Economia
Eugenio Tironi, sociólogo: “Hay que evaluar a los gobiernos por las crisis que evitó, no por lo que consiguió”
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El mito urbano es que Eugenio Tironi es un “orejero” del Presidente Boric. Alguien que está a tiro de teléfono para él, un asesor en las tinieblas. El sociólogo niega que la realidad sea tal cual. Cuenta que el Presidente, como varios de sus predecesores, acostumbra a llamar a bastantes personas para conversar o les envía breves mensajes, pero que su estilo es el de empoderar a sus ministros y a quienes están en su gobierno.
Con Gabriel Boric se conocieron en 2018 cuando Tironi publicó su libro “Historia personal del No”. En esos días el diputado magallánico estaba interesado en entender los procesos histórico-políticos en los que Tironi había sido protagonista (o testigo privilegiado): la renovación socialista, cómo se creó la Concertación, cómo se configuró el gobierno de Aylwin, y una profunda comprensión de por qué fracasó Allende. “Siento afecto por él y quiero que le vaya bien, pero no formo parte de ningún tercer o cuarto piso”.
Ahora, cuando Boric está en la mitad de su mandato, Tironi analiza, desde las alturas de su oficina en Las Condes, lo que ya fue y lo que se viene. Es extremamente realista, pero conserva el optimismo.
“El mundo no está mejor. Chile hoy no está mejor, pero dudo que con otro gobierno lo estaría”.
“Tenemos la suerte de tener un gobernante que no se encerró en el fanatismo”.
“Boric tiene un carisma personal a lo Allende. Algo así como “este es un gobierno de mierda, pero es mío”.
“La derecha no puede seguir con este eterno ronroneo de que el resultado del gobierno de Piñera fue culpa de la oposición”.
– ¿Qué le faltó al Presidente Boric en estos dos años?
– Cuando el Presidente dijo hace unos días que su mayor fracaso había sido la derrota en el plebiscito del 4S, no se le tomó el peso. Fue el proyecto político de Gabriel Boric el que estuvo en el proyecto constitucional de la Convención y por eso a él le dolió tanto la derrota. Estimo que en eso estuvo equivocado y se dio cuenta cuando el 62% de los chilenos le dijo que no (rechazo).
-¿Estaba entonces gobernando, sin saberlo, en contra de las grandes mayorías?
– Él creía que el contenido del proyecto constitucional de la Convención interpretaba a la mayoría, pero descubrió que solo interpretaba a un archipiélago de pequeñas minorías que representaban menos del 40% de la votación.
– ¿Entonces el Presidente, rodeado de este archipiélago de minorías, no supo ver porque su mundo era muy estrecho?
– Él proviene del mundo parlamentario, que es muy polarizante y tiene una formación de dirigente estudiantil y de activista. Entre los jóvenes, la agenda cultural del Presidente, es la que gana. Pero cuando se trata de gobernar a la mayoría de las chilenas y los chilenos, es otra cosa. Y Boric lo reconoció. No ha habido un Presidente de la República en Chile que haya hecho un reconocimiento así. Imagine que Allende hubiera dicho “saben que más, yo no estoy interpretando al país real y voy a cambiar”. ¡Es muy notable!.
– Aceptó, sin más, la derrota.
– Una derrota relativa, porque fue a los siete meses de asumido en el Gobierno, aunque fue un tiempo que podría haberse utilizado mejor. Pagamos un bajo precio por probar que ese camino era inviable.
Tenemos la suerte de tener un gobernante que no se encerró en el fanatismo. En política esto del heroísmo de seguir adelante a lo Juana de Arco, aunque nadie te siga, es tentador. Y no es lo que está haciendo Boric.
Hay una actitud miope y mezquina de la oposición, pero también de nosotros, los más viejos. Si un hijo nuestro repara una falta, nosotros lo abrazamos; pero el mundo del establishment político, económico y empresarial, no ha tenido esta actitud con Boric. El ego herido de haber perdido el control del poder en manos de un joven de izquierda, de Punta Arenas, sin nexos, y que no proviene de ninguna familia reputada, se los impide. No asumen que Gabriel Boric es una figura que ha sacado lecciones y que ha actuado en consecuencia.
– Hay dos visiones que se han contrapuesto en estos días: la oficialista, que dice que estamos mucho mejor que hace dos años cuando recibieron el Gobierno del exPresidente Piñera; y la de la oposición, que recuerda que el país estaba tan mal a fines de la administración anterior porque la oposición -que ahora es Gobierno- no los dejó gobernar…
– El relato de la derecha que Piñera, sus ministros y su programa eran perfectos, pero que no los dejaron gobernar, me parece insostenible.
