Una de las instituciones más recientes creadas en el sector público es el Defensor del Pueblo del Contribuyente Nacional (Denacon, inicialmente conocido como “Dedecon”). La entidad nació gracias a la Ley de Modernización Tributaria de 2020.
Ubicada en el piso 11 de la Secretaría de Hacienda, la oficina de defensa es dirigida desde noviembre del año pasado por el defensor nacional, Miguel Zamora.
La Ley de Presupuesto asigna $2.772 millones al Denacon, que financiará una dotación de 42 puestos, de un total de 82, en su primer año de funcionamiento.
Abogado de la Universidad Católica y magíster en Tributación Internacional de la Universidad de Nueva York, Zamora fue subdirector jurídico del Servicio de Impuestos Internos (SII) hasta agosto pasado. Es cercano al exministro Felipe Larraín, para quien fue coordinador de Política Tributaria en su primera gestión.
La instalación de la nueva institucionalidad se sigue de cerca en los pasillos de Teatinos 120, en un momento en el que se han recrudecido las críticas de los contadores a Operación Renta y mientras el Gobierno prepara una reforma fiscal que se presentará el próximo mes.
Y entre los equipos Ejecutivos, se ve con preocupación lo que consideran un arranque lento de la organización y su estructura.
Así se refleja en una carta enviada por la subsecretaria de Hacienda, Claudia Sanhueza, a Zamora el pasado 2 de mayo, en la que solicita una serie de datos sobre la salida de Denacon.
El documento comienza haciendo referencias a las disposiciones de la ley respecto al trabajo del subsecretario, entre las que se encuentra su preocupación por el buen funcionamiento de los programas y servicios relacionados con la cartera, entre los que se encuentra Denacon.
El texto continúa ahondando en las funciones que la Ley de Modernización Tributaria le confiere al defensor nacional. De esta forma, se solicita a la Defensoría Nacional que entregue “de forma detallada” el estado de avance de la implementación de la Defensoría del Pueblo en un plazo de cinco días hábiles.
Hacienda indagó sobre cuatro datos: la fecha de inicio y estado actual del procedimiento para la designación del subdirector del Denacon; la fecha de inicio y estado actual del procedimiento para la designación de jefes de división; detalle de la dotación aprobada por la Ley de Presupuesto 2022 y funcionarios contratados; y la fecha de inicio y estado actual del procedimiento de contratación de los demás funcionarios.
Los objetivos de este año
Al cierre de esta edición, la respuesta de Zamora aún no había llegado al escritorio de Sanhueza. Consultado oficialmente Denacon, no hubo respuesta.
La Ley de Presupuesto de este año destina $2.772 millones al Denacon, lo que permitirá financiar en su primer año de funcionamiento una dotación de 42 puestos -de un total de 82-, además de recursos para el equipamiento de oficinas en Teatinos 120, mobiliario y equipo de computadora.
A principios de enero, Zamora dijo a Diario Financiero que había contratado a unos 20 profesionales, algunos del SII en áreas multidisciplinarias como derecho, ingeniería de sistemas, auditoría, contabilidad y tecnologías de la información.
Su meta es llegar a 42 cargos en el presente año a través de concursos públicos y también conformar el Consejo de tres integrantes del Dedecon, objetivo para el cual indicó en enero que ya se había contactado con la Función Pública para publicar las convocatorias en la Alta Dirección Pública (ADP). ).
Sin embargo, hasta el momento los llamados a licitación aún no se han publicado en ADP.
Esto ha generado molestia en el Ejecutivo, considerando -por ejemplo- que ya se publicaron los llamados a licitación de servicios dependientes de Hacienda, que recién han estado vacantes en los primeros meses de esta gestión, como Aduana y Tesorería General de la Nación. La republica.
La Ley establece que el Dedecon tendrá como objeto principal velar por la protección y protección de los derechos de los contribuyentes, en materia de tributación fiscal interna. En el ejercicio de sus atribuciones legales, deberá velar “especialmente” por la protección y protección de los derechos “de los más vulnerables” y de las micro, pequeñas y medianas empresas, señala el reglamento.
El cargo de Zamora tiene una duración de tres años y su nombramiento es presidencial, no estando adscrito al sistema ADP.
