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Columna de Carlos Correa: Le toca jugar a La Moneda
Hoy la Convención entregará el texto propuesto al Presidente, quien convocará a un plebiscito con voto obligatorio el 4 de septiembre. Formalmente, comienza la campaña electoral para las opciones de Aprobación y Rechazo, aunque hace mucho tiempo en las redes sociales, e incluso con anuncios de radio pagados, el tema se ha desatado.
Hasta ahora lo que se ha visto es una actividad más organizada a favor de Rechazo, que rápidamente formó un comité ejecutivo, con gente que tiene experiencia en campañas. La ausencia de los “Amarillos” llamó mucho la atención en dicho comité, a pesar de su deseo de presentarse como figuras de centroizquierda que votarán en contra de la Nueva Constitución. El compromiso de este grupo ha llegado a tal punto que su vocero ocupó su espacio en columnas para lanzar fuertes insultos hacia quienes plantearon la tesis de “Aprobar la reforma”. Tanta pasión no fue recompensada por los financieros de Rechazo, que optaron por un comité donde están los de verdad, y no los que aparecieron en el último momento.
Por el lado de Aprobación no hay nada similar en cuanto a organización, y en las horas previas solo hay pedazos de una agencia que busca ser la que haga campaña para todos los conglomerados. Han optado por una estrategia de promoción en redes sociales, lanzando piezas de gran calidad y claramente dirigidas a quienes ya tomaron su decisión para el plebiscito. Sus piezas son para convencer a quienes tienen que tomar la decisión de contratar agencias, y no votantes. Por otro lado, los portavoces de la Aprobación han pisado la trampa que les han tendido desde la otra opción y han dedicado su tiempo a impugnar las interpretaciones que hacen los de la nueva Constitución, en lugar de hablarle a la gente de las razones y emociones. de votar por el profundo cambio que significará este texto. El mejor ejemplo de ello es el propio Presidente, quien dedicó un espacio en su agenda en Arica a contestarle a un agitador de la televisión de paga y con eso entró de lleno en la campaña.
Esto desarma por completo la idea de desindexar la intención de voto de la descarga presidencial. Ante la fragmentación que vendrá en la campaña de Aprobación y la intención de los convencionalistas más polémicos de seguir siendo figuras, la jugada la da La Moneda. Para ello deberá vencer su propio tono pesimista, y la suposición de que las malas cifras de aprobación ciudadana no podrán revertirse antes del 4 de septiembre.
¿Que hacer? El gobierno debe dar un giro audaz para ganarse al público. Un cambio de gabinete funciona, pero La Moneda se resiste, pues significa desarmar el diseño de campaña; ya diferencia de sus antecesores, al actual presidente le cuesta deshacerse de su círculo de confianza. Una vez más, el Ministro de Hacienda podría ser el salvavidas, ya que la tramitación de la Reforma Tributaria podría ser el punto de quiebre. Ya se ha instalado rápidamente, lo que constituye un esfuerzo redistributivo y no afectará a la clase media. El silencio de la oposición estos días se debe a que calcularon que previo al plebiscito no es buen negocio ponerse del lado de los poderosos de siempre, pero en el proceso legislativo las cosas pueden cambiar. En una de ellas, el argumento de la justicia fiscal y la pasión de la derecha por doblegarse rápidamente a los privilegiados podría convertirse en el giro que necesita el gobierno para revertir sus malos números y darle sentido a la gente para aprobar la Nueva Constitución.
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