Desde su vasta y reconocida trayectoria en el campo de la reorganización concursal, el abogado Juan Esteban Puga -socio del despacho de abogados Puga Ortiz- ha seguido activamente a las numerosas empresas que han emprendido este camino en los últimos años. A cargo del área concursal y de reestructuración de responsabilidades de su despacho, el experto ha participado en procesos recientes -Automotores Gildemeister o la constructora Beltec, por citar algunos- y también ha recibido los primeros contactos de la industria que se enfrenta a un severa crisis financiera. : las isapres.
“Como especialistas en derecho concursal y reorganizaciones hemos tenido consultas de los abogados de las isapre, no directamente de sus administraciones. Sin duda, no se trata de un fenómeno particular. Aunque algunos de ellos han mostrado un deterioro brutal, si no sistémico, que está afectando a toda la industria”, indica Puga, quien tiene en su haber el papel jugado en la reorganización de la isapre Masvida, caso que representa el gran precedente para el escenario y en el que asesoró a Nexus, la empresa estadounidense que compró esos activos.
“Una isapre se puede reorganizar perfectamente, pero esa solución no será para siempre porque la reorganización es frágil. Dependerá de muchos factores y de la espalda que presente”.
Aunque señala que “son pocas las isapres que están hablando de concursos para solicitar su liquidación”, el abogado considera que la fuerte caída financiera de la industria -con pérdidas por $127 mil millones a septiembre- se traduce en una crisis que ya se transfirió a la operación del sistema.
“Se sabe de clínicas que no están aceptando vales de isapre, sino que exigen que los pacientes paguen y hagan reembolsos, lo que cada vez es más complicado, lento y, probablemente, con más reparos porque las aseguradoras tienen un grave problema de solvencia. Eso dice que las clínicas sienten que algunas isapres no son líquidas”, indica.
-¿Cuál es su diagnóstico general del estado del sector?
-Este problema a nivel de la industria se genera por circunstancias excepcionales como la pandemia -que produjo escaladas de costos muy fuertes con alzas en los beneficios y un aumento brutal de las licencias médicas- y la ley que prohibía a las isapres subir sus planes durante ese lapso. . Y hay situaciones que tienen que ver en general con las limitaciones a las isapres para realizar reajustes unilaterales de tarifas y la eliminación de factores de riesgo. Esto, sumado al fallo de la Corte Suprema del 30 de noviembre, implicó un golpe muy duro y podría significar la insolvencia de todo el sistema de isapre.
-En comparación con empresas de diferentes rubros que han logrado reorganizarse en los últimos tiempos, ¿es esta una solución igualmente válida para las isapres?
-Una isapre se puede reorganizar perfectamente, pero esa solución no será para siempre porque la reorganización es frágil. Dependerá de muchos factores y de qué espalda presente.
-¿Qué condiciones necesitas?
-Es una industria complicada de reorganizar, salvo que haya un inversor que quiera inyectar liquidez a esa empresa. Por lo general, tiene que ver con la capitalización o con compradores que ponen ciertas condiciones. Hoy de lo que se habla es de devolver la solvencia a estas empresas, pero se sabe que será un negocio cada vez más complicado por todas las trabas a nivel jurisdiccional o legal. Reorganizar es muy complicado, aunque es posible y tenemos fórmulas.
-¿En caso de que la crisis de las isapres continúe, recomienda que se reorganicen?
-Creo que la industria lo que debe hacer es reorganizarse, pero esperando una solución que no vendrá de sus propios músculos. Muchos afiliados dirán “espero y confío”, pero mientras haya una luz al final del túnel, se sabe que el negocio de las isapres es rentable. Por ejemplo, en el caso de Masvida, había gente que salía pero también guardaba sus billeteras, aunque la parte de atrás detrás de ellas era diferente, lo que da una idea de lo que significa entrar.
-¿Qué hay que tener en cuenta?
-El sector isapre es una industria de seguros, por lo que la prioridad es mantener un flujo de ingresos.
-¿Qué aspectos de la estructura financiera de las isapres hacen que sea un proceso complejo?
-Un problema de las isapres es que tienen una garantía que se constituye sobre valores propios -como los depósitos a plazo- regulados por ley y que se congela para garantizar solo los beneficios, como los que se deben pagar durante los próximos 30 días , y se renueva constantemente. Y esa garantía tiene un problema: se libera con la autorización de la Superintendencia, por lo que en el caso de un acuerdo de reorganización se puede armar una pelea por ella. En el caso de Masvida, esta disputa entre proveedores y clientes aún existe y durará varios años.
