Algo anda mal con la economía china, pero no espere que los analistas de Wall Street hablen de ello.
En mi experiencia, nunca ha habido una mayor desconexión entre algunas de las opiniones más optimistas de los bancos de inversión sobre China y la sombría realidad sobre el terreno. Los economistas del lado de la venta, aquellos que promocionan y venden acciones, tal vez reacios a retractarse de sus predicciones de un auge posterior a la reapertura este año, continúan manteniendo sus pronósticos de crecimiento del producto interno bruto (PIB). ) en 2023, y ahora esperan que esté muy por encima del 5 por ciento. Es una cifra aún más optimista que el objetivo oficial y muy alejada de las malas noticias de las empresas chinas.
Las esperanzas de un auge posterior a la reapertura se basaban en la premisa de que, una vez liberados de los bloqueos, los consumidores chinos derrocharían como locos, pero los informes de la compañía no muestran indicios de esto. Si la economía china creciera al 5 por ciento, los ingresos empresariales deberían crecer por encima del 8 por ciento, según las tendencias históricas. En cambio, los ingresos crecieron un 1,5 por ciento en el primer trimestre.
Los ingresos comerciales ahora están creciendo más lentamente que el PIB informado oficialmente en 20 de los 28 sectores de China, incluidos los favoritos de los consumidores, desde automóviles hasta electrodomésticos. A su vez, los débiles ingresos están deprimiendo las ganancias de las empresas de bienes de consumo, que normalmente siguen de cerca el crecimiento del PIB, pero se contrajeron en el primer trimestre. En lugar de un repunte posterior a la reapertura, el índice bursátil MSCI China ha bajado un 15 por ciento desde su máximo de enero y las acciones de consumo discrecional han bajado un 25 por ciento desde entonces.
Si los analistas tuvieran razón y la demanda de los consumidores estuviera repuntando en lo que uno describió como una economía “en auge”, las importaciones serían fuertes. Las importaciones cayeron un 8 por ciento en abril. Cuando las ventas minoristas y la producción industrial estuvieron muy por debajo de las estimaciones de los analistas la semana pasada, un analista culpó del fracaso al “ajuste estacional”, como si la primavera hubiera llegado inesperadamente este año.
El crecimiento del crédito en China también se está debilitando: en abril solo aumentó Rmb720 mil millones (US$103 mil millones), la mitad de lo previsto. La carga del servicio de la deuda de los consumidores chinos se ha duplicado en la última década al 30 por ciento de los ingresos disponibles, un nivel tres veces superior al de EE. UU. Muchos jóvenes chinos necesitan un trabajo antes de gastar dinero: el desempleo juvenil urbano está en aumento, el mes pasado superó el 20 por ciento.
Estos hechos apuntan al origen de los problemas. Desde 2008, el modelo económico de China se ha basado en el estímulo gubernamental y el aumento de la deuda, gran parte de la cual se ha canalizado hacia los mercados inmobiliarios, que se han convertido en el principal motor del crecimiento. Con deudas tan altas, el gobierno fue mucho más moderado en su gasto de estímulo durante la pandemia.
A principios de este año, los chinos habían acumulado un exceso de ahorro durante la pandemia equivalente al 3 por ciento del PIB. La cifra comparable en los EE. UU. fue del 10 por ciento del PIB. Si bien EE. UU. obtuvo un gran impulso después de la reapertura gracias al estímulo, China no lo obtuvo esta vez.
Un modelo de crecimiento dependiente de estímulos y deuda siempre iba a ser insostenible, y ahora ha perdido impulso. Gran parte del estímulo de la última década fluyó a través de los gobiernos locales de China, que utilizaron sus propios “vehículos de financiación” para pedir prestado y comprar bienes inmuebles, apuntalando los mercados inmobiliarios. Esos vehículos se están quedando rápidamente sin efectivo para financiar sus deudas, lo que también está frenando su inversión en el mercado inmobiliario y en la industria. Los sectores industriales se están desacelerando más rápido que las empresas relacionadas con el consumidor en el centro de la historia de reapertura.
