Hay momentos en que el lenguaje, en lugar de comunicarse, oculta. No porque faltan palabras o se encuentran directamente, sino porque se vacía de significado. Cuando esto sucede, se pierde el significado, la posibilidad de comprensión, disidente, eligiendo. En política, el lenguaje es constitutivo de la acción: la práctica política se articula a través de narrativas, discursos y promesas. Por lo tanto, es posible gestionar los conflictos y, sobre todo, legitimar los mandatos y las cuentas de demanda de lo que se prometió. Es por eso que este asunto es de especial importancia.
Esta semana, el senador comunista Daniel Núñez dijo con absoluta facilidad que Jeannette Jara es “el único candidato central que crece”. Jeannette Jara: Militante comunista desde su adolescencia, oradora central en la conmemoración de los 113 años de la PC, defensor explícito del legado de Recabarren. ¿Centrado? Cuando ese término sirve lo mismo para describir al Partido Comunista, la democracia cristiana o el Partido Socialista, se ha perdido algo. Las diferencias están borrosas, la historia se borra, el juicio se debilita.
Y esto no es un lapso, es una operación. En su entorno lo reconocen naturalmente: es una estrategia para expandir sus sectores base y alcanzar que, legítimamente o no, sospechan de la PC. El candidato necesita votos más allá de su núcleo. Y está bien. No es reprochable buscar cómo crecer; Lo que los chirrían son las identidades de maquillaje que alargan las palabras hasta que se oponen a la resistencia.
Y no es el único caso. También esta semana, Arturo Squella, presidente del Partido Republicano y candidato para el senador de la región de Valparaíso, acusó a Chile Vamos Vamos Vamos, de haber carecido de “coraje”, “determinación” y “fuerza” para enfrentar el crimen y proteger a los ciudadanos durante su paso a través del gobierno.
El “coraje” que afirman los republicanos merecen una pausa. Presentado como un personaje de carácter, como una epopeya de fuerza moral contra la “debilidad” de los demás, funciona más como eslogan que como contenido. ¿Qué es exactamente ese coraje? Es una mezcla de dureza, fuerza viril, rechazo de matices y orgullo al no darse por vencido. Es un coraje que se proclama en la galería, pero no se ejerce con la responsabilidad de gobernar (vale la pena recordar el segundo proceso constituyente). Por lo tanto, más que una virtud cívica, es una fórmula: fuerte en el gesto, débil en la sustancia.
La política contemporánea se ha deslizado hacia una tierra donde lo importante no es la consistencia, sino el efecto de la superficie. En ese campo, las palabras ya no representan ideas, sino percepciones. Y si la percepción se acomoda, la palabra también. Por lo tanto, “Center -Lft” ya no significa un proyecto de equilibrio entre la libertad individual y la justicia social, sino simplemente una fórmula de marketing aceptable para ciertos sectores del electorado. Y el “coraje” ya no es una virtud cívica, sino un recurso retórico para diferenciar sin mayor profundidad.
Debe decirse sin miedo: Jeannette Jara no es centro -Ltt. Ella es una candidata izquierdista. De duro izquierda. Y no hay problema con eso. Lo mismo con los republicanos: hablar más fuerte es no tener más coraje. Y declararse valiente no es lo mismo que ser.
La política no necesita etiquetas. Necesitas actos que los apoyen.
Por María José NaudonDean Government School, UAI.