-¿Cuál es el tratamiento que tienen las garantías de las isapres en caso de quiebra?
-Si la empresa fuera a la quiebra, hay una duda importante: si bien la ley establece garantías para cubrir beneficios, no dice que estos sean créditos preferenciales, con derecho al cobro antes que otros; no los califica de esa manera desde un punto de vista legal. Lo que sí establece la ley es que no se pueden embargar, pero el problema de eso en el caso de una liquidación es que se podría decir que esa parte está fuera de concurso y podría ir específicamente a cubrir esos beneficios. La ley no es clara al respecto y en el caso de Masvida sigue siendo un tema complicado.
Por eso reestructurar una isapre no es un asunto sencillo. Normalmente, la reestructuración apunta a tener más tiempo para pagar una deuda que ha comenzado a acumularse, pero para eso el acreedor siempre mirará primero la probabilidad de cubrir esa obligación.
Además, en el caso de esta industria, pesan mucho factores como la capacidad de las isapre para asegurar que sus cotizantes se queden, frente a otras alternativas que ofrecen más seguridad.
-¿Qué características debe tener una intervención a nivel concursal?
-Tenemos algunas ideas de cómo afrontar un concurso de saneamiento de isapres, que depende mucho de los acreedores; no tanto por su confianza en que su primer plan se llevará a cabo, sino por su posición en cuanto a la inconveniencia de que esa empresa quiebre.
Los acreedores muchas veces saben que la propia empresa no podrá pagar, pero saben que puede haber algún interesado y les conviene esperar esa alternativa antes de liquidar. En el caso de una isapre, esto es especialmente claro en el caso de acreedores atípicos -como los prestamistas- que no tienen preferencia y no se les paga con las garantías.
-¿Cómo está organizado el universo de acreedores?
-Es un tema muy sensible: cuando se inicia un procedimiento de liquidación o concurso de acreedores, se debe listar a todos los acreedores y eso significa tanto a los proveedores como a los clientes contribuyentes que están solicitando un reembolso; en consecuencia, es una lista enorme. Y el problema es que para aprobar un acuerdo de reorganización, la ley exige la aceptación de acreedores que representen las dos terceras partes del total del pasivo con derecho a voto en la asamblea. Este tema se presta a situaciones como campañas de recolección de firmas por parte de abogados dirigidas a los contribuyentes -a quienes se les debe reintegro de prestaciones, que pueden ser muchos- para solicitar más votos en la junta que los que van a tener grandes acreedores como clínicas
Decisiones gubernamentales
-¿De qué dependerá el éxito de eventuales reorganizaciones?
-Depende del marco regulatorio; lo más probable es que pase por eso, porque si no pasará otra cosa. ¿Por qué van a seguir perdiendo dinero?
-¿Qué pasará si finalmente la autoridad no da una salida que permita estabilizar la industria?
-La industria va a crujir mucho o va a intentar transmitir los precios de forma muy fuerte. Parece que esta situación va a perjudicar a las isapres, pero en realidad está perjudicando a los cotizantes, lo que el Gobierno no parece entender.
La industria se ve afectada y prueba de ello es lo que está pasando con el movimiento de dos dueños de isapres en base a acuerdos comerciales. Para que estos puedan ser invocados es porque el Estado de Chile no cumplió con la promesa a esos inversionistas en cuanto al marco regulatorio para evaluar un negocio.
-¿Ve motivos para que los dueños extranjeros de isapres recurran a acuerdos comerciales?
-Existe el riesgo de que el Estado de Chile deba asumir la responsabilidad por cambios en el sistema regulatorio. Las protecciones a las inversiones en general siempre están diseñadas para la expropiación, pero no solo para eso y en caso de un cambio normativo que signifique un daño causado por el Estado de Chile, estos cambios están protegidos por las cláusulas de los tratados de protección de inversiones.
-¿Y esto se aplica a efectos de sentencias de justicia, como la reciente sentencia del Tribunal Supremo para la aplicación de una tabla de factores?
-Es el Estado de Chile. Es necesario recordar lo que hizo la Corte Constitucional (que en 2010 declaró inconstitucionales normas de la Ley de Isapres que regulan la tabla de factores). Y ahora la Corte Suprema, en un caso en el que había pocas isapres, dictó sentencia a favor de todas ellas y, además, amplió un punto sobre la devolución del dinero con carácter retroactivo, en circunstancias que todas las aseguradoras cobraban de buena fe y distribuían. en sus cálculos comerciales.
