Gabriel Zaliasnik y reiteradas performances woke del Presidente Gabriel Boric hacia el Estado de Israel.

En “El mapa y el territorio”, el escritor Michel Houellebecq critica la sociedad contemporánea, marcada por la deshumanización, la superficialidad y una creciente desconexión con la realidad. Es un mundo saturado de simulacros y apariencias. Hay mucho de esto en las repetidas actuaciones. desperté del Presidente Gabriel Boric en relación a su posición hacia el Estado de Israel y su permanente agravio contra la comunidad judía en Chile.

Así lo expresó una vez más la semana pasada cuando no sólo se sumó a la actividad navideña de la comunidad palestina, sino que también celebró con su liderazgo exhibiendo unas prendas que le regalaron con el mapa de Israel impreso, como si fuera territorio palestino. Lo intentaría Las implicaciones son obvias, el Presidente se unió a quienes niegan al pueblo judío su derecho a la autodeterminación en su tierra ancestral. Es, además, paradójico y contradictorio apoyar la autodeterminación de un pueblo -los palestinos- y al mismo tiempo negar ese mismo derecho a otro pueblo -los judíos- intentando borrar su Estado del mapa.

Como si lo anterior fuera poco, al día siguiente Boric se retiró de participar en la tradicional festividad judía de Hanukkah, que se celebra cada año con el encendido de velas candelabros en el Palacio de La Moneda. En su imaginación antisemita, similar en esto a la del senador Iván Moreira, quien de manera despreciable publicó que este antiguo símbolo religioso judío es un “emblema de muerte” – ignora que representa la luz y la esperanza que ha acompañado a los judíos. mundo desde el año 164 a.C. cuando los Macabeos derrotaron al Imperio Seléucida griego, recuperando su independencia y restaurando el Segundo Templo en Jerusalén.

La Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (IHRA) ofrece una definición de antisemitismo que incluye, entre otras formas, la aplicación de un doble rasero hacia Israel. Según este punto de vista, criticar a Israel no es inherentemente antisemita, pero hacerlo de manera selectiva y desproporcionada cruza esa línea. Por su parte, filósofos como Hannah Arendt y Zygmunt Bauman advierten que el antisemitismo contemporáneo puede disfrazarse de crítica política que acabe aislando o demonizando a los judíos como colectivo. De hecho, Bauman (“La modernidad y el Holocausto”) sostiene que el antisemitismo no es un mero prejuicio histórico, sino que está profundamente relacionado con las estructuras modernas de poder y exclusión. Esto es lo que sucede con las acciones del Presidente Boric al presentar una narrativa selectiva y una exclusión simbólica, al adoptar una postura crítica sólo hacia Israel y al evidenciar una falta total de equilibrio en su trato a la comunidad judía. A sus repetidas afrentas diplomáticas, suma un verdadero patrón de profundo desprecio por el pueblo judío, alimentando irresponsablemente el odio y el antisemitismo en Chile.

Por Gabriel Zaliasnikprofesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho, Universidad de Chile

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