magallanes, que podría producir el 13% del H2V mundial, con un potencial eólico que superaría en siete veces la actual matriz eléctrica chilena. Pero existen crecientes voces ciudadanas que piden un análisis más profundo del impacto de este tipo de proyectos.
El desarrollo del hidrógeno verde no solo depende de su viabilidad técnica o económica, sino que de cómo se gestione las expectativas de actores comunitarios relevantes, tanto locales como nacionales.
Según un análisis de Teco Group, de los 10 proyectos vinculados a H2V ingresados al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) entre 2020 y 2024, tres se ubicarían en la Región de Antofagasta, tres en Valparaíso y cuatro en Magallanes. Sin embargo, las iniciativas de Magallanes concentran el 92% de las observaciones ciudadanas.
“Magallanes concentra altas expectativas del Estado para posicionar a Chile como un actor estratégico a nivel mundial en la industria, pero al mismo tiempo están surgiendo preocupaciones desde distintas organizaciones por los posibles impactos de este tipo de proyectos. Magallanes tiene buena calidad de vida. La gente quiere mejoras, pero no alteraciones radicales en su entorno y/o cotidianidad”, explicó a DF el consultor de Teco Group, Cristián Varela.
Principales observaciones
En concreto, de las cuatro iniciativas relacionadas con hidrógeno verde que se han presentado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) para la región, dos de ellas han recibido observaciones ciudadanas: Parque Eólico Faro del Sur y Planta de combustibles carbono neutral Cabo Negro -ambas de la empresa HIF- hasta el 31 de julio de 2024.
De acuerdo a la descripción ingresada al SEIA, el proyecto Parque Eólico Faro del Sur contempla la construcción y operación de un parque eólico, en la comuna de Punta Arenas, con una potencia nominal de 384 MW y una vida útil proyectada de 29 años. El parque estaría conformado por 64 aerogeneradores de tres palas, que se distribuirán en una superficie predial total de 3.791 hectáreas, aproximadamente.
Por su parte, la Planta de combustibles carbono neutral Cabo Negro consiste en la construcción y operación de una planta química de e-combustibles para la producción de e-Metanol (CH3OH), e-Gasolina y e-GL (gas licuado), que se ubicaría en Punta Arenas, en una superficie aproximada de 57,97 hectáreas.
En total, se presentaron 370 observaciones y ocho personas concentran el 51% de ellas: cinco residen en Magallanes y tres en la Región de Valparaíso.
El tema “aves” fue el único común presentado por los ocho observantes. Las críticas hacen referencia a la falta de detalle en la información referente a rutas y altitudes de vuelo, así como a las especies identificadas. Se solicita una nueva valoración de impactos y evaluación de las medidas de mitigación.
Además, se señala la omisión de la consideración de espacios reproductivos vinculados al soterramiento de la línea de transmisión y la falta de atención a los sitios de nidificación. También se cuestiona la metodología empleada para la identificación de especies nocturnas, entre otras temáticas.
Otro de los temas abordados es “impacto en fauna” (por siete observantes), como la omisión de los efectos del soterramiento de la línea de transmisión, impacto en invertebrados y vertebrados terrestres, insuficiente consideración de rutas de mamíferos, entre otros.
También se plantea como temática la “relación con planes y programas regionales” (siete observantes), buscando que se especifique cómo el proyecto se integrará y adaptará a los diversos instrumentos de planificación territorial en la región.
A eso se sumaron observaciones sobre “geomorfología/geografía” (seis), “paisaje” (cinco), “especificaciones sobre subproductos generados” (cinco) y “residuos sólidos domiciliarios” (cinco), entre otros.
Los desafíos
Según Varela, existen dos grandes desafíos: cómo crear un entorno favorable para la tramitación de proyectos y, al mismo tiempo, cómo monitorear la sensación ambiente y nivel de expectativas.
“En el primer caso, se está tramitando la ley que busca agilizar y robustecer el sistema de permisos y tramitación de proyectos; en el segundo, hay que tener claro que no se trata solo de descarbonización o energía limpia para combatir el cambio climático, sino también de generar beneficios concretos y visibles a nivel local”.
En este sentido, el informe de Teco Group puso énfasis en que el desarrollo del hidrógeno verde no solo depende de su viabilidad técnica o económica, sino que de cómo se gestione las expectativas de actores comunitarios relevantes.
Además, resaltó la importancia de que existan espacios de diálogo locales, pero también en el país, “teniendo en cuenta que la Región de Magallanes, en particular, está siendo observada por grupos ambientalistas a nivel nacional”.