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Ignacio Guerrero, el amigo de Piñera que llega a grupo Luksic

Martina E. Galindez

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Ha estado en una decena de directorios, pero el que sumará en cinco días será el más relevante de todos. Llegará a la matriz del grupo Luksic, la mayor fortuna local. Y lo hará como independiente, pero con el beneplácito de la familia controladora, que aceptó su candidatura y no presentó competencia.

Su ingreso al directorio no está en duda. Miguel Ignacio Guerrero Gutiérrez, ingeniero comercial, es el único candidato independiente a un directorio de ocho integrantes: la norma legal exige que las empresas de este tamaño, como Quiñenco, tengan al menos un integrante con esa condición. Así, su aterrizaje es un hecho. Para la mesa hay nueve candidatos: siete presentados por el grupo Luksic, más Guerrero y el economista Paul Fontaine, quien busca votos entre los minoritarios, pero que difícilmente conseguirá llegar a la sociedad matriz del Banco de Chile, CSAV, Saam, CCU, Invexans y Enex.

La postulación de Guerrero a Quiñenco es patrocinada por Consorcio Financiero, que tiene cerca del 2% de la propiedad, pero agradó al grupo Luksic, que controla sin contrapesos la empresa con el 82,9% y esta vez no repostuló como independiente a quien ocupó ese asiento por dos décadas, Matko Koljatic. En Quiñenco, Guerrero se sentará con un ejecutivo de confianza del grupo, Pablo Granifo, su presidente, dos exministros de distintas generaciones, Hernán Büchi y Juan Carlos Jobet, y cuatro Luksic: Jean Paul y Paola Luksic Fontbona, Nicolás Luksic Puga, hijo del fallecido Guillermo Luksic Craig, y Andrónico Luksic Lederer, hijo del mayor de los Luksic, quien dejó este año sus cargos y esta semana, el martes 16 de abril, celebró sus 70 años en Boston.

Ignacio Guerrero tiene un año más: 71. Tras la salida de Koljatic, Büchi será el director de más edad en Quiñenco, con 75 años. Y luego vendrá Guerrero, un experimentado ingeniero comercial cuya biografía es asociada a la de Sebastián Piñera, el doble expresidente de Chile que falleció el 6 de febrero a sus 74 años, tras caer su helicóptero al lago Ranco. Piñera viajaba con su hermana Magdalena, con su amigo Guerrero y el hijo de este último, Bautista. Su última foto en vida reúne a los tres últimos y se agregó en un libro homenaje que la familia distribuyó entre sus cercanos hace poco.

Con el accidente, el nombre y apellidos de Guerrero se hicieron más conocidos. Pero en el mundo de los negocios no era un extraño. Avezado inversionista, experto en finanzas, la biografía empresarial de Guerrero suma muchos hitos ligados a su amigo Piñera.

Ignacio Guerrero, ingeniero comercial, 71 años, tres hijos, será director de Quiñenco.

Ignacio Guerrero estudió en el Colegio Verbo Divino de 1958 a 1969. Ahí se topó con Sebastián Piñera, cuatro años mayor que él, pero sobre todo con su hermano Pablo Piñera, con quien coincidió luego en ingeniería comercial de la Universidad Católica. Guerrero estuvo ahí entre 1970 y 1975 y volvió a toparse, más en profundidad, con Sebastián Piñera, quien ya era profesor y le hizo clases en el curso Aspectos Reales de Comercio Internacional. “Te mantenía alerta”, recordaba Guerrero sobre Piñera profesor en la biografía escrita por Loreto Daza y Bernardita del Solar. Guerrero no solo fue alumno: luego se hizo ayudante de Piñera en el mismo ramo.

Y si Piñera hizo un doctorado en la Universidad de Harvard, Guerrero hizo un MBA ahí mismo entre 1977 y 1979. Como a muchos, Piñera le escribió una carta de recomendación. A su regreso de Boston, Guerrero trabajó en la gerencia de finanzas del Banco de Chile. Pero en 1981 lo reclutó su exprofesor, que dirigía el segundo banco de inversión creado en el país, tras Bice Chileconsult, de los Matte: Citicorp Chile, primero una alianza entre el banco Santiago, de Manuel Cruzat, y Citibank, y más tarde 100% Citi.

Piñera nombró entonces a tres gerentes de proyectos: Isidoro Palma, fallecido el año pasado, José Cox Donoso e Ignacio Guerrero. Reestructuraron empresas, hicieron consultorías y asesorías. Pero luego encontraron una veta atractiva: el arbitraje de la deuda externa chilena, que tras la crisis de inicios de la década comenzó a transarse con descuento en los mercados internacionales. Grandes bancos y empresas extranjeras compraron deuda que luego vendían a precios mayores o convertían en acciones. Así llegó Carter Holt Harvey a Copec o la Iglesia Mormona a Chile: comprando deuda chilena y convirtiéndola luego a precios más altos y a pesos locales, con ingentes ganancias.

