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Gustavo Cerati: cómo fue el concierto final que desencadenó la tragedia

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Fue el último concierto de su existencia. Su última y definitiva canción. Aunque, por supuesto, nadie lo sabía.

El sábado 15 de mayo de 2010, Gustavo Cerati llegó al Estadio de Fútbol de la Universidad Simón Bolívar de Caracas para bajar el telón de la extensa gira Fuerza Natural que había despegado el año anterior y que promocionaba el disco del mismo nombre.

Su aterrizaje en la capital venezolana fue el viernes 14, procedente de Bogotá y bajo el cansancio habitual que arroja cada semana una agenda repartida entre aeropuertos, hoteles, comida rápida y espectáculos. Sin embargo, varios medios continentales especularon en su momento que durante ese día el argentino habría decidido salir a divertirse por la noche en Caracas, lo que eventualmente habría afectado su estado de salud.

¿El lugar? El club Moulin Rouge, ubicado en el sector de Sabana Grande. Pero el medio venezolano El Estímulo realizó años después una extensa investigación donde desmintió que Cerati se hubiera ido de juerga 24 horas antes del recital: ni los dueños de ese local ni los DJs vieron esa noche al ex Soda Stereo entre los asistentes. Por ello, el cantautor se había refugiado en su hotel para recuperar energías.

“Sin embargo, la aparición de Cerati al día siguiente, el día del recital, fue la de, al menos, un trasnochador evidente. Independientemente de si es cierto que no salía de fiesta. Se presentó, como estaba programado, después de la hora del almuerzo, a la USB, en el área de conciertos. Aún tenía que concluir el “meet and Greet”: un encuentro organizado por Evenpro en el que Cerati junto a los ganadores de un concurso de Twitter se tomarían fotos y repartirían autógrafos. Luego haría la prueba de sonido correspondiente”, describe el reportaje de El Estímulo.

Según los relatos de esos días y de varios entrevistados, la actitud del artista era normal y sin señales que alertaran de un funesto desenlace. Sus músicos han comentado que fue muy simpático y afable con los ganadores del concurso, que repartió fotos, saludos, trivialidades, un “rompamos el hielo” para empezar la sesión e incluso aceptó un poema de una seguidora emocionada que rompió llorando al mirarlo de cerca.

En la prueba de sonido posterior, todo transcurrió sin problemas. Eso sí, la periodista Herminia Fernández, citada por el sitio web El Estímulo, dice que el guitarrista hizo un comentario irrelevante que con los años adquirió un significado mayor: aseguró que no se encontraba muy bien y que estaba resfriado.

Por la noche, el espectáculo comenzó con fuerza naturalcomo había sido la marca de toda esa tanda de presentaciones.

El periodista William Padrón estuvo en el sitio cubriendo para el diario El Universal y recuerda para Culto: “Ese fue un concierto muy emotivo, el de mayor audiencia que tuvo Gustavo como solista en Venezuela. El estadio de la Universidad Simón Bolívar es un lugar que hace frío por la noche, lejos de la ciudad, con árboles y pinos a su alrededor. Gustavo estuvo muy jocoso, un espectáculo potente que caminaba entre ese talante de Led Zeppelin y Pink Floyd, con aires folklóricos. Hizo bromas sobre tocar baladas de Ricardo Montaner. Había lluvia ligera yendo y viniendo. Le pidió a la gente que apagara los teléfonos celulares. Estaba bebiendo y fumando en el escenario. Admirando el paisaje. Otra cosa divertida fue cuando le decía a la gente que agarrara la hierba y la fumara”.

El evento abarcó 24 canciones, como era de esperar en su repertorio, con pasajes solistas como Deja Vu, te llevo para que me lleves y Delitoincluso clásicos como trátame con delicadezasaliendo para el cierre lago en el cielo.

Después, baja a los camerinos para relajarte y sentir que el trabajo de una gira completa fue misión cumplida. Allí había dos planes: una cena para todo el personal, incluido Cerati; y luego ir a una fiesta en el restaurante Atlantique en Caracas. El cantante también fue invitado.

Pero todo cambió de un minuto a otro.