La interpretación de la sentencia
– ¿Debe el Gobierno instruir una aplicación de la sentencia del Tribunal Supremo sobre tablas de factores de forma que contenga un impacto económico, como pide la industria?
-La sentencia del Tribunal Supremo es muy clara y el Gobierno no la puede tocar.
-Pero las isapres piden a la Superintendencia de Salud que instruya a la brevedad sus criterios para aplicar el fallo en la línea de no empeorar su situación económica…
-La superintendencia tiene nueva tabla de factores (desde 2020) y lo único que podría hacer en cuanto al marco regulatorio es dictar con urgencia normatividad y suspender el cumplimiento de ese fallo desde el punto de vista que las isapres, aunque deben pagar retroactivamente , no pagan ahora. Y eso supondría un alivio importante, porque si tienen que pagar en efectivo y no les dan un plazo, son cifras grandes y eso sería muy complicado.
En este punto, es difícilmente discutible que el sistema de salud privado requiere cambios importantes. Pero estos cambios -tanto de la propia industria como de las normas que la regulan- deben tender a una continuidad operativa y financiera del sistema que le permita seguir siendo un complemento del sistema público de salud, ante una crisis que culmina en la inviabilidad de las isapres supondría un riesgo sistémico para toda la salud, tanto privada como pública.
Entre los cambios más urgentes que se discuten desde hace más de una década, está garantizar la movilidad de los usuarios entre aseguradoras, hoy dificultada por condiciones preexistentes; mayor transparencia o sencillez para las personas a través de la creación de un plan único, y buscar mecanismos que permitan contener los crecientes costos de salud, racionalizando el uso de las licencias médicas, así como incentivando la eficiencia en los proveedores y la prevención por parte de las aseguradoras.
Sin duda la peor alternativa sería pensar en un monopolio estatal en la administración del aporte del 7% de los afiliados. Esto porque es evidente que la salud pública actualmente se encuentra desbordada y brinda, en términos generales, un servicio subóptimo (si no deficiente) a los beneficiarios de Fonasa, abrumados por largas listas de espera para una gran cantidad de servicios. Pero también porque todas las encuestas indican que la gente valora la prestación mixta en los servicios de salud, tanto en la gestión de su 7% como en la atención de sus problemas.
La falta de proactividad por parte del Congreso y del Poder Ejecutivo para implementar cambios al sistema durante años (además de la falta de presiones explícitas de las Isapres para que estos ocurran) -al punto de llegar hoy a una crisis financiera-, sumado a las decisiones de la Corte Suprema respecto a la implementación de reajustes al precio base de los planes (congelados desde 2020) y la tabla de factores, dejando su implementación en manos de la Superintendencia.
Ante esta crisis, no se trata de “salvar” -o eliminar- a las isapres, como erróneamente han sugerido algunos, sino de enfocar el sistema de salud en su conjunto -privado y público-, para que sea viable. , asequible y de calidad.
#URGENTE #CRISIS #SALUD
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HERNÁN SALINAS, Ex Embajador de Chile ante la OEA, Director del Centro de Estudios Internacionales de la PUC
La Carta Democrática Interamericana de 2001 especifica y desarrolla los principios de la Carta de la OEA, estableciendo que “los pueblos de las Américas tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla” (art. 1), definiendo elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, “el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres y justas, basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de los partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos” (art.3), y señalando que la democracia es indispensable para el ejercicio efectivo de las libertades fundamentales y los derechos humanos.
Estos principios y obligaciones forman parte del Derecho Internacional Americano y, por tanto, vinculan a todos los Estados de la región más allá de la OEA.
Recientemente, se llevó a cabo la VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde participan los Estados Americanos, excluyendo a Canadá y Estados Unidos. Entre ellos Cuba, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobiernos están lejos de cumplir con los elementos esenciales de cualquier democracia.
Al inaugurarlo, el presidente argentino, Alberto Fernández, en contradicción con los principios expuestos, señaló que “todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos y sus pueblos los legitiman como gobernantes…”, colocando así a las dictaduras con las democracias del continente, violando el principio de no neutralidad estadounidense frente a los regímenes totalitarios, y excluyendo así de la agenda de la reunión la defensa de la democracia.
Así quedó confirmado en la Declaración de Buenos Aires aprobada, que más allá de una declaración retórica general, no incluyó ninguna condena o exhortación a respetar la democracia y los derechos humanos de las referidas dictaduras. Por el contrario, al referirse a ellos es solo para condenar el bloqueo de Estados Unidos a Cuba, solicitar su salida de la lista de patrocinadores del terrorismo internacional y enaltecer acuerdos no sustanciales del incipiente proceso negociador entre la dictadura de Maduro y la oposición. . . En cuanto a Nicaragua, nada.
El Presidente Boric, contrario a nuestra tradicional política exterior de Estado, en vez de hacer una fuerte defensa de la democracia y los derechos humanos, hizo un retórico llamamiento general en defensa de los mismos, exhortando únicamente a la liberación de los presos políticos en Nicaragua y tuvo una cuidadosa intervención respecto a la crisis venezolana. Sin embargo, sesgadamente, guardó silencio frente a la dictadura cubana, dedicando una parte importante de su discurso a criticar la situación del Perú, atribuyendo sin datos concluyentes la muerte de más de medio centenar de personas a la represión de las autoridades peruanas, a la detrimento de nuestras relaciones. con ese hermano país, que legítimamente invocó el principio de no intervención.
En ese sentido, fue significativo el llamado del presidente Lacalle de Uruguay a no tener “una visión hemipléjica del respeto a la democracia, a las instituciones, a los derechos humanos, según el perfil ideológico”.
En conclusión, la CELAC 2023 fue una demostración del paulatino abandono de los principios de promoción y defensa de la democracia como objetivo regional, en un contexto predominante de gobiernos de izquierda.
#CELAC #democracia #regional #retroceso
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A casi un mes del inicio de la “segunda ola” de protestas en Perú tras el juicio político y detención del expresidente Pedro Castillo y el posterior rechazo por parte del Congreso de adelantar las elecciones para este año, el mercado financiero del vecino país se ha visto afectado. . aunque un poco por ahora.
En el mercado cambiario, el sol peruano se ha depreciado 0,68% durante 2023 para ubicarse en 3,8320 por dólar. Esto la ubica como la segunda peor moneda entre los mercados emergentes, según Bloomberg.
“El tipo de cambio es una variable más sensible a los problemas locales y al temor a los efectos de las protestas en la economía (escasez e inflación). Adicionalmente, a diferencia de las acciones, el dólar se debilitó frente al sol peruano durante 2022”, dijo el director de Valtin Capital y expresidente de la Bolsa de Valores de Lima, Marco Antonio Zaldívar.
Para el economista jefe de Credicorp Capital, Daniel Velandia, “el complejo entorno político limita la toma de posiciones por parte de extranjeros al mismo tiempo que incentiva la salida de flujos de participantes locales, lo que ha tenido un mayor efecto en la moneda”, agregó. .
La bolsa resiste
A pesar de las protestas, el principal índice de la Bolsa de Valores de Lima, S&P/BLV Perú General, mantiene su resiliencia con un alza de 5% en el año a 22.400 puntos, impulsado por Enel Distribución Perú, Empresa Agroindustrial Pomalca que han crecido 61%. 27% y 16%, respectivamente.
Por el contrario, las mayores pérdidas fueron para Aenza con una caída del 10%, Corporación Aceros Arequipa con una caída del 7,8% y Alicorp con una caída del 7,1%.
“El mercado bursátil peruano se ha visto beneficiado por la menor aversión al riesgo a nivel mundial y en particular por el aumento en el precio de los commodities, siendo el cobre registrando un alza importante en lo que va del año”, explicó Velandia.
Agregó que el mejor contexto internacional incentiva la compra de títulos peruanos por parte de inversionistas extranjeros. Sin embargo, las protestas han puesto un freno importante.
Por su parte, Zaldívar señaló que la postura antiempresarial de Castillo había afectado al mercado de valores, algo que el gobierno de Boluarte quiere enmendar.
“Estas mejoras se han visto contrarrestadas por un clima político y social complicado por las protestas, pero que, en balance, mantiene a las empresas peruanas mejor valoradas que hace un par de meses”, subrayó.
Impacto en los fondos
A nivel local, los fondos que invierten en el mercado vecino han tenido resultados negativos. El fondo de inversión “Fynsa Renta Fija Privada Perú” cayó 8,84% en el año, seguido de “MBI Perú” con 7,19% y “Activa Deuda Automotriz Perú” de LarrainVial Activos con 6,83%.
Otros vehículos se enfocaron en el mercado alternativo peruano como “Desarrollo Inmobiliario Perú – Colombia” y “HMC Inmobiliario Perú II” con caídas de 5,95% y 5,89%, respectivamente.