La instalación del cable submarino Humboldt, que conectará a Sudamérica con Australia y desde allí con Asia a través del Océano Pacífico, es mucho más que un trabajo de telecomunicaciones. Con sus 14.800 kms. Long es una afirmación de la autonomía digital en un escenario global polarizado por bloques tecnológicos. Alrededor del 95% del tráfico de datos intercontinentales viaja a través del fondo del mar, y cada punto de aterrizaje es un nodo de soberanía, pero también de vulnerabilidad.
Este notable trabajo de desarrollo, promovido por el país de desarrollo de la compañía pública durante el segundo gobierno del presidente Sebastián Piñera, exigió la búsqueda de socios y usuarios, y finalmente se formó una alianza de marketing de cable con Google. También exigió superar los intereses geopolíticos de consideración o exclusión de otros actores, por lo que concluir en Australia nos permitió evitar adecuadamente estas tensiones.
El cable en cuestión está actualmente en construcción y debe entrar en funcionamiento en el primer trimestre de 2027.
Desde un punto de vista geopolítico, el cable hace que nuestro país sea un CENTRO Digital en la región y en la puerta digital directa de América Latina con Asia y Oceanía. También facilita la instalación del centro de datos en nuestro país, dada la mejora de la velocidad en la transmisión de datos o disminución en los tiempos de latencia.
Para Chile, este cable nos permite dejar de ser un punto terminal en la red global y esto tiene profundas implicaciones para nuestro desarrollo: nos posiciona como una plataforma de conectividad para la región; Atrae inversiones en centros de datos, servicios digitales y tecnologías emergentes, y fortalece nuestra competitividad en una economía cada vez más establecida en las comunicaciones.
El cable transpacífico también representa un compromiso con la soberanía tecnológica de Chile. En un contexto global donde la geopolítica digital adquiere una importancia creciente, tener una infraestructura crítica administrada con la participación chilena es esencial para garantizar nuestra autonomía en la toma de decisiones y fortalecer nuestra presencia en las redes internacionales.
Sin embargo, para que la isla de Pascua y el archipiélago de Juan Fernández han estado fuera de esta red. Desde una perspectiva estratégica, es esencial que nuestro chile insular haya instalado redes. En este sentido, las conversaciones entre el estado de Chile y Google serán decisivas para lograr al menos la instalación de unidades de Derivación En el fondo del mar.
Finalmente, el cable Humboldt no es solo un mero hito tecnológico: es un puente para acercar a las personas, acortando las brechas digitales y tecnológicas. Un medio para reducir las diferencias en el acceso a la educación digital, la salud en línea, al comercio electrónico y oportunidades de desarrollo en todo el territorio. Consagraciones, en esencia, una carretera digital que permite el mismo acceso a los servicios y el conocimiento.
Por Teodoro RiberaRector de la Universidad Autónoma de Chile y ex Ministro de Asuntos Exteriores