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El 15 de octubre, uno de los actores bursátiles más tradicionales del sector, Jaime Larraín y Compañía Corredores de Bolsabajó definitivamente el telón de sus operaciones al obtener la certificado de cancelación de registro por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Después 40 años operando en el mercadoLa icónica firma familiar, que se transmitió de generación en generación durante casi un siglo, finalmente cerró sus puertas.
El proceso de salida de la corredora lo decidió la familia Larraín y se inició el 30 de diciembre de 2018, cuando dejó de operar. A partir de esa fecha iniciaron trámites administrativos ante la CMF para poner fin a su participación en la industria.
“Mis recuerdos más vívidos son alrededor del volante, con todos gritando ofertas y demandas de acciones; “Fue un grito infernal”.recuerda Jaime Larraín sobre las operaciones de 1960.
En conversación con DF, el fundador de la intermediaria, Jaime Larraín Vial, narra que el entorno competitivo de los últimos años, sumado a la creciente oferta de productos de otras casas de bolsa y financiadores de mayor tamaño, fueron Disminución de la capacidad de competir. en un negocio cada vez más costoso a nivel regulatorio.
El corredor recuerda su antigua oficina, ubicada en la calle Nueva York, al lado de la Bolsa de Comercio de Santiago, que inició sus actividades en 1931 bajo la dirección de su padre, Alfredo Larraín García.
En 1955, con sólo 20 años y mientras estudiaba segundo año de Agronomía, Jaime Larraín Vial ingresó al consultorio de su padre luego de aprobar el examen de ingreso para operar la rueda, bajo la supervisión de Hugo Jackson, director en ese momento.
Aunque su carrera académica parecía alejada del mundo financiero, pronto Le fascinaba el ajetreo y el bullicio de las transacciones bursátiles. -que fueron hechos en voz alta-, iniciando una trayectoria de seis décadas en el mercado.
“Mis recuerdos más vívidos son alrededor del volante, con todos gritando ofertas y demandas de acciones; “Fueron gritos infernales”, recuerda.
Con el tiempo, Se ganó el respeto de sus compañeros, quienes lo llamaban el “maestro”. Los nuevos comerciantes solían acercarse a él en busca de consejos de todo tipo. “Les dije que no se casaran tan jóvenes, que ahorraran, compraran una casa y estudiaran”, dice.
Durante el Gobierno de Salvador Allende, la correduría enfrentó momentos difíciles debido a la repentina caída de las órdenes de compra, lo que obligó a Jaime Larraín a dividir sus días: por la mañana trabajaba en el volante y, por la tarde, en la Contraloría General. de la República, donde en ese período obtuvo el título de contador auditor.
En 1974 volvió a la Bolsa como socio, tras comprarle la mitad de la firma a su padre. “No firmó la escritura hasta que le pagué el último centavo”, dice..
En 1986 finalmente compró la participación a su padre y el corredor pasó a llamarse Jaime Larraín Vial.
El corredor revive claramente los años al frente de la empresa familiar en Bolsa, cuando cada cierre de jornada era una batalla de nervios.
Entre sus recuerdos destaca una fotografía que, según él, resume el estrés de aquellos días: se le ve de pie, en medio de los operadores, con dos cigarrillos encendidos en la boca, uno a cada lado.
La expresión de su rostro y el humo a su alrededor captan la presión que sentía en aquellos cierres donde el margen de error era nulo, especialmente cuando operaba con papeles de renta fija, su mayor preocupación. “No había margen de error”, afirma.
En 1988, la empresa acogió una tercera generación: Jaime Larraín Conchahijo de Jaime Larraín Vial, se incorporó como operador. “Para mí era un deseo sentimental porque había trabajado con mi padre y ahora podía hacerlo con mi hijo”, dijo Jaime Larraín Sr.
Por su parte, su hijo dice que llegó en un momento de cambio, cuando la tecnología comenzaba a transformar el mercado. “Recuerdo aquellas marchas blancas y me preguntaba cómo íbamos a enseñar a la gente que nunca había usado una computadora”, dice.
Sin embargo, su recuerdo más especial es el día en que aprobó el examen para convertirse en operador, siguiendo los pasos de su padre y su abuelo.
Aunque la corredora cerró sus operaciones en 2018, la familia continuó en la oficina de Nueva York, pero operando como corredores a través de LarrainVial Corredores de Bolsa, cuyo nombre se debe a una relación lejana con los socios de la firma. Ambos Larraín afirman que más del 95% de su clientela los siguió en esta nueva etapa.
Jaime Larraín Vial fue director de la Bolsa de Comercio de Santiago durante más de 24 años, mientras que su padre Alfredo estuvo en el cargo 10 años.
A semanas de cumplir 89 años y con una oficina en su casa donde mantiene activas las terminales de transacciones, Jaime Larraín Vial asegura que no planea jubilarse: “Siempre estoy consciente; No podía dejar de trabajar. Esto es lo que mantiene mi mente ágil y quiero mantenerme activo”, concluyó el corredor.
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