Aunque Beijing sigue apuntando a un crecimiento del 5 por ciento, su potencial se ha reducido a la mitad. El potencial de crecimiento del PIB es una función del crecimiento de la población y la productividad: el crecimiento demográfico negativo de China significa que menos trabajadores ingresan a la fuerza laboral y la fuerte deuda está ralentizando la producción por trabajador.
Durante mucho tiempo se ha sospechado que el gobierno chino manipula las cifras del PIB para lograr sus objetivos de crecimiento. Pero los vítores de Wall Street ahora parecen estar llegando a un punto culminante, ya que los analistas que predecían un auge posterior a la reapertura ven más conveniente mantener el rumbo, incluso si requiere un uso altamente selectivo de datos oficiales, que retroceder.
Si bien los analistas tienen poco que perder con sus pronósticos optimistas, el resto de nosotros sí. Hablar de un continuo auge económico ha ayudado a los inversores a perder cientos de miles de millones de dólares en China en los últimos cuatro meses. Además, el crecimiento global puede resultar más débil de lo anticipado en 2023, ya que se espera que la desaceleración de EE. UU. sea compensada por el auge posterior a la reapertura en China, que puede no llegar nunca. Es hora de exponer esta farsa antes de que las consecuencias sean peores.
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Según las proyecciones económicas que publicó el FMI la semana pasada, la deuda pública bruta de Chile se estabilizaría en alrededor de 41,5% del PIB hacia 2029. El Gobierno terminó el año pasado con una deuda de 39,4% del PIB. Pero, a comienzos de 2023, el FMI proyectaba que esa cifra llegaría solo a 36,6%. En 2018, el mismo FMI proyectó apenas 25,7% para 2023. Entonces, ¿cuánta seguridad tenemos de que se cumplirán las proyecciones para 2029?
Actualmente nos mantenemos bajo el límite prudente de 45% del PIB y nuestra deuda pública es baja relativa a la de algunas economías desarrolladas. Sin embargo, en 2023 cumplimos 16 años con una deuda pública que crece más rápido que la economía, por lo que diferentes agencias internacionales han bajado nuestra calificación de riesgo en los últimos años, encareciendo cualquier endeudamiento futuro.
A mayor deuda, mayores pagos de intereses que son financiados con dinero de todos los chilenos a través de impuestos. El año pasado, esos pagos por intereses llegaron a 1,1% del PIB. O sea, más de ocho veces lo que las austeras estimaciones de la OCDE dicen que el Estado podría ahorrarse mejorando la eficiencia del gasto público.
Bastián Romero
Investigador de la Fundación para el Progreso
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En su convocatoria, la ENADE pone de relieve el nexo del crecimiento con la seguridad. En sociedades desarrolladas las empresas juegan un rol determinante en la profesionalización de la seguridad privada, en paralelo a mayores estándares y eficacia de la seguridad pública a cargo del Estado.
En el contexto de la reciente promulgación de la nueva ley de seguridad privada, cabe preguntarse si los estándares que serán exigidos en las normas y reglamentos, que aún no se conocen para la implementación de esta nueva ley, son los mínimos que se necesitan.
Son muchas las respuestas que quedan por resolver de parte del Estado, para facilitar el rol que también les cabe a los privados, de manera que se haga efectivo el énfasis de crecimiento y seguridad, que busca se buscará promover en la próxima ENADE.
Diego Beltrán Alcalde
CEO de Dynamic Trading Security
#Enade #Crecimiento #seguridad
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Hace unos días, la Dirección del Trabajo generó un intenso debate entre los actores del mercado laboral luego de publicar un dictamen en el que limitó que, ante la ausencia de un acuerdo entre las partes de la relación laboral, los empleadores distribuyan la primera parte de la reducción de jornada en minutos.
En dicho documento, el servicio sostuvo que en el evento de no existir acuerdo para la adecuación de la jornada diaria de trabajo, el empleador deberá, en el caso de que la jornada laboral se encuentre distribuida en cinco días, reducir al menos una hora al término de la jornada diaria en alguno de los días que forman parte de la jornada semanal. Así, se descartó la fórmula de distribución en minutos, ante denuncias de trabajadores de que se les estaban rebajando las jornadas en apenas 12 minutos al día.
