Economia

Mario Marcel y crecimiento del gasto en 2025: “Nuestra estimación es de 3,8% en comparación con lo que se va a ejecutar este año”

Published

on


Javascript está deshabilitado en su navegador web.
Por favor, para ver correctamente este sitio,
habilite javascript.

Para ver las instrucciones para habilitar javascript
en su navegador, haga click
aquí.

La economía no ha perdido tracción, al contrario, continúa fortaleciéndose en una senda de recuperación que inició a fines del año pasado, asegura el ministro de Hacienda, Mario Marcel.

Esta semana presentó el proyecto de Ley de Presupuestos para 2025, y recibió cuestionamientos por el optimismo en su proyección de crecimiento de 2,7% para economía el próximo año, y falta de moderación en el gasto público, el que, aclara, se expandirá 3,8% en comparación con el gasto efectivo de 2024, cumpliendo con la meta fiscal. Sin embargo, el ministro defiende cada uno de los datos.

“Es un poco desalentador que uno termina siendo más cuestionado que quienes se olvidaron completamente de la responsabilidad fiscal”

– El crecimiento del PIB de 2,7% que proyecta para 2025 está sobre el rango del Banco Central, de 1,5% a 2,5% y sobre el mercado, que tiene 2,2%. ¿No hay un exceso de optimismo como algunos cuestionan?

– Uno tiene que recordar que, en los dos presupuestos anteriores, nuestras proyecciones de crecimiento eran superiores a las del mercado y terminaron siendo las correctas. Es decir, no es que nosotros fuéramos optimistas, sino que el mercado estaba siendo pesimista.

– ¿Y qué está viendo ahora Hacienda que quizás no está viendo el mercado?

– Hay una cierta inercia en las proyecciones, que tienden a mirar cosas pasadas. ¿Qué vemos hacia adelante? Por ejemplo, que hemos convivido en los últimos tres años con el período más largo de estancamiento del stock de crédito desde mediados de los 80, pero desde el año pasado el Banco Central ha estado bajando las tasas de interés y ha señalado que va a seguir haciéndolo. A ello se suma que a nivel global también los principales bancos centrales del mundo  se están moviendo en esa dirección. Y eso, por supuesto, ayuda al consumo, y sobre todo a la inversión. El catastro de la Corporación de Bienes de Capital apunta a un incremento importante de la inversión el próximo año, que nosotros estimamos en algo más de 5%. Y a eso se suma el hecho de que tenemos precio del cobre mucho más favorable. Todos esos factores deberían asegurar que el próximo año sea al menos similar a este. Vamos a estar en línea para llegar a un 2,6% al cierre del año. Por lo tanto, la tracción de la economía se mantiene.

– En materia fiscal, este año hubo un error relevante al sobreestimar ingresos, que luego debieron corregirse y obligó a hacer ajustes de gastos. ¿Qué falló en las estimaciones?

– Imprecisiones en las estimaciones de ingresos han ocurrido todos los años desde que yo tengo memoria, la diferencia está en si el Gobierno tiene o no un compromiso de cumplir con la meta fiscal estructural.

– ¿Pero por qué cayeron esta vez los ingresos respecto de lo previsto?

– Fundamentalmente por el resultado de la Operación Renta y el precio del litio, que fue más bajo del esperado.

– Para 2025 proyectan un crecimiento de los ingresos de 8,5%, que los analistas también consideran demasiado optimista. ¿Cómo se garantiza que no ocurra lo mismo?

– El 8,5% incorpora una serie de factores que no son de la coyuntura económica, sino que tienen que ver con cambios más estructurales que aumentan la recaudación. Entre ellos está la Ley de cumplimiento tributario, el royalty minero y el efecto del acuerdo entre Codelco y SQM, que va a elevar de manera permanente los ingresos provenientes del litio. A eso se agregan mayores ingresos de la minería del cobre, derivados del aumento de producción que se prevé del orden de las 200.000 toneladas métricas de cobre fino el próximo año, y el aumento de precio del cobre de largo plazo que lo determina un comité de expertos independientes, que para el próximo año estimó algo más de US$ 4 por libra comparado con US$ 3,86 que estimó el año pasado.

– Y por el lado del gasto público, ¿cuánto y qué se está ajustando en 2024?

– Como comentaba, cuando hay una diferencia de ingresos que es de carácter estructural, si uno tiene un compromiso con la meta, tiene que ajustar alguna otra cosa, principalmente los gastos. En los gobiernos anteriores las metas de política fiscal solo se fijaban para el último año de su período, cuando además era un presupuesto que ejecutaba el gobierno siguiente. Y si había diferencias de ingresos, se dejaba así no más. Nosotros, como medidas de reforzamiento de la regla fiscal, agregamos que la meta se fije año a año. Y para cumplir la meta se han ajustado gastos, que es algo que los gobiernos anteriores no habrían hecho.

– ¿Cuánto se ha ajustado y cuánto falta?

– Los ajustes en el gasto son de más de US$ 1.000 millones hasta ahora, y todavía hay ajustes que están en proceso. Como se señala en el informe del Estado de la Hacienda Pública, en 2023 los ajustes fueron por US$ 1.600 millones y, probablemente, cerremos este año con una cifra parecida.

