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El abogado que “gatilló” contacto de Palma con Hermosilla
Las última dos semanas, el abogado Juan Enrique Urrutia Rivas -otrora integrante del estudio de Luis Hermosilla, formalizado por delitos tributarios, soborno y lavado de activos- ha sentido que su nombre ha sido “manoseado”.
A propósito del denominado caso Audio, como asegura el profesional en conversación con La Tercera, ha visto que se le vincula con las indagaciones que se siguen en contra del fiscal regional de Aysén, Carlos Palma, y contra el exfiscal Manuel Guerra, por conversaciones que ambos sostuvieron con el reconocido penalista y que darían cuenta de eventuales delitos.
Pese a ello, según insiste, nunca tuvo conocimiento de los hechos por los que hoy se investiga a Hermosilla. Esto, sostiene, a pesar de que formó parte de la mencionada oficina por alrededor de 7 años, entre septiembre de 2015 y marzo de 2022.
“Siempre estuve abocado a lo jurídico, integrando un equipo en la oficina de Luis Hermosilla. Un equipo de seis, siete abogados y jamás me enteré de todo lo que ha salido a la luz a raíz del caso Audio. Es más, lo más probable es que, de haberme enterado de estas conductas, me hubiera ido de la oficina con anterioridad”, sostiene el abogado.
Su nombre apareció en notas de prensa a raíz de conversaciones que mantuvo Hermosilla con el fiscal Palma en 2022, en medio de la formalización de imputados por Ley 20.000 en Coyhaique. Esos contactos generaron que al persecutor se le abriera una nueva investigación, por violación de secreto, aunque tanto él como la defensa del abogado aseguran que sólo dialogaron porque usted defendía a uno de los imputados. ¿Qué supo de eso?
No tengo absolutamente ningún conocimiento de cuáles habrían sido las conversaciones que pudieron haber tenido. Yo había renunciado a la oficina en marzo de 2022, mi finiquito tiene fecha de 30 de marzo, y por un tema de buenas relaciones con el señor Hermosilla, se me permitió quedarme físicamente en la oficina mientras definía bien mi futuro. Fue así que, en octubre de ese año, cuando yo ya estaba en calidad de independiente, me contrató el señor Yáñez, a quien le estaban imputando un delito de tráfico de drogas, asociación ilícita, estafa y apropiación indebida. Decidí asumir ese patrocinio, aunque por lo general no tomo causas de ley 20.000.
¿Es verdad, entonces, que ese episodio dio paso al contacto entre Palma y Hermosilla y a su salida total de esa oficina?
Recuerdo que yo estaba en el mitad de la audiencia y me preguntó si yo estaba tomando esta causa. Le dije que sí y me pidió si por favor la podía tomar fuera de la oficina porque no quería que la tomara en sus dependencias. Y yo, que ya estaba comprometido con esa causa, tomé la decisión de continuar con ese patrocinio y tomarla fuera de la oficina, y ahí me fui físicamente de la oficina. Ahora, cualquier conversación que pudo haber existido entre el señor Hermosilla con el señor Palma, o con cualquier otra persona a lo largo de los siete años que estuve en esa oficina, la verdad que lo desconozco.
¿Qué le pareció la postura que tomó el abogado?
Encontré superrespetable su posición. No le gustaba la causa, no quería que la tomara así que no hubo mayor discusión. Yo inmediatamente le dije ningún problema, me voy y me fui. No fue algo que yo le cuestionara.
¿Y qué le parece que se haya justificado esta comunicación que mantuvo el penalista con el fiscal con su rol?
Yo no tengo dudas respecto del trabajo que yo estaba haciendo. Y, en verdad, todo lo que pueda haber hablado el señor Hermosilla, no solamente con el fiscal Palma sino que con todas las personas que han sido nombradas en estos meses, creo que tanto yo como el resto del equipo siempre las desconocimos. No teníamos ningún conocimiento de eso.
Pero aunque lo desconocía, ¿le llamaban la atención ciertas actuaciones del abogado?
Al momento de entrar a trabajar en 2015 a su oficina, sabía que era una oficina muy connotada. O sea, Luis Hermosilla era uno de los penalistas más connotados del país. Y fue eso obviamente lo que a mí me sedujo para postular a esa oficina. Había casos que eran mediáticos, tomaba la defensa de empresarios, políticos. Entonces, desde el punto de vista jurídico y como formación profesional, me parecía que era una tremenda oficina. La verdad que Hermosilla siempre fue un abogado que a sus abogados les encargaba misiones netamente jurídicas. Jamás estuve en una reunión con él y con autoridades presentes, donde, por ejemplo, se pudieran conversar estas situaciones. La verdad es que no tenía sospechas.
Ahora usted también ha sido mencionado a propósito de otro episodio, por ser sobrino de uno de los ministros que revisó la causa de Héctor Espinosa en la sala que supuestamente “armó” el exfiscal Manuel Guerra a petición de Hermosilla, que en ese entonces representaba al exdirector de la PDI.
Efectivamente, al igual que el resto de la oficina, fui parte de la defensa del señor Héctor Espinosa, que en ese momento era el director general de la PDI. Recuerdo que en la audiencia de formalización quedó en prisión preventiva, se presentó un recurso de apelación y la apelación la tomó el señor Hermosilla. Ahí no participé. Efectivamente un tío mío, que es primo hermano de mi papá, es abogado integrante de la Corte de Apelación de Santiago hace varios años atrás, y respecto de él tengo la mejor opinión, tanto personal como profesional. Entiendo que participó de esa sala. Ahora, yo la verdad que desconozco cualquier conversación que haya tenido el señor Hermosilla con el señor Guerra, en este caso.
¿Descarta haber tenido influencia?
Yo no tuve ningún acercamiento con ello. Yo era un abogado joven, dedicado absolutamente al tema jurídico. El señor Hermosilla era muy de compartimentar la información, analizaba qué cosas le contaba a cada uno y los abogados que integramos el equipo siempre nos abocamos a los temas jurídicos, a las defensas en tribunales, a los patrocinios, presentar querellas, asistir a audiencias, etc. Jamás en conversaciones con terceras personas que tenían influencia en el poder.