Y si bien el pronunciamiento fue respaldado por varias federaciones y sindicatos, entre los expertos y el mundo privado el texto fue duramente criticado, ya que “no respetaría lo establecido en la ley”, polémica que desencadenó que la comisión de Trabajo del Senado invitara al director del Trabajo, Pablo Zenteno, y a la ministra de la cartera, Jeannete Jara, para explicar los puntos que llevaron a que el servicio emitiera dicho documento.
“Cuesta entender por qué algunos senadores pudieran hacerse partícipes de la interpretación de los 12 minutos, realmente, porque no es lo que se conversó en ningún momento”, dijo la ministra Jara ante parlamentarios.
El debate
El inicio de la polémica radica en que la Ley establece que, a falta de acuerdo, el empleador deberá “efectuar la adecuación de la jornada reduciendo su término, en forma proporcional entre los distintos días de trabajo, considerando para ello la distribución semanal de la jornada”.
Y si bien para algunos parlamentarios el pronunciamiento de la DT no respetaría esto, para Zenteno y Jara sí lo haría. De hecho, el titular de la DT reiteró que el dictamen en cuestión, además de respetar el espíritu de la ley, va en línea con los otros dictámenes entregados sobre la Ley de 40 horas. “No existe ninguna contradicción desde el punto de vista del ejercicio de la facultad dictaminadora”, sostuvo el director del Trabajo.
Sin embargo, sus palabras no convencieron a todos los parlamentarios. El senador RN, Rodrigo Galilea, de hecho, se mostró sumamente crítico y comenzó cuestionando que la DT incluyera un comentario de él en el polémico dictamen.
“Me pareció de mal gusto citar dentro de la resolución a un senador, en este caso yo, para justificar una interpretación con la que yo no estoy de acuerdo”, partió cuestionando Galilea, agregando que lo óptimo hubiese sido que la problemática en torno a si se podía o no distribuir la reducción se resolviera en el Congreso.
“Se lo digo de corazón, ministra. Yo hubiera solucionado esto de manera muy distinta a cómo lo están haciendo, porque esta ley no merecía terminar con una implementación que está llena de controversias”, planteó.
Sus palabras generaron eco en el senador Evopoli, Luciano Cruz-Coke, quien agregó que “acá hubo una planificación de muchas empresas que, a días de implementarse la norma en la práctica, se ven sorprendidos con un dictamen que cambia de criterio, que es intempestivo y que muy probablemente va a terminar en la Corte”, criticó.
El senador socialista, Gastón Saavedra, por su lado, respaldó el actuar de la DT, recalcando que su rol es aclarar las incertidumbres. “El señor que está acá presente tiene que hacer la interpretación que corresponde para el cumplimiento de la ley”, sostuvo, agregando que la DT “tiene que decir cómo cumplir la ley, y la jornada laboral es por hora”.
Luego fue el turno de la ministra Jara, quien cuestionó la postura de los senadores de oposición. “Cuesta entender por qué algunos senadores pudieran hacerse partícipes de la interpretación de los 12 minutos, realmente, porque no es lo que se conversó en ningún momento”, dijo la secretaria de Estado.
“Cuando se empieza a forzar esto y a dividirlo en minutos, no tiene nada que ver con lo que aquí se legisló, del tenor literal del artículo tercero transitorio, ni de lo que se conversó en el acuerdo tripartito”, cuestionó Jara, recalcando que como Gobierno harán un intenso acompañamiento a las empresas para aplicar la reducción de jornada.
Por último, Zenteno reiteró que sus pronunciamientos los han hecho “en el marco de esta institución y este es un dictamen que efectivamente tiene un fundamento. Tuvo una reflexión jurídica a partir de una regla básica que se establece en el artículo 19 del Código Civil, y es que cuando evidentemente hay dudas sobre el tenor literal, hay que consultar el espíritu de la norma”.
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