– O sea, ¿faltaría por recortar otros US$ 600 millones?

– En torno a unos US$ 500 millones.

– ¿En qué partidas se concentran los ajustes?

– Hasta ahora, se han concentrado básicamente en programas o inversiones que no tienen probabilidad de ejecutarse durante el año. Simplemente, esos recursos no se reasignaran a otras cosas. Y han estado más del lado del gasto corriente que del gasto de capital.

– Para este año la meta fiscal que usted destaca era bajar el déficit estructural a 1,9% del PIB, pero se sigue proyectando que será 2,3%, ¿Le resta credibilidad a la misma regla?

– La proyección en este momento es de un déficit estructural de 2,3% y en déficit efectivo de 1,9%. Este último es lo mismo que estaba proyectado cuando se formuló el presupuesto. Lo del estructural  tiene que ver con que las brechas de actividad o de precio del cobre se han reducido respecto a lo que se había estimado, es por la metodología con que se calcula el balance estructural. Pero la meta sigue siendo la misma y vamos a trabajar para cumplirla. Están los ingresos de la Ley de cumplimiento tributario y los ajustes en los gastos que comentábamos.

Lo que sí me impresiona es que mucha de la gente que se alarma frente a una diferencia de unas décimas en un año, estuvo en el gobierno anterior cuando el presupuesto se excedió en 30% el año 2021, el déficit estructural fue 11% del Producto y el déficit efectivo fue 8% durante dos años seguidos.

– ¿Le parece injusta la crítica?

– Es un poco desalentador, que, en la medida que uno se va poniendo metas más desafiantes y se esmera por cumplirlas, termina siendo más cuestionado que quienes hicieron no solo la vista gorda, sino que se olvidaron completamente de la responsabilidad fiscal.

– El Gobierno anunció que el gasto público en 2025 crece 2,7% respecto de la Ley de este año. ¿Cuánto crecerá realmente en comparación con el gasto efectivo de 2024?

– Lo mencioné en el Informe de Finanzas Públicas y me llamó la atención de que nadie lo citara. Yo dije que cerca de 4%, más específicamente, nuestra estimación es de 3,8% en comparación con lo que se va a ejecutar este año, dado que se está recortando el gasto.

– Ese 2,7% respecto de la ley algunos lo consideraron expansivo, ¿no es más expansivo aun un 3,8%?

– Cuando se creó la regla estructural fue para que el juicio respecto del gasto público no fuera si es o no expansivo, sino en términos de la relación que tiene con los ingresos permanentes o estructurales del Estado. Hasta ese momento, era común que siempre se discutiera si el gasto crecía más o menos que el Producto, pero eso no es un indicador macroeconómico, sino un indicador de tamaño del sector público, cruzado por múltiples factores ideológicos.

La regla fiscal no determina un crecimiento del gasto. El producto de la regla fiscal es el nivel de gasto que es compatible con el logro de la meta fiscal, dado los ingresos estructurales. Entonces, si para el próximo año nosotros estamos proyectando un déficit estructural de 1,1% en comparación con uno de 1,9% que tenemos para el 2024, quiere decir que el presupuesto no es más expansivo. De hecho, sigue la senda de consolidación que se inició en el 2021.

– Pero este crecimiento del gasto de 3,8% será el mayor que se registre durante este Gobierno…

– Nuevamente, en nivel, este Gobierno en el conjunto de su período va a haber reducido el gasto. Y en variación, la secuencia ha sido de -23% en 2022, 1% en el 2023, probablemente 3% en el 2024 y ahora 3,8% en 2025. Eso va en línea con una economía que ha pasado de un proceso de ajuste a una etapa de crecimiento y que, además, se ha fortalecido, aumentado estructuralmente sus ingresos.

– ¿Y cuánto más subirá el crecimiento del gasto sobre ese 3,8% si efectivamente se hace el ajuste pendiente en 2024 para cumplir la meta de 1,9%?

– Eso es con los ajustes que quedan pendientes. Cuando le digo el 3,8% es en relación con el nivel de gasto que se requeriría para cumplir con la meta en el 2024.

– Pero las proyecciones del Informe de Finanzas Públicas (IFP) están hechas con un déficit de 2,3%…

– La exposición sobre el Estado de la Hacienda Pública hace este análisis. El informe de Finanzas Públicas está construido en base a la proyección que está disponible.

– Según las proyecciones de mediano plazo del IFP, las holguras fiscales son negativas en 2026 y cercanas a cero hasta 2029. ¿Preocupa que no se esté dejando espacio fiscal al próximo gobierno?

– Partiría retroactivamente, recordando la situación en que heredamos las finanzas públicas del gobierno anterior. Ahora nos preocupa una diferencia de US$ 300 millones en holgura de gasto, pero no damos cuenta de los 10 puntos del Producto que debieron ordenarse las finanzas públicas, que son US$ 30 mil millones. Eso es lo que tuvimos que hacer nosotros. Y a eso hay que agregarle más de US$ 5 mil millones de deuda de diversa naturaleza no reconocidas como tal, como el desfinanciamiento de la PGU, las deudas con los proveedores de salud que venían del Covid, la deuda producto del congelamiento de las tarifas eléctricas. De eso nos tuvimos que hacer cargo.

