DIRECTOR:
Chile acaba de ser reconocido nuevamente a nivel internacional por su oferta turística. Una vez más, los premios que llegan de fuera ponen de relieve lo que nosotros mismos a veces olvidamos: somos un país con un potencial único, capaz de competir, y ganar, frente a los destinos más consolidados del mundo. Es un motivo de orgullo, sin duda. Pero también la reflexión.
Porque mientras el mundo celebra lo que ofrece Chile, internamente seguimos actuando como si el turismo fuera un accesorio y no una industria estratégica. El Presupuesto 2026 entregado por el gobierno, actualmente en discusión, lo deja en evidencia: no hay señales claras de fortalecimiento, ni en promoción, ni en infraestructura, ni en apoyo a quienes viven del turismo. La contradicción es evidente. No se pueden exhibir premios cuando conviene para una foto y, al mismo tiempo, relegar el turismo a un segundo plano a la hora de asignar recursos.
El reconocimiento internacional debe traducirse en acciones nacionales. Si Chile resulta premiado como destino líder, entonces el Estado debe tratar al turismo como lo que realmente es: una palanca de crecimiento económico, empleo local y posicionamiento país. Hoy, el presupuesto para promoción internacional alcanza aproximadamente los 7 millones de dólares. En comparación, países vecinos como Perú destinarán más de 40 millones de dólares y Ecuador pasará de 8 a 30 millones. ¿Cómo pretendemos competir en igualdad de condiciones si seguimos invirtiendo una fracción de lo que gastan nuestros vecinos?
Felicitémonos, sí. Pero, sobre todo, pongamos nuestro dinero donde ponemos nuestros discursos. De lo contrario, estos premios seguirán llegando de fuera, mientras nosotros sigamos sin asumir nuestra propia grandeza.
Jose Pakomio
Presidente de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de Chile