En 1985, Guerrero partió a Nueva York, a las oficinas de Citibank, pero en 1986 se cambió de trabajo: al banco holandés NMB Bank, más tarde adquirido por ING, donde utilizó sus habilidades para la compra de deuda de países del tercer mundo. Ahí estuvo la génesis del negocio chileno: crear una sociedad que desarrollara lo mismo en Chile, en alianza con NMB Bank, que tomó el 50% de la nueva empresa. Y adoptaron dos tercios de la sigla de su socio para crear CMB: Chilean Merchant Bank. La otra mitad la tuvieron Guerrero y dos socios: José Cox y Sebastián Piñera. Más tarde, NMB Bank se retiró de CMB y los chilenos se quedaron con el 100%, incorporaron a otro socio, Ricardo Bachelet, y en 1990, Piñera dejó la propiedad para convertirse en senador. Ese año, Guerrero también emprendió nuevos caminos.

El 16 de junio de 1988, el abogado Alfredo Alcaíno creó en una notaría en calle Morandé la sociedad Inversiones y Asesorías Iculpe. Ese mismo día, constituyó otra sociedad: Asesorías e Inversiones Ilihue. La primera era de Ignacio Guerrero. La segunda, de Cox. Pero entonces Guerrero estaba en Nueva York y los nombres los escogió Cox utilizando referencias geográficas. Ilihue es la zona del Lago Ranco donde Cox tiene una vivienda y donde ocurrió el accidente el 6 de febrero. Iculpe es un río ubicado en la misma zona.

Iculpe es la sociedad a través de la cual Guerrero maneja su parimonio. Es su accionista principal, pero sus tres hijos -Bautista, Carolina y Santiago Guerrero Matta- son sus socios desde 2014, a través de la sociedad Lapa Ríos. En 2020 creó una filial, Iculpe Internacional SpA., a la que registró un capital de $ 30 mil millones y cuyo fin es invertir en dólares. Iculpe tiene otra sociedad: Rentas Río Riñinahue, la que se constituyó en 2020 y un año más tarde elevó su capital a $ 51 mil millones.

Su patrimonio, dicen cercanos, es mucho mayor que la suma de ambas. Guerrero ha realizado numerosas inversiones y ha participado en las decenas de proyectos inmobiliarios que ha desarrollado Ricardo Bachelet en décadas. Además, es un activo aportante en diversos fondos de inversión. En el anuario 2022 de Acafi, la asociación del sector, Iculpe aparece entre los principales aportantes de ocho fondos, gestionados por Ameris Capital, Compass, Credicorp y Taurus. Sus tickes van desde el 1,3% al 20,4% de los aportes y sus destinos son diversos: créditos sindicados, deuda privada, acciones, renta industrial y negocios inmobiliarios. Pero está en muchos otros más, con otros gestores, en un diversificado portafolio.

Pero Guerrero también ha desarrollado inversiones directas. Por ejemplo, en Inversiones Aguas Metropolitana (IAM), la matriz de Aguas Andinas, donde es director: ahí Iculpe tiene un no despreciable 0,58%, valorizado en $ 3.564 millones con el valor promedio de la acción de 2023.

También Iculpe fue accionista de Comercial Madison, más tarde Komax, la empresa fundada por Arístides Benavente y y Carlos Alberto Cartoni que representaba marcas como The North Face, Gap, Banana Republic y Brooks Brothers y que fue vendida en 2023 a los mexicanos de Axo. Guerrero fue alguna vez director y tenía un pequeño porcentaje, cercano al 3%.

Uno de sus negocios más desconocidos se selló hace dos décadas: en 2002, él y sus socios vendieron la imprenta local Serigráfica Chilena S.A., Serchi, a la estadounidense Scientific Games Corporation. Primero traspasaron el 65% y en 2005 el restante 35%. Total: más de US$ 20 millones. Ahí, Ignacio Guerrero era socio minoritario de la familia González, dueños de Grupo Precisión S.A.

El 11 de marzo de 1990 asumió el gobierno de Patricio Aylwin. Ese mismo día, Alejandro Noemi asumió la presidencia ejecutiva de Codelco. Su intención era llevar a un joven Máximo Pacheco, quien había trabajado en el Banco de Chile y era el gerente general de Leasing Andino, como vicepresidente de finanzas. Pero llegada la fecha, Noemi no había llenado otro cargo más estratégico: la vicepresidencia ejecutiva de operaciones. Pacheco asumió entonces ese cargo y le recomendó a Noemi a un experto en finanzas que conoció en los 80, cuando en Leasing Andino, con él, trabajaba Pablo Piñera.

Y así llegó Guerrero, quien no tuvo inconvenientes en sumarse a la nueva administración de simpatías concertacionistas. Sin militancia ni adhesión política visible, al menos se definía por oposición: no era partidario de la dictadura y en el plebiscito de 1988 estuvo por el No. Tenía poderosas razones personales para ello. Su hermano es un detenido desaparecido. Carlos Eduardo Guerrero Gutiérrez fue detenido el último día de 1974, tenía 20 años, era el tercero de seis hermanos, estudiaba Historia en la Universidad de Chile y militaba en el MIR. “Según sabemos, a Carlos lo sacaron de Villa Grimaldi unos 20 días después de su detención”, contó brevemente Ignacio Guerrero a Que Pasa en 2010. Su padre, Mariano Guerrero Santa Cruz, lo buscó por muchos centros de detención y en la familia aquel es un tema doloroso del que prefieren no hablar en público. Tampoco Guerrero quiso hacerlo para los 50 años del golpe.