– ¿Y de qué tendrá que hacerse cargo el Gobierno que viene?

– Un escenario fiscal en el cual tendrá que trabajar, por cierto, acomodar sus prioridades, generar espacio fiscal. Es un escenario que es propio de un país que viene saliendo de un proceso bien difícil, pero donde, afortunadamente, a través de diversas medidas, los ingresos estructurales van a haber aumentado del orden de tres puntos del Producto durante este período, sumando cumplimiento tributario, royalty minero, las medidas tributarias para financiar la PGU que tuvo que implementar este gobierno y el aumento estructural de ingresos del litio por el acuerdo Codelco-SQM. Es un esfuerzo bien importante, quizá desde la reforma tributaria del gobierno de Aylwin uno no encuentra un aumento estructural de esa magnitud.

– La próxima semana ingresaría al Congreso el proyecto que reemplaza al CAE, ¿implicará gasto adicional al Presupuesto que se presentó?

– No, no es adicional.

– Usted ha dicho que eso está autocontenido. ¿A qué se refiere?

– Quiere decir que los compromisos fiscales que genere el proyecto de nuevo sistema de financiamiento para los estudiantes de la educación superior, más el tema del CAE, tienen un costo fiscal que va a ser igual o menor al costo fiscal que tiene el sistema vigente. El sistema actual tiene costos muy significativos. Es cosa de ver el Presupuesto del 2025 en que ha aumentado en $ 86 mil millones para compra de créditos.

Conflicto Medio Oriente: “Tenemos que mantenernos vigilantes”

– ¿Qué riesgos implica para la economía chilena la agudización del conflicto en Medio Oriente que vimos esta semana?

– Estos conflictos, particularmente en este caso en el Medio Oriente, tienen tres canales de transmisión. Uno, es el canal financiero, que tiene que ver con las mayores percepciones de riesgo del mercado, lo cual genera ciertos movimientos de capitales hacia activos que son considerados como refugio: el oro, el dólar… Eso afecta a los tipos de cambio y a las tasas de interés. El segundo canal es el precio del petróleo, dado que se trata de una zona donde se produce. Y, el tercero, es el impacto que tenga sobre la actividad en el resto del mundo. Por el momento, hemos visto fundamentalmente algo de lo primero. Se ha apreciado el dólar en los mercados internacionales, ha habido un movimiento más bien acotado todavía de precio del petróleo y, por supuesto, todavía no hay efectos en la actividad.

– ¿Se puede descartar un impacto mayor por ahora?

– Debemos mantenernos vigilantes, pero debemos estar conscientes de que Chile, siendo una economía muy abierta, la razón por la cual los shocks externos no le pegan tan fuerte es que tiene amortiguadores. Uno es el tipo de cambio y la capitalización de los bancos.

Repatriación de capitales: Hacienda descarta extender vigencia, pero agiliza procesos


El ministro Marcel señala para cumplir la meta fiscal de 2024, además de un ajuste adicional del gasto, también se consideran los mayores ingresos que provendrían de la Ley de cumplimiento tributario, en particular de la norma de repatriación de capitales.

– ¿Cuánto esperan recaudar por esa norma?

– No es fácil proyectar la recaudación por estas normas que son por una vez, así que prefiero no entrar en ese detalle. En este momento, tenemos tres normas de este tipo: una, de la declaración de activos en el exterior, que es parte de cumplimiento tributario, lo mismo que el término anticipado de juicios tributarios. Y hay otra que es la norma e ISFUT, que se aprobó para financiar la reconstrucción en la región de Valparaíso. De esta, en particular, tenemos datos concretos, pero el conjunto de todo es incierto porque depende del interés de los contribuyentes.

– En enero, el Gobierno hablaba de una recaudación esperada cercana a US$ 700 millones. ¿Está en riesgo ese objetivo, dado que la norma de repatriación solo regirá hasta el 30 de noviembre?

– Estamos haciendo cuatro cosas respecto de eso. Primero, preocuparnos de que la Ley salga pronto del Tribunal Constitucional y de la Contraloría. Segundo, difundir desde ya información y orientación a los contribuyentes, sin necesidad de que se haya publicado la Ley. En tercer lugar, tener diseñado todos los procedimientos para que la norma empiece a funcionar desde el día uno en que esté vigente. Y, lo cuarto, es simplificar el acceso. Y, en este punto, estamos haciendo que el ingreso de las solicitudes de parte de los contribuyentes sea sin necesidad de que, junto con esa solicitud, esté toda la documentación o se haga toda la fiscalización. Eso se puede hacer después y se agiliza el proceso.

– Algunos expertos han sugerido enviar otra ley para ampliar la vigencia, ¿lo están evaluado?

– Creemos que con este diseño sería posible lograr los objetivos que se buscaron.

– ¿Descarta entonces otro proyecto?

– Claro. Pero quiero insistir en que se busca agilizar el proceso en el ingreso de solicitudes de los contribuyentes.





Tendencias

Exit mobile version