Los Bunkers historia secreta de su regreso a los escenarios

La primera señal de que el jueves 23 de febrero sería un día diferente en la casa de Providencia, base de operaciones de Los Bunkers desde diciembre pasado, fue que no hubo un ensayo normal. Ese día el grupo tenía en agenda un viaje a Viña del Mar para participar en el remate de la rutina del comediante Fabrizio Copano en el Festival. Un momento inédito para el programa que marcó el pico más alto de rating del evento, con 43,6 puntos de rating.

La aparición en la Quinta Vergara se trabajó en estricta reserva. El secretismo fue tal que varios de los colaboradores del equipo del comediante ni siquiera se lo mencionaron a sus familias. Incluso hubo gente alrededor de Los Bunkers que afirmó que recién ese día se enteró de lo que iba a pasar en la noche.

Desde el entorno de Copano precisan que las negociaciones para sumar a Los Bunkers al término de la rutina comenzaron en enero. Hay quienes aseguran que la idea surgió a fines de 2022, cuando el comediante participó en un lanzamiento en vivo de canción para mañanalas memorias escritas por Mauricio Durán.

Sin saber si la idea de sumarlos al espectáculo iba a funcionar, Copano decidió tratar personalmente e hizo un primer acercamiento a través de los hermanos Mauricio y Francisco Durán. Tras unas conversaciones extendidas a todo el grupo, se logró la aprobación.

El vínculo entre los penquistas y Copano viene de México, durante los días en que el comediante vivía en ese país. Allí se unió a un grupo de amigos en el que, además de los músicos, participa el escritor Alejandro Zambra, entre otros.

Lo más complejo fue el operativo para llevar a los músicos a Viña, sin levantar sospechas. El equipo de Copano tuvo que hacer varios malabares para evitar fugas. Por ejemplo, al tratarse de la producción del Festival se hablaba de “la furgoneta de los primos” o “el móvil de la familia”. Hubo funcionarios, dentro de la organización del espectáculo Ciudad Jardín, que estaban convencidos de que en ese vehículo iban miembros de la familia Copano.

Ese día, los cinco músicos se dirigieron juntos en un microbús a Viña del Mar. En un punto secreto de la ciudad se encontraron con el transporte que traía a los demás invitados a la rutina, los comediantes Sergio Freire, Pedro Ruminot, Rodrigo Salinas y el mismo Copano. Se juntaron todos en un solo móvil que fue el que finalmente ingresó a la Quinta Vergara cerca del inicio de la transmisión televisiva, a eso de las 10:00 p. m. Para evitar bajarse y ser vistos, al momento de ingresar se le pidió al guardia que se bajara. en el móvil para comprobar las credenciales de todos. Así, esperaron su participación en un espacio aparte, donde contaron con una atención personalizada que incluyó a un chef.

Para entonces Los Bunkers ya estaban gestionando cómo se iba a desarrollar su participación. La idea era hacer que pareciera una escena multiverso lo más realista posible. Por eso, la sorpresa del público al verlos fue grande. Tras el final hubo una breve celebración y rápidamente salieron de la Quinta Vergara para una distendida reunión post-show en un rincón de Viña. Un par de horas después, el grupo regresó a Santiago.

Aunque el reencuentro de Los Bunkers estaba anunciado el 2 de mayo de 2022, en realidad se venía gestando desde 2019. Ese año comenzaron los acercamientos entre los músicos, se lijaron algunas asperezas y se barajó la posibilidad de volver a los escenarios tras su última actuación. explorado en 2014, en el marco del festival Vive Latino en la Ciudad de México. Así se trazó un plan de presentación en Chile y México, pero luego vino el estallido social, que terminó por condicionar los planes.

Al notar que algunas letras de sus canciones fueron utilizadas en diferentes manifestaciones, el grupo decidió limitar el regreso a solo dos presentaciones específicas. No querían que su regreso se interpretara como un movimiento oportunista en un momento de mayor tensión social. Fue así como se crearon los espectáculos gratuitos masivos en Plaza Italia y en la Universidad de Concepción.

La idea de la vuelta seguía latente, pero con la pandemia y el confinamiento se volvió a limitar la posibilidad de jugar. Por ello, se aprovechó la ocasión para reorganizar parte de la discografía del grupo. Así se rescató el debut homónimo de 2001, que fue reeditado en una edición de lujo en vinilo y CD. Le siguió el lanzamiento de una versión remasterizada de Barrio de la estación. La noticia continuó con el lanzamiento de Los búnkeres en The Roxyel disco de su actuación de 2010 en el histórico recinto de Los Ángeles, California, que también llegó en vinilo.

Todo el movimiento en torno al catálogo se produjo tras una jugada clave. Por diferencias comerciales, dejaron Evolución, la productora de Manuel Lagos (hermano del conductor Sergio Lagos), para firmar con la gestora Outside the Box, fundada y dirigida por el ejecutivo uruguayo Tabaré Couto, con amplia experiencia en la industria.

El lunes 25 de abril de 2022 fue un día clave: era la primera vez desde los shows del período del estallido social que los cinco integrantes de la banda volvían a estar juntos. Ese día se encontraron en la casa de Francisco Durán en la Ciudad de México y, aparte de una amena y fluida conversación, comenzaron a tocar la guitarra de manera espontánea.

