La Democracia Cristiana, uno de los principales partidos políticos chilenos, que vivió su esplendor en la segunda mitad del siglo XX y en años posteriores, experimenta un lento declive. Se habla desde hace años de su deterioro y la crisis se ha cristalizado aún más en los últimos meses, con la dimisión de líderes históricos, clanes emblemáticos y parte de las bases. Su nuevo presidente, Alberto Undurraga, enfrenta la abrumadora tarea de levantar a la comunidad, pero la hemorragia aún no se detiene. Quienes han dimitido hablan de que hoy la DC no representa el centroizquierda que encarnó en el pasado.
La actual crisis del partido tiene explicaciones históricas de alcance global, como la propia caída del Muro de Berlín, pero también causas locales. El fin de la Concertación en 2010 y las nuevas alianzas, como la formada en el gobierno de la Nueva Mayoría de Michelle Bachelet, con el Partido Comunista, son parte de un pasado reciente marcado por complejidades. La convivencia interna se ha deteriorado y las posiciones en torno al plebiscito de salida -votar, aprobar o dejar la libertad de acción- revelaron las posiciones políticas irreconciliables que se viven en una DC desdibujada.
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Para hablar desde una perspectiva histórica de lo que está pasando en este partido y entender las causas de la crisis, hoy, en Café Diario, hablamos con Ignacio Walker, exministro, exparlamentario y expresidente de DC, quien hace apenas unas semanas tomó la decisión de renunciar a la comunidad donde hizo su vida política.
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