El guitarrista Richard Coleman, presente en ese momento, recordaba a Clarín en 2010: “Tuvimos un excelente show. Después fuimos al backstage, nos cambiamos, cenamos y recibimos visitas. Todo en el transcurso de una hora y media. Como era el último show de esa etapa de la gira, nos tomamos una foto con el equipo. Gustavo parecía cansado. Después, volvió al camerino y se quedó solo. Después de un tiempo, tuvo una isquemia. Perdió el control de su mano y brazo y fue rescatado por alguien del equipo. En los pasillos encontré un movimiento muy extraño. Adrián Taverna me miró con cara de que algo malo había pasado. Los paramédicos llegaron y revisaron su presión arterial. La camilla lo tomó conscientemente e intercambié miradas con él. Le tomó un tiempo disolver por completo la atmósfera de celebración que aún prevalecía.

el hombre de fugitivos Inmediatamente fue trasladado en ambulancia al Centro Médico Docente La Trinidad. El vestuario del estadio fue desalojado, nadie quería que la situación llegara a oídos de curiosos o de la prensa.

Al llegar al centro médico se encontraron con otro problema que hasta el día de hoy es recordado como una terrible desgracia por el equipo del músico: en esa zona urbana se había cortado el suministro eléctrico. Un apagón cubrió todo el sector.

Así lo confirma Juan Morris, periodista y escritor argentino, autor del libro Cerati, la biografía. Además, agrega que al día siguiente, domingo 16, el ex Soda amaneció confundido y consciente de que enfrentaba una situación sumamente compleja.

Así lo describe en su texto: “Al día siguiente, Gustavo amaneció en la clínica consciente pero confundido. El sueño no había tenido su efecto reparador y tras unas horas de inconsciencia se sintió, por primera vez, en un cuerpo que no le respondía del todo. No podía hablar y su lado derecho estaba entumecido, como si su función cerebral se estuviera retirando de una parte de su cuerpo”.

“Tocaba su brazo, lo agarraba y lo levantaba sin que se moviera. Un rato después empezó a golpear la baranda de la cama con la mano izquierda con un ritmo molesto, lleno de impotencia. En un momento se incorporó en la cama e intentó levantarse, pero tenía conectadas varias cánulas, por lo que Adrián Taverna tuvo que ayudarlo a caminar esos dos metros hasta el baño. Cuando entró, se vio en el espejo, se quedó quieto y comenzó a tocarse la cara, desconcertado. Miró a Taverna a través del espejo y luego se volvió a mirar”.

“La esquina derecha de su boca se había entumecido y le dio un rictus rígido en el lado derecho de su cara. Su rostro ya no era del todo su rostro.

Posteriormente, Cerati comió una sopa y pasó varias horas desorientada.

The Stimulus describió esos momentos así: “Desde la tarde hasta la noche del lunes 17, sin embargo, ocurrió un hecho inesperado y aún desconocido para el público en general. Tras un interregno en el que pudo dormir, Gustavo Cerati comprobó que no podía escribir y que su pierna izquierda estaba completamente incapacitada. Las insinuaciones mecánicas que habían aparecido en él desde la noche del sábado ya habían conocido un desenlace inapelable. Siguió una terrible crisis emocional: tuvo que ser sujetado en masa por los músicos de la banda y sus amigos para que no se levantara de la cama.

Ese mismo lunes, los médicos confirmaron que había sufrido un derrame cerebral, que su cerebro se había inflamado a tal nivel que ejercía una presión intolerable contra su cráneo y que había que operarlo de urgencia. Su familia llegó el otro día desde Buenos Aires.

El martes 18, toda Latinoamérica ya sabía que uno de los más grandes héroes del rock en nuestro idioma se encontraba contrarreloj, en una abrupta batalla entre la vida y la muerte.. A partir de ahí comenzó una larga agonía que culminó muchos años después, el 4 de septiembre de 2014, cuando finalmente falleció.

William Padrón, presente en aquel último espectáculo que dio comienzo a todo, hoy se queda con una postal que adquiere una simbología tan bella como significativa: “Creo que, al mirar los pinos de la sala de conciertos, la naturaleza del lugar , al aire libre, dijo algo así como: ‘Aquí podría morir en paz’”

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