El ingeniero comercial estuvo cuatro años en la minera estatal y por su lado pasó el Davilazo: las operaciones de futuro que generaron millonarias pérdidas a Codelco ocurrieron en la vicepresidencia de comercialización, la que no era su área.

Mientras estuvo en Codelco, Cox y Bachelet siguieron al mando de CMB. Cuando terminó en Codelco, Guerrero retomó su carrera en el mundo privado.

“En el año 2023 CMB Prime cumplió treinta años de existencia, la experiencia acumulada en este tiempo, junto a la experiencia y conocimiento que aporta la llegada como accionista de LarrainVial en el año 2018, nos permiten enfocarnos en seguir buscando opciones de inversión en infraestructura para nuestros aportantes”, dice la memoria 2023 firmada por Guerrero como presidente. Hoy la empresa es una alianza en partes iguales entre los socios originales, Cox, Guerrero y Bachelet, más dos ejecutivos, el gerente general Juan Vargas, y el gerente de inversiones, Alfonso Yáñez; y LarrainVial, el mayor banco de inversiones local, con presencia en todas las áreas financieras, pero que no tenía un pie en el rubro que se especializó CMB, la infraestructura.

CMB construyó una marca en esta área: la ley de fondos de inversión de mediados de los 90 creó una nueva oportunidad de negocios, ya que permitió a los institucionales invertir en activos alternativos, como la infraestructura, un instrumento de largo plazo, seguro y con rentabilidades atractivas. CMB apostó desde temprano. Debutó en 1994 con una participación en el Camino de la Madera, siguió con Puerto Coronel, Parque Curauma, el aeropuerto de Punta Arenas, el Aeropuerto de Concepción y el puerto de Mejillones. Armó y liquidó el fondo CMB Prime. Ahora tiene otros tres: pero dos están en liquidación. El primero vendió ya el aeropuerto de Atacama y el terminal de Mejillones. El fondo II se deshizo de su participación en el aeropuerto de La Araucanía y retiene aún concesionarias intermodales, la de Santa Rosa, la Ruta del Limarí y el Terrapuerto Valdivia. El fondo CMB-LV Infraestructura III es el más voluminoso y gestiona activos que, al cierre de 2023, según sus estados financieros, están valorizados en US$ 350 millones. Los aportantes son fondos de AFP Cuprum y Capital y compañías de seguros, y ya está completamente invertido. Tiene en torno al 17% de Vespucio Norte y el túnel San Cristóbal, la senitaria Nuevosur, de la VII Región, Terminales Marítimos de la Patagonia y el 21% de la eléctrica AME Generación.

CMB es la carta de presentación principal de Guerrero. “Es un profesional destacado, de bajo perfil y respetado en el mundo financiero”, dice alguien que ha compartido directorio con él que se sorprende que ahora entre directamente al mundo empresarial directivo. Pero no es tan extraño. Antes dibujó una carrera como director: alguna vez estuvo en la mesa de Latam, en representación de Piñera, y a muchas otras compañías llegó propuesto por inversores institucionales. Así pasó por empresas como la red de casinos Enjoy, la cadena Empresas Hites y la frutícola Hortifrut. También estuvo en Invertec Foods. Hoy está en Inversiones Aguas Metropolitana, controlada por la francesa Veolia. Y aún no han cambiado los registros de dos sociedades de inversión de Piñera: Bancard Inversiones Limitada, donde Guerrero está junto a Pablo Piñera y Sebastián Piñera Morel, el hijo que ahora maneja un patrimonio familiar que supera largamente los US$ 3 mil millones. E Inversiones Santa Cecilia, donde comparte con el abogado Fernando Barros; Nicolás Noguera, el ex CEO de Odisea, la nueva denominación de Bancard; y los hermanos Cristóbal y Sebastián Piñera.

Quienes conocen a Guerrero y conocieron a Piñera marcan atributos contrapuestos que explican, dicen, su amistad. Si Piñera era hiperquinético y acelerado, Guerrero es sereno y cerebral. Un tipo que, en la tormenta, mantiene la calma. Pero tenían muchas cosas en común, sobre todo una de ellas: el humor. Por eso y otras razones, en las últimas décadas Guerrero e Ignacio Cueto eran los amigos con los que el expresidente se reunía más frecuentemente.

La relación con Piñera fue larga y quedan resabios de eso de por vida. Uno de ellos es el mismo edificio en el que compartieron por años. Las oficinas de Guerrero siguen donde el exsenador y expresidente tuvo domicilio las últimas décadas. CMB Prime está en el piso 16 de Apoquindo 3.000. A sólo tres cuadras de la casa central de Quiñenco, su destino a partir de la próxima semana.

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