En un contexto de enfriamiento en las inversiones de venture capital (capital de riesgo para startups) y una baja en la cantidad de exits en Chile y la región, Manutara Ventures ha desafiado las tendencias del mercado.
El fondo de venture capital chileno, fundado por Ricardo Donoso y Cristián Olea, basado en Miami, Estados Unidos, ha logrado en lo que va del año, tres exits, como se denomina la salida de un inversionista de una startup con la obtención de beneficios, y está cerca de cerrar un cuarto.
Donoso -que participará en el panel de venture capital de Chile Day que parte esta semana- dijo que si bien aún no puede revelar los nombres de las startups, estas pertenecen a los sectores fintech, e-gaming y quantum computing.
También compartió las claves de estos logros y adelantó que tras estos resultados, evalúan estructurar un tercer fondo, con posible participación de inversionistas institucionales.
Manutara Ventures comenzó a operar en 2017, cuando Donoso y Olea, en ese entonces competidores en empresas de mensajería de texto, unieron fuerzas para invertir en startups chilenas y latinas.
Ambos contaban con experiencias previas en exits. Donoso, además de vender su compañía de mensajería, cofundó Frontier Car Group, que recaudó US$ 400 millones y se vendió en 2019. Olea, por su parte, tuvo un exit en 2009 con su empresa.
Su primer fondo, de US$ 20 millones -ya cerrado- se destinó a 15 startups en etapa temprana con tickets de unos US$ 500 mil. El segundo, de US$ 28 millones y con respaldos de hasta US$ 1,5 millón, ha entregado capital a siete startups y tiene cerca de un 50% de ejecución.
Las claves del éxito
Las tres startups que tuvieron su exit, más la que está por cerrarlo, provienen del primer fondo, cuya tesis de inversión se enfocó en empresas con potencial de escalamiento internacional en tres verticales: fintech, computación cuántica y e-gaming.
“Tenemos buenas empresas en el portafolio; con utilidades, otras en pleno crecimiento expansivo y con números significativos”, dijo.
Aunque no existe una receta, Donoso comentó que las claves para lograr estos exits incluyen la búsqueda permanente tanto de startups como de potenciales salidas o desinversiones.
“No es casualidad que hayamos vendido; son búsquedas continuas para maximizar nuestras posiciones y los retornos a los inversionistas”, explicó.
Otro factor, dijo, son los exits propios. “Contamos con un pequeño playbook (metodología) que está funcionando, relacionado con cómo nos involucramos con las compañías y nuestra red de contactos con fondos más grandes, que suelen entrar en etapas posteriores a la nuestra. Aunque somos minoritarios, siempre buscamos llevar a las compañías a un exit o salir nosotros como fondo”, afirmó.
También destacó el seguimiento al unit economics (unidad económica), es decir, a las métricas de las startups, clave para explicar a un inversionista cómo está el negocio al levantar capital.
Hay fundadores que no quieren vender y las fórmulas de salida son otras. Esto ocurrió en uno de sus exits. En este caso, comentó Donoso, las visiones entre Manutara -único inversionista- y de los emprendedores comenzaron a divergir.
“La startup había generado tanta caja que compraron nuestra posición. Fue una decisión valiente, y como emprendedor, me dio gusto verlos tener el coraje de hacerlo”, comentó.
Los otros dos exits incluyen la venta total de una startup a una empresa canadiense de ciberdefensa por su tecnología, y el 40% de la otra a un fondo internacional de secundarias.
Manutara Ventures saca cuentas positivas: ha vendido menos de 10% de sus activos bajo administración (AUM, en inglés), han retornado todo el capital a sus inversionistas, incluyendo a Corfo, y además han generado utilidades. “Es decir, pagamos toda la fiesta y todavía nos queda un 90% de los activos adentro”, afirmó Donoso.
Fondo con institucionales
Este año, Manutara Ventures ha invertido en CodeGPT (inteligencia artificial), Koywe (cripto) y, junto a H&M, en Vestuá (ropa de segunda mano). Donoso proyecta cerrar 2024 con otras cuatro inversiones.
Con los tres exits logrados y la validación que supone, contemplan la estructuración de un tercer fondo, pero de mayor tamaño.
“Vemos una oportunidad para hacer algo más institucional. Nos gustaría enfocar un tercer fondo más grande, considerando la participación de AFP, empresas de seguros y otros fondos internacionales importantes”, comentó.
Este sería el “próximo paso” para el mercado chileno y latinoamericano. “En México y Brasil ya hay algo, pero en Chile aún no”, dijo.
Donoso reveló que ya han tenido conversaciones con actores de ese sector y que “en general, la industria está esperando los exits”.
Si bien no tiene una fecha concreta, adelantó que durante el primer semestre de 2025 “podría ser oportuno”, con la posible baja de tasas en Estados Unidos y la recuperación de los activos alternativos.