– La muerte del exPresidente Piñera no ayuda a poder aclararlo.
– La muerte de Piñera ha creado una mitología. Cualquier autocrítica se hace todavía más difícil. Si uno es objetivo, Piñera salió electo con una buena mayoría y sin mayoría en el Congreso (como varios de los presidentes anteriores). Ese Gobierno, a poco andar, fue rechazado por la población. Molestaron sus tintes aristocráticos y que no lograra un crecimiento económico al nivel de las expectativas de las empresas que ellos mismos poseían. Sabemos que el estallido de 2019 no se produjo por la conspiración de los comunistas, ni de venezolanos. Eso es más estúpido que decir que el golpe de Estado de 1973 ocurrió por la actuación de la CIA. La derecha no puede seguir con este eterno ronroneo de que el resultado del gobierno de Piñera fue culpa de la oposición.
No mejor, no peor
– ¿Está entonces Chile mejor que hace dos años, como dice el gobierno?
– El mundo no está mejor. Chile hoy no está mejor, pero dudo que con otro gobierno lo estaría. Imaginemos a Chile con Kast como Presidente ¿Qué estaría pasando en la Plaza Italia? ¿Y en La Araucanía? ¿Qué haríamos para devolver a los inmigrantes a sus países? ¿Se habría logrado aprobar todas las leyes que refuerzan la inteligencia y la seguridad ciudadana sin los votos de la izquierda?
Hay que evaluar a los gobiernos por las crisis que evitó, no por lo que consiguió. Esta es una frase de Harold Wilson a la reina Isabel de Inglaterra. De Piñera rescatamos su rol en la reconstrucción tras el terremoto del 2010 y sus logros en la contención del Covid. De Bachelet 1 reconocemos cómo logramos salir bien parados de la crisis económica de 2008. Y de Aylwin, cómo consiguió consolidar la democracia con Pinochet como actor.
Boric, tildado “el adalid de la izquierda”, puede que logre orden público, ya que ha conseguido pasar las leyes más estrictas en materia de seguridad pública. Con él se consolidó la presencia de las Fuerzas Armadas en la Araucanía. Con él, un populista y un supuesto ignorante en economía, se ha logrado -junto con el Banco Central – bajar la inflación y ordenar la economía.
– El Presidente ahora reconoce que no sopesó, al principio, la importancia que tenían para la población la seguridad ciudadana y el crecimiento del país…
– Boric es un heredero de su generación, de los millennials. Nació, se educó y se formó en un país donde el crecimiento era natural, donde no existía la palabra inflación, y donde el problema fundamental del país era la desigualdad. El concepto de crecimiento era más una amenaza que un logro, un costo sobre el medioambiente y la naturaleza, la imposición de un stress en la vida cotidiana, la entrega del cuidado de la familia a terceras personas. La ética del crecimiento económico, que fue la nuestra en los 90, no ha sido la suya.
– Pero era fácil de anticipar que la gente no querría vivir con inseguridad y miedo.
– Al asumir Boric, la delincuencia no parecía ser un tema. Era más la inquietud de algunos grupos que se dejaban llevar por lo que veían en la televisión. La inmigración aún tenía algo de atractivo porque significaba pluralismo, era importante que Chile fuera solidario y abriera las fronteras a los migrantes y se valoraba su aporte.
– Al asumir Boric, el país estaba recién saliendo del encierro por el Covid y fue, en ese momento, cuando el aumento de expectativas inundó la esfera pública…
– Se esperaba que en marzo de 2020 continuara el estallido en el país. En ese sentido, la llegada del Covid fue milagrosa. Para contener la presión durante la pandemia existieron los tres retiros del 10% (de las AFP) y todas las transferencias de recursos fiscales que destinó el gobierno de Piñera a las familias. Al llegar Boric, enfrentó la presión social sin el 10% de los retiros y sin recursos fiscales. El Presidente puso buena parte de sus fichas en su discurso, en el simbolismo y en la Convención Constituyente. No miro a la Convención como una pérdida de tiempo. Para Chile el proceso constituyente fue nuestra gran terapia colectiva, permitió ir sanando las heridas profundas que dejó el estallido.
– El sólido 30% de apoyo a Boric se ha perpetuado en las encuestas y es del votante duro que lo apoyó desde el inicio. ¿El que el programa de gobierno no se esté pudiendo realizar, terminará con este soporte tan férreo?