Respecto a dos episodios relacionados con el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental -los casos de Dominga y Fundamenta, con grandes inversiones-, se ha hablado mucho en los últimos días de que necesitamos “más técnica y menos política”. Pero la tensión que muestra nuestra institucionalidad demuestra que hoy es precisamente cuando necesitamos más de esto último. Hay varios ejemplos que lo demuestran. Por mencionar solo tres: Actualmente cuando el “impacto ambiental cero” no es más que una utopía, debemos definir como un país qué impactos y, lo más importante, en qué lugares será aceptado y en cuáles no. Asimismo, se requiere mayor claridad sobre los requisitos impuestos por la autoridad a través de guías, instructivos, criterios y su aplicabilidad a los proyectos en trámite. En resumen, es inaceptable que cada proceso de impugnación, en teoría con solo unos pocos pasos procesales, fácilmente lleve más de tres años. En resumen: debemos modernizar nuestro sistema. Para ello se debe llegar a un acuerdo transversal similar al que existía en 2009 cuando se aprobó la “nueva institucionalidad ambiental”. Hoy entonces. más política. Podemos dejar la técnica para más adelante.
Pablo Méndez Académico, Facultad de Derecho de la Universidad Alberto Hurtado
En Chile, la industria de la tecnología de la información (TI) está dominada en gran medida por hombres. Según el último informe del Servicio Nacional de Formación y Empleo, de las 10.358 personas con perfiles vinculados a este mundo, solo el 16% son mujeres.
Ante este escenario, tres mujeres profesionales vinculadas a esta industria comentaron a DF las principales barreras a las que se han enfrentado, los retos que implica el desempeño de estos trabajos y cómo avanzar hacia una mayor igualdad de género en este ámbito.
Principales barreras
Alejandra Pinto se desempeña como líder del equipo de operaciones de TI de Acid Labs, encargada de brindar servicios de soporte y monitoreo y mantener la continuidad operativa a los clientes.
Describe su experiencia en esta industria como “agradable”, de constante aprendizaje y sin discriminación por su género.
Aunque admite que el porcentaje de mujeres en TI es bajo, y que él mismo lo ha podido comprobar, no cree que eso se deba a menos oportunidades, sino que lo vincula a una “barrera social o cultural, lo cual encasilla que tenemos que trabajar en ciertas áreas y no esto (TI)”, señala.
A pesar de ello, comenta que no hay diferencia en capacidad técnica o profesional entre un hombre y una mujer, y destaca que las mujeres tienen aún mayor habilidad en ciertos aspectos.
“Nos cuestionan más que a los hombres, suponiendo que ellos tengan la verdad y siempre tenemos que demostrar lo que sabemos innecesariamente”. BARBARITA LARA, DIRECTORA EJECUTIVA DE EMERCOM.
“Es difícil que las mujeres se destaquen más, porque se cuestiona nuestra opinión y los resultados. (…) Las barreras están ligadas a diferentes salarios por hacer el mismo trabajo y al cuestionamiento del saber”. SANDRA REYES, RESPONSABLE DE DISEÑO Y UX DE DESTÁCAME.
“No creo que las mujeres tengamos menos oportunidades, pero hay una barrera social o cultural que nos encasilla en tener que trabajar en ciertas áreas y no en esta (TI)”. ALEJANDRA PINTO, LÍDER DE OPERACIONES DE TI EN ACID LABS.
“Siempre digo que tenemos un sexto sentido, para ser más sensoriales y eso nos permite desarrollar habilidades blandas”, dice la experta.
Barbarita Lara, ingeniera de ejecución informática y CEO de Emercom, firma tecnológica de desarrollo de plataformas, va un paso más allá, quien se define como una “inventora e innovadora” que busca articular las startups con la industria.
Lara señala que, aunque ha sido más independiente en su vida laboral, ha notado aspectos negativos en la industria, principalmente relacionados con las diferencias de salario en comparación con los hombres para el mismo trabajo.
También asegura que habría una “doble validación” para las mujeres.
“Nos cuestionan más que a los hombres, asumiendo que ellos tienen la verdad y siempre tenemos que demostrar lo que sabemos innecesariamente”, dice.
Sumado a eso, dice que la barrera más “básica” es la propia presencia de la mujer en la industria, ya que el hecho de no sentirse en comunidad las pondría en desventaja.
Un diagnóstico similar hace Sandra Reyes, jefa de diseño y UX de la fintech Destácame, quien señala que a las mujeres “les cuesta más destacar, porque se cuestiona nuestra opinión y los resultados”, y agrega que las barreras están ligadas al salario. para realizar el mismo trabajo y el cuestionamiento del saber.
Sin embargo, dice que en su vida laboral tomó estos comentarios como un “reto y aprendizaje” más que como un obstáculo para trabajar en la industria de TI, y que asocia estas barreras con la formación de estudiantes de colegios y, más tarde, universidades.