El primer tema que surgió fue algo, de Los Beatles. Casi como sus orígenes, cuando se conocieron a finales de los 90, todo comenzó con los Fab Four.

A continuación se hizo un recorrido por el repertorio más clásico, con alusiones al desaparecido Lou Reed. Los hermanos Álvaro y Gonzalo López fueron los primeros en empezar a tocar la guitarra e improvisar. Tal y como detallan algunos conocedores de aquella cita, “el ambiente de reencuentro que se vivió fue maravilloso. Era pura magia. Tocaron muchas canciones y todos terminaron brindando. Ahí es donde realmente se materializó la reconciliación”.

Al día siguiente, realizaron la sesión de fotos que formaría parte del anuncio oficial del operativo retorno. Un par de días después se volvieron a encontrar, esta vez en la casa de Mauricio Durán. Allí pidieron pizzas y conocieron al escritor Alejandro Zambra. Se tomó una cándida foto de los cinco conversando en la cocina, la cual fue subida a Twitter la noche del 1 de mayo. Las redes estallaron y el rumor de un posible encuentro corrió por todas partes.

La mañana del lunes 2 de mayo su regreso y el anuncio del primer show en Santa Laura ya era una realidad oficial que todo el país conocía.

Luego de reunirse con sus familias para pasar las fiestas de fin de año, Los Bunkers comenzaron a preparar el repertorio que interpretarán en los shows de Santiago, Concepción y Viña del Mar (con Cancamusa, Dulce y Agraz y Eduardo Gatti como invitados, respectivamente) . para los que hayan vendido más de 100.000 entradas, a las que seguirán fechas en México (como en el Vive Latino) y en España.

Por ello, la banda junto a su equipo más cercano alquilaron una casa que funcionaría como centro de operaciones para su regreso. Ubicado en el corazón de Providencia, comenzó a ser ocupado el 1 de diciembre. El 15 de diciembre fue el primer ensayo. Los ensayos duraban entre 5 a 6 horas diarias y comenzaban alrededor de las 11 de la mañana.

Fieles a su obsesión por el sonido, dedicaron largos ratos a repasar algunos detalles concretos, pero en general, como han contado en las pocas entrevistas que han concedido hasta ahora, armar su material fue menos difícil de lo esperado.

Por supuesto, hay especial preocupación por el montaje del espectáculo a gran escala, diseñado para estadios. De hecho, en esa casa, Los Bunkers también siguieron todos los detalles del trabajo visual que tendrá el espectáculo, que tendrá un trabajo detallado a nivel de gráficos y pantallas en el que trabajan tres personas. Además, está el trabajo del ilustrador Fab Ciraolo, quien rediseñó la gráfica del grupo.

Para la ocasión, al menos a nivel técnico, han reclutado a varios de sus históricos colaboradores, entre ellos el reconocido ingeniero de sonido Gonzalo “Chalo” González.

¿Había espacio para trabajar en nuevo material? Se estima que el grupo trabajó en nuevas ideas y que “muy pronto” habrá noticias sobre nuevas composiciones.

Pero, en general, sus allegados comentan que parecen tranquilos, muy unidos y manejan la situación con bastante aplomo a pesar de la expectativa que se ha levantado sobre su regreso. La situación les ha permitido incluso recibir a algunos invitados en la casa-estudio, como el exfutbolista Jean Beausejour el pasado 17 de febrero, a quien invitaron tras revelar en la radio los tenores (DNA) que era fan de la banda. El encuentro que duró cerca de dos horas, donde el deportista les contó las anécdotas de él con Marcelo Bielsa como DT y la vez que vio a Oasis mientras jugaba en Inglaterra.

El pasado martes 28 de febrero desarmaron todo y abandonaron el lugar. Estos últimos días antes del recital del 11 de marzo en el estadio Santa Laura, ensayarán en otro recinto de Santiago. Pero aún faltaba el último acto.

Hace un mes habían tomado la decisión de realizar un show secreto previo a las presentaciones en Santa Laura, en parte para agradecer a la afición y ganar filmaciones. Se barajaron varias alternativas, pero finalmente se eligió la discoteca Blondie. Desde el entorno del grupo explican que en la decisión pesó la historia del lugar, así como sus condiciones de acceso y seguridad que permitieron trabajar rápido.

Así, en la mañana del miércoles 1 de marzo estuvieron disponibles las 500 entradas gratuitas, que se agotaron en apenas cuatro minutos. La banda hizo una prueba de sonido en el lugar entre la 1 p. m. y las 3 p. m., luego se fue y volvió a tocar horas después. Pasadas las nueve de la noche, tras pedir fervientemente a los asistentes que apagaran sus móviles y no hicieran ninguna grabación del espectáculo, salieron a tocar.

Fue el primer encuentro, en tono íntimo, en el que la banda hizo gala de su potente directo, con un set de 18 temas en aproximadamente una hora y 20 minutos, donde repasaron clásicos como no me hables de sufrimiento y el detenidoincluso canciones menos evidentes de su discografía, como no necesito pensarde La culpa.

Se espera que los conciertos sean más largos, alrededor de dos horas y una fracción. Pero el miércoles fue un encuentro que contó con un público apasionado y anticipa un marco emotivo para los esperados shows de regreso de la banda de rock chilena más importante del siglo XXI.