El auge de la educación en línea y de por vida está muy ligada a la revolución tecnológica que impone la urgencia de actualizarnos con nuevas habilidades y destrezas. A ello se suma un mercado laboral en permanente transformación donde es necesario “reactivar y transformar el capital humano” como sostiene el Foro Económico Mundial (WEF); e identificar herramientas para la gestión del talento que se adapten a las necesidades de la fuerza laboral y sectores específicos de la población. Por ejemplo, para las mujeres el aprendizaje virtual es más accesible que la educación presencial, citando la movilidad, la seguridad y las obligaciones familiares como sus principales factores de decisión. Según los datos del Informe de Mujeres y Habilidades de Coursera, la participación de las mujeres que aprenden en línea ha aumentado significativamente y está comenzando a igualar la participación de los hombres en muchos países; aumentando su participación del 38% en 2019 al 45% en 2021.
“Aprender nunca agota la mente”, dijo Leonardo Da Vinci y la UNESCO ha integrado ese mensaje al promover una cultura de educación para la vida (Lifelong learning). Este concepto considera las motivaciones, habilidades y formas de aprendizaje de una persona, así como el esfuerzo individual y colectivo que implica este proceso, incluso en la vejez.
En un mundo cada vez más incierto y volátil, donde abundan los datos, el “aprendizaje activo” sigue siendo una de las tres habilidades más demandadas para 2025. Las personas necesitan dar sentido a la información y comprender qué la determina para tener una visión coherente, significativa e innovadora. historia que nos permite adaptarnos a la realidad. Y, por lo tanto, se requieren programas para adquirir nuevas habilidades (recapacitación) o actualizar conocimientos y habilidades para mejorar el desempeño (perfeccionamiento). El interés por la digitalización y la tecnología es innegable, pero también juegan un papel muy importante las llamadas habilidades transversales: el pensamiento crítico, la resiliencia, la creatividad, la inquietud e iniciativa, la inteligencia emocional, entre otras.
Una propuesta que considere lo anterior contribuye a un cambio cultural que facilitará la internacionalización para crecer como sociedad y como personas en un mundo global y multicultural. Esto también atraerá talento y conocimiento interdisciplinario, y podremos transferirlo a quienes lo necesiten. De esta forma y gracias a la tecnología, hoy en día es posible realizar un curso o un máster desde cualquier parte del mundo y contar con profesores y expertos nacionales o internacionales sin importar dónde nos encontremos.
La formación online nos acerca a la comunidad y las empresas para mejorar la empleabilidad de sus trabajadores; y contribuye a formar un ecosistema más dinámico, transversal y colaborativo con las necesidades de diversas personas, sectores e industrias. Esta contribución no es menor en un contexto mundial complejo y con una coyuntura económica difícil como la actual, donde se espera que el enfriamiento de la economía genere un aumento del desempleo.
El reciente lanzamiento de nuestra primera Maestría en línea (Data Science, Global Public Health y Analytics for Business) y la próxima que comenzará en marzo de 2023, en Inversiones y Finanzas Aplicadas, nos permite proyectarnos en esta línea. Estos posgrados son altamente innovadores, no solo por su modalidad y su orientación hacia estudiantes de habla hispana de cualquier parte del mundo, sino también porque tienen un modelo curricular diferente: siguiendo la modalidad de educación continua, cada uno de estos programas contiene diplomados y cursos en cursos online gratuitos (MOOCs) en un modelo escalonado e integrado, que te permite avanzar paso a paso en la formación.
A través de la educación continua online, contribuimos a la formación de nuevos profesionales que tendrán que aprender y reaprender, que tendrán conocimientos de vanguardia, pero que también serán flexibles y capaces de adaptarse para afrontar mejor el futuro. Es relevante recordar a Heráclito hace 2.500 años, cuando dijo “el cambio es la única constante”. Las universidades deben asumir el reto de este aprendizaje permanente para un mundo en continuo cambio y evolución.
Ignacio SánchezRector de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Luz MonteroDirector de Educación Continua UC.
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