El hidrógeno verde es un combustible limpio que puede usarse en la industria química, petroquímica, siderurgia y transporte, entre otras aplicaciones. Ha generado, por lo tanto, interés tanto del sector privado como de los gobiernos en el camino hacia la transición energética. En Chile, se han anunciado a la fecha más de 70 proyectos de hidrógeno verde (H2V), los que suman una inversión cercana a los US$ 500 mil millones, y con el potencial de generar más de 100 mil puestos de trabajo.
La región que genera mayor interés es Magallanes, que podría producir el 13% del H2V mundial, con un potencial eólico que superaría en siete veces la actual matriz eléctrica chilena. Pero existen crecientes voces ciudadanas que piden un análisis más profundo del impacto de este tipo de proyectos.
El desarrollo del hidrógeno verde no solo depende de su viabilidad técnica o económica, sino que de cómo se gestione las expectativas de actores comunitarios relevantes, tanto locales como nacionales.
Según un análisis de Teco Group, de los 10 proyectos vinculados a H2V ingresados al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) entre 2020 y 2024, tres se ubicarían en la Región de Antofagasta, tres en Valparaíso y cuatro en Magallanes. Sin embargo, las iniciativas de Magallanes concentran el 92% de las observaciones ciudadanas.
“Magallanes concentra altas expectativas del Estado para posicionar a Chile como un actor estratégico a nivel mundial en la industria, pero al mismo tiempo están surgiendo preocupaciones desde distintas organizaciones por los posibles impactos de este tipo de proyectos. Magallanes tiene buena calidad de vida. La gente quiere mejoras, pero no alteraciones radicales en su entorno y/o cotidianidad”, explicó a DF el consultor de Teco Group, Cristián Varela.
Principales observaciones
En concreto, de las cuatro iniciativas relacionadas con hidrógeno verde que se han presentado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) para la región, dos de ellas han recibido observaciones ciudadanas: Parque Eólico Faro del Sur y Planta de combustibles carbono neutral Cabo Negro -ambas de la empresa HIF- hasta el 31 de julio de 2024.
De acuerdo a la descripción ingresada al SEIA, el proyecto Parque Eólico Faro del Sur contempla la construcción y operación de un parque eólico, en la comuna de Punta Arenas, con una potencia nominal de 384 MW y una vida útil proyectada de 29 años. El parque estaría conformado por 64 aerogeneradores de tres palas, que se distribuirán en una superficie predial total de 3.791 hectáreas, aproximadamente.
Por su parte, la Planta de combustibles carbono neutral Cabo Negro consiste en la construcción y operación de una planta química de e-combustibles para la producción de e-Metanol (CH3OH), e-Gasolina y e-GL (gas licuado), que se ubicaría en Punta Arenas, en una superficie aproximada de 57,97 hectáreas.
En total, se presentaron 370 observaciones y ocho personas concentran el 51% de ellas: cinco residen en Magallanes y tres en la Región de Valparaíso.
El tema “aves” fue el único común presentado por los ocho observantes. Las críticas hacen referencia a la falta de detalle en la información referente a rutas y altitudes de vuelo, así como a las especies identificadas. Se solicita una nueva valoración de impactos y evaluación de las medidas de mitigación.
Además, se señala la omisión de la consideración de espacios reproductivos vinculados al soterramiento de la línea de transmisión y la falta de atención a los sitios de nidificación. También se cuestiona la metodología empleada para la identificación de especies nocturnas, entre otras temáticas.
Otro de los temas abordados es “impacto en fauna” (por siete observantes), como la omisión de los efectos del soterramiento de la línea de transmisión, impacto en invertebrados y vertebrados terrestres, insuficiente consideración de rutas de mamíferos, entre otros.
También se plantea como temática la “relación con planes y programas regionales” (siete observantes), buscando que se especifique cómo el proyecto se integrará y adaptará a los diversos instrumentos de planificación territorial en la región.
A eso se sumaron observaciones sobre “geomorfología/geografía” (seis), “paisaje” (cinco), “especificaciones sobre subproductos generados” (cinco) y “residuos sólidos domiciliarios” (cinco), entre otros.
Los desafíos
Según Varela, existen dos grandes desafíos: cómo crear un entorno favorable para la tramitación de proyectos y, al mismo tiempo, cómo monitorear la sensación ambiente y nivel de expectativas.
“En el primer caso, se está tramitando la ley que busca agilizar y robustecer el sistema de permisos y tramitación de proyectos; en el segundo, hay que tener claro que no se trata solo de descarbonización o energía limpia para combatir el cambio climático, sino también de generar beneficios concretos y visibles a nivel local”.
En este sentido, el informe de Teco Group puso énfasis en que el desarrollo del hidrógeno verde no solo depende de su viabilidad técnica o económica, sino que de cómo se gestione las expectativas de actores comunitarios relevantes.
Además, resaltó la importancia de que existan espacios de diálogo locales, pero también en el país, “teniendo en cuenta que la Región de Magallanes, en particular, está siendo observada por grupos ambientalistas a nivel nacional”.