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Cuáles son los últimos tratamiento para el cáncer de próstata

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Él cáncer de próstata Es la primera causa de muerte por cáncer en hombres adultos en Chile, según datos del Observatorio Mundial del Cáncer (GLOBOCAN), y actualmente no existen estrategias de tratamiento completamente efectivas para este cáncer.

Según el Dr. Alejandro Godoy, líder del área de cáncer de próstata del proyecto IFAN P19 sobre Extractos Lípidos de Algas, e investigador del Centro de Biología Celular y Biomedicina de la Universidad de San Sebastián (CEBICEM), cuando el tumor está localizado las principales opciones son la cirugía y radioterapia. Sin embargo, estos tratamientos son eficaces sólo en una parte de los pacientes. “Entre el 30 y el 50% de los que se someten a una cirugía experimentan una recurrencia, reapareciendo el tumor fuera de la próstata”, detalla.

En los casos en que el cáncer regresa, se utiliza una segunda línea de tratamiento: terapia de privación de andrógenos. Esta estrategia busca inactivar la producción de testosterona y, en algunos casos, bloquear el receptor de andrógenos. “El problema es que, en la mayoría de los pacientes, estos tratamientos inducen un nuevo fenotipo dentro del tumor, conocido como ‘fenotipo resistente a la castración’, que es letal”, explica Godoy. A partir de ese momento, las opciones disponibles se limitan a tratamientos paliativos, principalmente quimioterapia.

Lo que para muchos puede ser un alga común y corriente, para el líder del área, podría ser un camino real para un potencial tratamiento que ayude a contrarrestar el cáncer de próstata. Motivado por encontrar posibles tratamientos que puedan convertirse en una solución para los pacientes que padecen este cáncer, el Dr. Godoy comenzó a investigar cómo funciona la conocida alga pelillo (Gracilaria chilensis) impactaron las células cancerosas de origen prostático.

Dr. Godoy Lleva casi siete años investigando los beneficios de estas algas, comunes en distintas regiones de Chile. para combatir el cáncer de próstata. Esta actividad corresponde a un proyecto colaborativo, en el que también participan académicos, Francisca Bronfman (líder del proyecto IFAN P19 sobre Extractos Lípidos de Algas) y Loreto Contreras, ambos pertenecientes a la Universidad Andrés Bello.

Interés por las algas Gracilaria chilensis, Además de su abundancia en la costa chilena y su uso histórico en medicina natural, Surgió de investigaciones previas que mostraban las propiedades bioactivas de otras algas marinas en enfermedades humanas.especialmente en procesos inflamatorios y cánceres. El equipo buscaba alternativas naturales que pudieran ofrecer un enfoque diferente a tratamiento convencional del cáncer de próstata, particularmente para casos avanzados resistentes a las terapias tradicionales.

La investigación revela que las algas Gracilaria chilensis Tiene propiedades que inhiben el crecimiento de las células cancerosas de próstata. esto es porque Contiene compuestos bioactivos que interfieren con el ciclo de vida de las células tumorales.impidiendo que se multipliquen y expandan a otros tejidos. Además, estas sustancias actúan sobre el microambiente del tumor, dificultando su capacidad para invadir nuevas áreas y avanzar hacia fases más agresivas de la enfermedad.

“En términos simples, Estos compuestos debilitan las defensas del tumor deteniendo su proliferación y limitando su expansión. Esto no sólo reduce el tamaño del cáncer, sino que también abre la puerta a tratamientos menos invasivos y con menos efectos secundarios”, explica el doctor Godoy.

Sin embargo, Godoy advierte que la investigación aún se encuentra en una fase preliminar, Por tanto, no es posible determinar con certeza su impacto terapéutico. A pesar de esto, los resultados son prometedores. “Disponemos de un extracto con múltiples potencialidades antitumoralescon un efecto potente y sostenido demostrado tanto en modelos in vitro como in vivo”, afirma.

Respecto a los mecanismos detrás de estos efectos, Godoy, sugiere que los beneficios podrían deberse a varios compuestos presentes en el extractoactuando de forma conjunta y posiblemente sinérgica. “Estamos centrados en estudiar cada uno de estos compuestos por separado para comprender mejor su función”, añadió.