– Boric tiene un carisma personal a lo Allende. Algo así como “este es un Gobierno de mierda, pero es mío”. El Presidente ha logrado la reconciliación generacional dentro de la izquierda: conformó un gobierno mixto generacionalmente e integró al socialismo democrático. Boric está creando una coalición en su Gobierno, está haciendo lo que logró Aylwin. El núcleo de esta coalición que une al FA, al partido Comunista y al socialismo democrático, está en el propio Gobierno.
No creo que el 30% que lo apoya le cobre a Boric que no pueda estar ejecutando su programa. Los liderazgos se evalúan según cómo se encaran las contingencias. Estamos tan sujetos a la incertidumbre que cualquier programa de gobierno que se plantee queda obsoleto al mes. Si el líder se amarra a un programa de gobierno, en vez de enfrentar las contingencias, es un pésimo líder.
La soledad
– ¿Qué sucederá si el Presidente entrega el poder en marzo de 2026 y no ha podido sacar sus dos reformas emblemáticas que son la de pensiones y el pacto fiscal?
– A esa altura existirá un cuerpo legal que moderniza al Estado en cuanto a infraestructura en seguridad. No creo que esto aún mostrará resultados, pero a mediano plazo sí ocurrirá.
– Hablemos de las dos grandes reformas que no ha podido llevar a cabo el Presidente.
– Lo del pacto fiscal es muy importante, especialmente después de esta advertencia del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) de que las finanzas de Chile están en luz amarilla.
A la reforma de pensiones, a esta altura, yo no le pondría tantas fichas. Se ha visto que eso está complicado. A lo que sí le pondría fichas es a trabajar por un crecimiento económico satisfactorio y, para ello, negociaría con quien estuviese por delante, lo que incluye al mundo empresarial. El crecimiento cambia la dinámica, nos cambia el rostro, nos toca a todos.
– ¿Qué define mejor lo que es este nuevo Frente Amplio unificado? ¿Un liderazgo como el de Gonzalo Winter que hace una arenga para no bajar los brazos en la batalla cultural o un liderazgo como el del alcalde de Maipú, Tomás Vodanovic, que pide al Gobierno que los militares entren a su comuna para garantizar la seguridad?
– Son dos personas que hablan desde dos lugares distintos. Winter habla desde su tribuna de diputado, una persona locuaz, brillante y articulada en el plano de la retórica; y Vodanovic es un manager, alguien que está en contacto día y noche con los problemas de la población en una comuna muy grande y emblemática. Ambos convivirán.
– ¿Está hoy más solo el Presidente Boric?
– A todos los presidentes les ocurre. La diferencia es que otros contaban con grandes redes familiares, empresariales, y políticas. Recordemos que Ricardo Lagos era un personaje republicano incluso antes de ser Presidente de la República. El caso de Boric es distinto, es más parecido a Michelle Bachelet.
– Con la diferencia que Bachelet tuvo las espaldas de la Concertación primero y después de la Nueva Mayoría.
– Boric es un Presidente solo, porque no puede ni debe ampararse en un grupo de su coalición porque es él el que debe aglutinar.
– Y ahí tiene el problema interno de las rivalidades entre el Frente Amplio y el socialismo democrático al interior del poder.
– Esas rivalidades están más fuera. El Presidente ha logrado cuajar dentro del Gobierno una cultura de coalición en que es bastante indiferente de dónde proviene cada persona. A diferencia de Piñera, Boric es un Presidente que empodera a sus ministros sin distinción de dónde provengan.
El rescate identitario del Frente Amplio
Tironi cree “importante una figura política como Boric, que encarna a toda una generación, mantenga fiel su manera de ver el mundo”. De ahí, plantea, “deben reponerse del golpe que les significó la derrota del 4S. Pareciera que se olvidaron de la cuestión indígena y ambiental, de la defensa de las minorías, del lenguaje inclusivo. La ola conservadora pegó fuerte. No me gustaría que este grupo, que posee una identidad y que puede aportar, abandone sus causas. Pero no es desde el Gobierno que deberían darse estas batallas culturales. Esto lo hacen los regímenes totalitarios que ponen sus creencias como norma y coartan la libertad”.
– ¿Entonces la batalla cultural, que está contenida en el programa de Boric, no debió ser impulsada por él?
– Debió haber estado a cargo de intelectuales, de gente de la cultura, del arte. Es el mundo del Frente Amplio el que no debe abandonar esa lucha.
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