“Sin participación privada no se alcanzará la meta de inversión del 1% del PIB en I+D”, así declaró recientemente a la prensa la ministra de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, Silvia Díaz, que causó gran impacto en la comunidad científica, el mundo académico y el sector empresarial. Chile es muy pobre en desarrollo en Investigación y Desarrollo frente al 2,34% que invierten en promedio en los países de la OCDE.
El Secretario de Estado tiene toda la razón al mencionar que se requiere del sector privado para lograr la meta. La mejor fórmula para la innovación es unir los centros tecnológicos y científicos como un sistema, que son principalmente universidades, con el apoyo de organismos gubernamentales como Corfo y luego las empresas como usuarias de tecnología.
Sin embargo, este modelo funciona cuando el resto de las ecuaciones del sistema están en calma, como los niveles económicos (inflación), la seguridad política y la seguridad social. Lamentablemente, estos últimos son una prioridad y basta con comprar en un supermercado o leer las noticias para observar que estas condiciones no se dan hoy en el país. Además, tenemos una economía que está entrando en recesión y con un aumento del desempleo. Nuestra posición en el mundo es totalmente dependiente y mientras haya una economía en riesgo en el exterior, será peor en nuestro país.
El actual gobierno, si hace una muy buena maniobra de incentivos, quizás mantenga el 0,34% de I+D sobre el PIB, pero triplicar esa cifra al 1% requiere una economía mucho más sana y un sector privado con reglas claras de inversión.
El próximo año y durante el 2024 podríamos tener un acercamiento a esta medida y eso le dará más tiempo al gobierno para madurar en cada cargo que le encomiende.
Cabe señalar que los sectores público y privado se unieron para combatir la pandemia trabajando en conjunto clínicas y hospitales, lo que se sumó a los millonarios aportes que hizo la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) en el fondo de emergencia ($50 mil millones) y la oferta de sus instalaciones y laboratorios para hacer frente a la crisis sanitaria.
En relación con lo anterior, los mismos esfuerzos deben realizarse para generar esta estrategia o cruzada de I+D+i en la que se unan el sector privado, el Estado, las universidades y la sociedad civil para que el país promueva la innovación, la cual debe estar enfocada en las siguientes tres áreas . Estas áreas son, sequía; es una realidad que no se puede seguir eludiendo, por lo que es necesario un esfuerzo como país para superarla. Segundo, en minería ya que está el reto de seguir liderando la producción de cobre y a la vez ser sustentable, pero por qué no empezar a desarrollar tecnologías en lugar de exportar todo el mineral y lo mismo se debe replicar con el litio y por qué no pensar en generar nuestro propias tecnologías de litio y ahorrar la energía generada por las energías renovables. En esta materia, es clave la alianza que se pueda realizar con Bolivia y Argentina para formar un hub de litio en la región.
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