“Cada uno de ellos (compuestos) tiene un efecto específico: algunos interfieren con el ciclo celular, otros modulan la inflamación y algunos inhiben la invasión tumoral”, agrega el académico de la USS. Por tanto, cuando se combinan, estos compuestos potencian su impacto, lo que abre la posibilidad de desarrollar un tratamiento más integral y menos tóxico.

Doctor Alejandro Godoy. Foto: USS.

Él El trabajo de investigación sobre estas algas en el cáncer de próstata podría convertirse en un potencial tratamiento terapéutico, y podría abrir la puerta a diversas estrategias terapéuticas, destaca el académico de la USS. “Estos compuestos tienen el potencial de prevenir o retardar el crecimiento tumoral, e incluso prevenir la formación de metástasis”, anotó.

El Dr. Godoy también destaca que, Según sus conocimientos de biología, es poco probable que un solo compuesto sea responsable de estos efectos. “Todo indica que es la combinación de varios compuestos del extracto, actuando en conjunto, lo que genera un impacto global sobre las células del cáncer de próstata”, explicó.

El estudio sugiere que las algas Gracilaria chilensis no sólo reduce la proliferación de células tumorales, sino también También reduce su capacidad invasiva, lo que podría cambiar el enfoque de futuros tratamientos. para el cáncer de próstata. Al limitar la propagación del tumor, estas propiedades podrían complementar las terapias existentes, mejorar la calidad de vida de los pacientes y retrasar la progresión de la enfermedad, especialmente en casos avanzados.

“Si logramos integrar estos efectos en un tratamiento, podríamos frenar la evolución del cáncer de forma más eficaz que con las terapias tradicionales. Esto permitiría tratamientos menos agresivos y más enfocados, incluso en pacientes con cáncer resistente a las opciones actuales”, afirma el doctor Godoy.

Los resultados de la investigación han mostrado diferencias importantes entre los modelos in vitro e in vivo. Mientras que en pruebas in vitro las células cancerosas responden rápidamente al extracto de algas, en modelos in vivo (realizados en organismos completos) Los efectos se vuelven más complejos debido a la interacción con múltiples factores biológicos. “Lo que funciona en un ambiente de laboratorio controlado no siempre se traduce de la misma manera en un organismo vivo, pero Estas pruebas nos ayudan a comprender cómo ajustar las dosis y combinaciones para avanzar hacia una aplicación clínica más eficaz.”, explica.

Para avanzar hacia ensayos clínicos en humanos, Será necesario realizar más estudios preclínicos para validar la seguridad y eficacia del extracto en organismos vivos. “El proceso requiere tiempo, ya que debemos afinar las dosis, analizar posibles efectos secundarios y comprender mejor los mecanismos celulares que genera el tratamiento”, comenta el investigador. Estos pasos serán esenciales para cumplir con los estándares regulatorios que permitan llevar la investigación del laboratorio a la práctica clínica.

Una de las mayores esperanzas del equipo de investigación es que El extracto de algas puede ofrecer una opción para pacientes con cáncer de próstata avanzado.especialmente aquellos con fenotipo resistente a la castración, que actualmente solo cuentan con tratamientos paliativos. “Si podemos demostrar que los compuestos de las algas reducen la capacidad invasiva y proliferativa de las células tumorales, podríamos abrir una nueva puerta terapéutica para este tipo de casos críticos”, afirma Godoy. Sin embargo, el camino hacia un tratamiento eficaz aún enfrenta desafíos científicos y regulatorios que deberán superarse en los próximos años.

Idealmente, se espera que los compuestos de Gracilaria chilensis Se pueden integrar tanto en tratamientos preventivos como curativos. En etapas tempranas, podrían ayudar a retrasar la progresión del cáncer en pacientes con diagnóstico temprano o de alto riesgo. En casos más avanzados, podrían formar parte de una estrategia terapéutica combinada, mejorando la eficacia de los tratamientos existentes. “También existe la posibilidad de desarrollar suplementos o fármacos preventivos que puedan beneficiar a poblaciones de riesgo, aunque para ello serán necesarios muchos más estudios”, concluye Godoy.

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