Economia
Ganan y cotizan menos, jubilan antes y son más longevas: la realidad previsional que enfrentan las mujeres
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Compensar a las mujeres por una mayor esperanza de vida es uno de los puntos sobre los que habría acuerdo político en el marco de la reforma de las pensiones.
El senador y presidente de la Comisión de Trabajo de la Cámara Alta, Juan Antonio Coloma (UDI), explicó esta semana que la medida pretende lograr que, a la misma edad y nivel de ahorro, mujeres y hombres tengan la misma jubilación. “Ese es un cambio clave y personalmente estoy preparado para ello”, afirmó.
Si en la edad de jubilación los hombres tienen una esperanza de vida de 86,7 años, la de las mujeres se eleva a 90,9 años. Es decir, tienen que financiar 4,2 años más -de media- debido a una mayor longevidad, lo que repercute en su pensión.
Además de la mayor esperanza de vida, la realidad previsional muestra que hay una serie de factores que provocan que las mujeres tengan una peor situación pensional respecto a los hombres. Por lo tanto, no sólo viven más, sino que también tienen menores densidades de cotización, generalmente reciben salarios más bajos y se jubilan antes.
Según un reciente informe elaborado por la Superintendencia de Pensiones, la brecha de género para las pensiones autofinanciadas es del 42,7%, en detrimento de las mujeres jubiladas.
Entre los nuevos pensionados de vejez, el número medio de años cotizados para los hombres fue de 25,3 según el informe, mientras que en el caso de las mujeres la cifra se situó en 17,6 años. Lo anterior se traduce en 7,7 años menos de ahorro en promedio en su caso. Mientras tanto, en términos de mediana, la brecha es de 11,6 años.
Saldo inferior
Incluso después de eliminar la variable densidad, los problemas de las brechas de género persisten.
“Con el mismo número de años de cotización, el monto promedio de la pensión de las mujeres es menor que el monto promedio de la pensión de los hombres”, afirma el informe del regulador.
“Este resultado es producto del menor saldo acumulado y la mayor esperanza de vida, por lo que cuentan con un mayor número de periodos de desacumulación para financiar”, detalla el documento.
En cuanto al saldo acumulado al jubilarse, datos de la Superintendencia muestran que los nuevos jubilados varones registraron un promedio de $52,4 millones, mientras que para las mujeres fue de $23,1 millones, lo que equivale a una brecha del 56%.
Lo anterior está dado no sólo por la menor densidad de cotización, sino también por una menor renta imponible promedio.
Todo esto, sumado a que se jubilan antes que los hombres. La edad legal de jubilación para los hombres es de 65 años y la de las mujeres es de 60 años. Sin embargo, tomando las edades efectivas al momento de solicitar la pensión entre los nuevos pensionados, éstas alcanzan una media de 65,3 años para los hombres y una media de 61,5 años para las mujeres.
El efecto de supervivencia
Para la vicepresidenta ejecutiva de la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), Karol Fernández, “la mayor longevidad de las mujeres es una contingencia de la naturaleza, es decir, un evento que no podemos controlar”.
Explicó que la situación provoca que bajo las mismas condiciones (cantidad ahorrada, edad de jubilación y composición del grupo familiar), “una mujer tenga una pensión 11% menor que un hombre”.
En esta línea, ha añadido que “es justo que las mujeres puedan cubrir ese riesgo de mayor longevidad a través de algún seguro, como ocurre con otras contingencias como, por ejemplo, la enfermedad grave de un hijo (Ley SANNA)”.
Bono de mesa
Para compensar a las mujeres por su mayor supervivencia, el llamado “bono de junta” ha cobrado fuerza en la reforma.
La idea no es nueva. La Asociación de Aseguradores de Chile lo propuso en el marco de la comisión Bravo, en el Gobierno de Bachelet II.
La idea sería otorgar un bono a las mujeres socias cuando alcancen la edad legal de jubilación para corregir el efecto producido por las diferencias en la esperanza de vida. “La pensión de una mujer fallecida se recalcularía utilizando las tablas de mortalidad de los hombres en la misma situación”, afirmó el sindicato en un documento que elaboró para la reforma de las pensiones.
En la mesa técnica hubo consenso en entregar un bono de mesa y también genera apoyo del Gobierno y de los integrantes de la Comisión de Trabajo del Senado.
Sin embargo, algunos señalan, su diseño aún está en discusión en términos de costo y operación. Así, el senador Rodrigo Galilea (RN) ha expresado que “es muy probable” que esto se resuelva con la consolidación y fortalecimiento del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia (SIS).
Para Fernández, la forma de financiar este seguro es una decisión política: “¿a través de impuestos generales, un impuesto al empleo mediante un aporte extra de los trabajadores y/o empleadores, o mediante una combinación de ambos?” dijo. .
En esa línea, concluyó que “lo importante es que la alternativa elegida sea la que menos distorsiones genere en el mercado laboral para no inducir un aumento de la informalidad”.