¿Cómo mejorar?
Para Lara, los aspectos a mejorar para acortar las brechas comenzarían por aspectos básicos, como incentivar a las empresas a tener cuidadores de los hijos de los trabajadores, apoyo psicológico y reforzar el teletrabajo, señalando que la industria TI es una de las que se puede desempeñar a distancia sin mayores. . problemas. “Ha servido para que las mujeres puedan empoderarse para la independencia en el ámbito laboral”, añade.
Avanzar hacia la igualdad de género en los consejos de administración y en los puestos de decisión de las organizaciones también aparece como una recomendación de los tres.
Pinto enfatiza que es importante que más mujeres tengan posiciones de liderazgo para convertirse en mentoras de otros trabajadores, apoyarlas con mentorías y seguir animándolas a seguir una carrera en tecnología.
Mientras que Reyes llama a impulsar instancias como talleres dentro de las empresas, con mujeres que den consejos para motivar y ayudar a retener el talento femenino dentro de las empresas, además de que las empresas “salgan a buscar mujeres y no esperar a que lleguen hojas de vida”, dice.
A fines de 2022, el jefe de la inteligencia nacional alemana, Thomas Haldenwang, lo expresó muy bien: “Rusia es la tormenta”, les dijo a los parlamentarios alemanes. “China es el cambio climático”.
El año pasado también fue la primera vez que la administración estadounidense actuó como si realmente creyera en esa distinción. Aunque la mayor parte de la atención del presidente Joe Biden se centró en Rusia después de su invasión de Ucrania en febrero, sus movimientos más importantes en 2022 se dirigieron a China. La incertidumbre ya no es si se producirá el desacoplamiento entre EE. UU. y China, sino hasta dónde llegará. Gran parte de la respuesta quedará clara en 2023.
“Se sospecha que el imperativo competitivo del presidente Biden hacia China superará su imperativo cooperativo”.
Esto plantea dos preguntas apremiantes. ¿Qué entiende Biden por desacoplamiento? ¿Y podrá Estados Unidos convencer a sus aliados y socios para que se unan a él?
En cuanto a lo primero, la administración estadounidense todavía está probando el terreno. Biden heredó una serie de medidas comerciales punitivas “ad hoc” que la presidencia de Donald Trump impuso a China: aranceles a las exportaciones de acero y aluminio, así como diversos controles de exportación por parte de las empresas de telecomunicaciones chinas, en particular Huawei y ZTE. Ninguno de estos ha sido revocado.
En octubre, Biden llevó al mundo un paso más cerca de la bipolaridad económica total. El Departamento de Comercio de EE. UU. emitió órdenes para cerrar el acceso de China a semiconductores avanzados. Esta medida se tomó sobre la base de que el impulso del líder chino Xi Jinping para lograr la “fusión civil-militar” significaba que el desarrollo económico de China ya no podía disociarse de su alcance militar acelerado.
La realidad es que Biden está improvisando sobre la marcha. Su administración incluye librecambistas clásicos, que continúan creyendo en la globalización de suma positiva, y otros que ven la rivalidad entre Estados Unidos y China como una competencia de suma cero en la que solo puede prevalecer una potencia. La sospecha es que, en lo que respecta a China, el imperativo de competencia de Biden tendrá prioridad sobre el de cooperación.
Si ese es el camino que Biden elige tomar, tendrá que traer consigo aliados y socios comerciales clave de Estados Unidos. Oficialmente, se habla de “friendshoring” (favorecer cadenas de suministro de aliados estratégicos). Esto significaría trasladar las cadenas de suministro centradas en China a países de ideas afines como Vietnam, India y México. Algo de esto ya estaba sucediendo debido a la política ahora abandonada de “cero covid” de China. Por ejemplo, Apple planea producir una cuarta parte de sus iPhones en el sur de la India. Pero el grado de dependencia global de China como proveedor de bienes intermedios en la mayoría de las áreas de producción moderna significa que el objetivo implícito de EE. UU. es casi una bifurcación.
Esto desaceleraría el crecimiento global y agudizaría el dilema para los amigos de Estados Unidos que son altamente interdependientes con China, como los Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Singapur. Ninguno quiere verse obligado a elegir entre EE. UU. y China, y esa elección podría perjudicar a EE. UU.
China y EE. UU. continúan aumentando sus capacidades militares en el Indo-Pacífico. Cualquiera que sea su ritmo este año, la relación entre Estados Unidos y China se dirige en una dirección inquietante. Las empresas, los países, las regiones y el mundo apenas comienzan a absorber las posibles consecuencias.