El proceso electoral del domingo abre una serie de aristas que van más allá de la nueva carta fundamental. Partidos y coaliciones harán definiciones de más largo plazo.

Los meses pasaron volando y mientras la Comisión Pericial se encuentra inmersa en la etapa más compleja de su trabajo, el próximo domingo los chilenos acudirán nuevamente a las urnas -bajo voto obligatorio- para elegir a los 50 asesores constitucionales que formarán parte de la redacción del nuevo Carta Fundamental. ¿Qué factores estarán en juego? Aquí los principales.

1 factor de seguridad

La crisis ciudadana es el tema que, con diferencia, más preocupa a la ciudadanía y es el tema que ha dominado la agenda en los primeros meses del año. Con una mirada estratégica, la oposición se alzó y fortaleció en medio del recrudecimiento de hechos violentos, no solo en la Macrozona Sur, sino en todo el país.

Esto obligó a la izquierda, encabezada por el gobierno, a asumir un tema ideológicamente más alejado de él. Pero las medidas adoptadas por el Ejecutivo son vistas como tibias por los chilenos que, según todas las encuestas, viven con miedo.

Este factor, según diversas encuestas, soplaría a favor de los candidatos a concejales de derecha y de centroderecha.

2 Disputa por la hegemonía de la derecha

Lo anterior nos lleva a la preocupación de que desde hace un par de meses la centroderecha -léase UDI, RN y Evópoli, agrupadas en Chile Vamos-, ha venido endureciendo sus posiciones para no perder el electorado hacia la derecha más radical liderada por José Antonio Kast.

De ahí que el pacto se agrupara bajo el lema de “Chile Seguro”, paraguas bajo el cual competían sus candidatos a cabildo. Estos partidos tienen un doble desafío: competir contra sus adversarios naturales -el centroizquierda- y contra el Partido Republicano que, según la encuesta de Criteria de los primeros días de abril, le pisa los talones (37%) a Chile Seguro. (38%) en intención de voto.

Eso, sin mencionar que la misma encuesta arroja que el Partido Popular (PDG) es el que lideraría con el 41%, lo que le abre otro flanco a Chile Vamos, pues hay muchos en el sector que creen que la tienda fundada por Franco Parisi está surgiendo del electorado descontento de Chile Vamos.

3 División de Socialismo Democrático

Hace unos meses, el Socialismo Democrático tomó una difícil decisión de cara a este proceso electoral, cuyas consecuencias ya se vislumbran en el sector. El bloque PS-PPD postula al órgano constitucional por separado.

La presidenta de este último, Natalia Piergentili -candidata a concejal por la Región Metropolitana-, arrastró a su grupo a un pacto con la Democracia Cristiana (DC) y el Partido Radical (PR), Todos por Chile. Ambos partidos llevan años perdiendo fuerza electoral, lo que se evidencia en su escasa presencia en el Congreso, que decreció con la dimisión de varios diputados y senadores de la carpa falangista.

De hecho, un sector importante del PPD está convencido de que fue una mala jugada. Y aunque no parece que vaya a ir mucho mejor el pacto entre el Partido Socialista (PS), el Frente Amplio (FA) y el Partido Comunista (PC), Unidad por Chile, estiman que juntos el PPD y el PS habría funcionado mejor. .

El temor a una baja representatividad es estratégico, ya que eso implica una menor influencia de las ideas del sector en la nueva Constitución.

4 La hegemonía del centroizquierda

En la separación de las dos fuerzas tradicionalmente más consistentes del centroizquierda en esta elección radica una disputa por la hegemonía del sector. Si bien ninguno tendrá la fuerza necesaria para imponerse en el Consejo Constitucional, el que mejor salga podrá imponer su liderazgo en el futuro, pensando en los retos políticos que tiene por delante. Algo que sigue siendo importante para el PS, donde un sector de la comunidad ha estado pensando en enarbolar el nombre de Álvaro Elizalde en la próxima carrera presidencial. Mientras que, al frente, en el PPD aún no hay carta. Y aunque todavía falta mucho para eso, las fichas ya se están asentando y el liderazgo se está asentando en estos procesos.

5 Futuro de la agenda de gobierno

Donde más les preocupa el resultado electoral del domingo es en La Moneda. Aunque el Gobierno ha tratado de no cometer el error de involucrarse demasiado en este segundo proceso -para no asumir los costes de la derrota del oficialismo, que los más fríos ya dan por hecho-, será muy difícil no a asumir la responsabilidad de leer los ganadores.

Si tras el triunfo del Rechazo, la oposición asumió el discurso de que los ciudadanos no quieren los cambios propuestos por la Convención Constituyente, e incluso los republicanos argumentaron que Chile no quiere una nueva carta fundamental, la eventual derrota del oficialismo podría hacerlo aún más complejo. llevar a cabo las emblemáticas reformas del presidente Gabriel Boric, que podrían terminar en el cajón del olvido. Esto obligaría al Ejecutivo a tomar el camino del realismo político, que ya ha comenzado a recorrer, ya renunciar a sus objetivos más profundos, incluidos los cambios fiscales.

6 El sello de la nueva Constitución

El triunfo de la derecha -incluidos sus matices- podría contribuir a consolidar las propuestas más conservadoras que un sector de la Comisión Pericial ha tratado de plasmar en el anteproyecto que servirá de base al trabajo del Consejo Constitucional. Los mismos que fueron aprobados en general por el pleno de la instancia, pero que en esta etapa están siendo duramente cuestionados por los sectores progresistas y más de izquierda de la organización. Algunos sectores políticos especulan que, si prevalece la derecha, la nueva carta magna podría llevar un sello más neoliberal, que es precisamente lo que los sectores de izquierda quieren amortiguar.

En medio de esta tensión, si juegan las cartas de la derecha y los sectores más moderados de centroizquierda y centroderecha optan por la unidad, podrían llegar al término medio al que aspira la mayoría de los chilenos.