La historia del goleador chileno que se enamoró de un arco

Ahumada se llama Sergio, pero todos lo llamaron negro, en una era en la que eso no se complicó. Hace 50 años, el 18 de junio de 1975, clavó una derecha en una esquina del arco de Périco PérezAvellaneda Independiente Archer, para la final de la Copa Libertadores de América, donde la unión española de Luis Santibáñez fue sorprendente protagonista, forzando a un partido de desempate. El anotador Sereneo, sin problemas o coreografías, celebró con un puñado de camisetas timonales al lado del porche sur del estadio nacional. Hubo dos minutos para el cierre del juego y los Rojos de Santa Laura ganaron el partido de ida de la final continental.

La escena fue enumerada a la del 16 de mayo, cuando fumó, nuevamente de una manera sorprendente y en el minuto 89, disparó para vencer a Héctor Chumpitaz, Julio César Oblitas y Cachito Ramírez el derecho de disputar esa final. Son, esos objetivos, una parte viva de la historia del fútbol chileno, pero sobre todo un hechizo rara vez visto entre un delantero y un objetivo específicopuntual, único donde descargó su mejor artillería.

Black nació hace 78 años en una ciudad llamada La Cantera, hoy convirtiéndose en el vecindario de Coquimbo. Debutó en los deportes de La Serena y llegó a Colo Colo como parte de la negociación de Juan Koscina, una gran figura del torneo a principios del ’70. Fue campeón a la sombra de Elson Beiruth en 1970, pero una figura importante en el título del ’72. Su romance con el arco sur del Nacional comenzó en 1973, cuando abrió la ruta al empate contra Botafogo que condujo al Colo Colo de Chamaco Valdés y Carlos Caszely a la final de los Libertadores.

Meta de Sergio AhumadaEl portero de Independiente de Avellaneda vuela infructuosamente. La derecha de Ahumada ya se escabulló en el arco sureño del Nacional. Unión española gana la primera etapa de la final de la Copa Libertadores.

A los 10 minutos puso su sello en la apertura de la cuenta en su estilo. Robó una pelota, se dio la vuelta y enfrentó poder contra el arco rival. Las cosas fueron complicadas porque los brasileños ganaron entre 3 y 2 hasta casi el final, cuando el pollo Véliz resolvió las cosas.

Meta clave para ir a la Copa del Mundo en el ’74

En mayo de 1973, en el camino a la Copa Mundial en Alemania, y cuando Chile necesitaba un 2 a 0 contra Perú, Hizo un par con Julio Crisosto para, en el minuto 71, marcar la conquista justa para mantenerse con vida.

Los objetivos de Ahumada, aclaremos, no eran hermosos ni inolvidables. Fueron disparos repentinos, ataques feroces, rebotes instantáneos que merecen una búsqueda en YouTube para recordar los tiempos en que celebramos con alegría.

En 1976, el romance de Black con el Arco del Sur continuó con el primer gol de Everton en el partido de segunda definición contra la Unión Española. El equipo millonario forjado por Antonio Martínez y dirigido por Pedro Morales arrebató la gloria de los hispanos con una selección de figuras: Polo Vallejos, Mario Galindo, Guillermo Azócar, Carlos Cáceres y la Salinas del maestro celebraron junto a Ahumada en 3 a 1 que permitió levantar la tercera estrella de Vineyard.

Sergio Ahumada, patrimonio de CoquimboEl antiguo nacional y frente de dos de los mejores chilenos y finalistas de los Libertadores: Colo Colo ’73 y Unión Española ’75. Foto: Fundación Patrimonial Coquimbo

Pero todavía había. En 1977, nuevamente frente a Perú, buscando una cuota en la Copa del Mundo en Argentina, donde se construyó la sede de Mendoza para albergarnos, Ahumada entró en el minuto 40, cuando la corbata se estiró. En un equipo donde Elijah y Quintano, Reinoso, Miguel Ángel Gamboa y Pata bendecieron a Castro, El Negro, a dos minutos de entrar en la cancha en el reemplazo de Nacho Prieto, ganaron una de esas bolas imposibles y con más fuerza que estilo abrió la cuenta. En su arco. Sirvió poco, porque JJ Muñante alcanzó el objetivo que permitió a la generación de cubillas de Teófilo llegar a una Copa Mundial para mancharse de por vida.

Hoy está en Coquimbo, después de una vida llena de dificultades. Cuando se retiró del fútbol, ​​en 1981, la depresión aguda lo consumió, tejiendo muchas leyendas. Desde que se había transformado en ermitaño hasta que deambuló por las calles de Coquimbo. José Sulantay fue a su casa para rescatarlo y convertirlo en su asistente al equipo pirata. Hoy, incluso bajo el cuidado de sus hijos, Ahumada mantiene un ostracismo que le impide ser reconocida como una figura fundamental de nuestro fútbol.

Sergio Ahumada entra en la gran historiaBlack escribe el empate contra la República Democrática alemana (RDA) en la Copa Mundial en Alemania ’74. Sería el único objetivo de Chile en esa Copa del Mundo.

Cincuenta años de uno de sus hitos inolvidables, es imposible no recordar El único gol en Chile en la Copa del Mundo en Alemania ’74, en el empate contra Alemania Oriental, como trabajó como los anteriores. Lo vimos en la televisión en blanco y negro de la época. En el lado derecho de la televisión. Como todos los demás. El 18 de junio de 1974, en el Estadio Olímpico de Berlín, cuyos planes sirvieron para construir el Santiago National, Ahumada celebró su objetivo más importante. Seguramente estaba en el arco del sur.

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