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La columna de Michèle Labbé: “Agoreros de la catástrofe”

Martina E. Galindez

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A pocos días de la publicación del Índice Mensual de Actividad Económica (Imacec) correspondiente al mes de septiembre, que alcanzó el 0,0% en 12 meses, el Presidente Boric volvió a designar, al menos por cuarta vez este año, a los “pesimistas del “catástrofe”, en referencia a economistas que proyectaron un crecimiento inferior al oficial para este año, y con base en estimaciones realizadas por el Ministerio de Hacienda de que el PIB se expandiría 2,6% durante 2024.

Sin embargoLa realidad cayó como un balde de agua fría sobre los hombros del gobierno.con dos meses consecutivos de crecimiento económico muy inferior al esperado, lo que llevó al Ministro Marcel a tener que reconocer no sólo que el crecimiento del mes de septiembre había sido decepcionante, sino también que “el país no crecerá al 2,6% en 2024, como proyectado.”

Efectivamente la economía no va bien, y no me refiero sólo a los dos últimos meses, cuyo comportamiento ha sido muy inferior al esperado, sino que No hemos podido recuperar la senda del crecimiento económico durante este gobierno.. En efecto, el crecimiento acumulado de la economía alcanza sólo el 0,8% desde marzo de 2022, y el 1,0% cuando se descuenta el crecimiento del sector minero (no minero Imacec). Lo anterior implica que nuestra economía ha crecido -en términos desestacionalizados- a una tasa promedio anual de 0,3% anual desde marzo de 2022, cuando asumió el presidente Boric, lo que implica que, en términos per cápita, es decir, si calculamos el El crecimiento per cápita en este período ha sido inferior a cero o negativo.

Si a lo anterior le sumamos que el gasto público se ha expandido a una tasa promedio de 2,6% anual -según las cifras de cuentas nacionales del Banco Central-, y que el aumento del gasto público se financia con impuestos, es decir, con menos gasto privado, El resultado es que el consumo de los hogares se ha contraído o caído en un promedio anual de 3,6%, lo que inequívocamente implica una caída significativa en la calidad de vida de los chilenos.

Probablemente no haya ningún momento en el que los técnicos y economistas hayamos sido más derrotados que durante este período presidencial. Pero El problema no está en los mensajeros de malas noticias, sino en la incapacidad del gobierno para implementar medidas que aumenten la inversión. -que presenta caídas en su ritmo de crecimiento-, inhibiendo la creación de empleo y, por tanto, afectando negativamente los ingresos familiares.

En estas condiciones, y cuando el Ministro de Hacienda haya tenido el coraje de reconocer que la economía no estará a la altura de las expectativas del Gobierno, al resto de los miembros del Gobierno les valdría la pena, en lugar de esconder la cabeza en la arena, como un avestruz tápate los ojos y los oídos para no ver ni oír la realidad; o atacar al sentirse atacado y desacreditar las proyecciones de técnicos y economistas, Decidimos de una vez por todas implementar medidas que cambien las malas noticias y permitan que nuestra economía vuelva a crecer.

Los pesimistas tenían razón al final, lo que no debería sorprendernos. Al final, los números no mienten.

*El autor de la columna es académico de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián