Massive Attack cierra Fauna 2025 con una memorable presentación junto a Liz Fraser y apoyo a Palestina

Olía a espíritu joven. Si el primer día de Fauna 2025 estuvo lleno de reencuentros y bienvenidas épicas, el segundo día, el sábado 8 de noviembre (que también es el que más entradas vendió, según contó la producción) Culto), mostró una mayor diversidad. En las primeras horas transcurrió un panorama del indie nacional, con las presentaciones de Niebla Niebla, el proyecto alternativo de Princesa Alba, y la sensación del momento, la banda Candelabro, que llegaba con uno de los buenos discos de la temporada. Deseo, carne y voluntad.

Luego de la presentación de Bratty, el proyecto de la mexicana Jennifer Abigail Juárez, llegó uno de los momentos intensos de la jornada, la del castor otoboke japonés. Un combo procedente de Tokio que presenta un espectáculo punk sin concesiones; canciones tan breves como una exhalación, pero abrumadoras como un tractor en la pradera (su sesión en KEXP es una buena aproximación para quien quiera conocerlas).

Sin pausas, ni imperfecciones, ni crestas de colores (llevan vestidos estampados de inspiración sesentera), las japonesas interpretan una canción tras otra. Su música pasa sin previo aviso de una figura rítmica a otra, donde el trabajo de la sección rítmica de Hirochan (bajo) y Kahokiss (batería) es clave. El carisma del cantante Accorinrin y los estallidos de distorsión de la guitarra de Yoyoyoshie generan una sensación de remolino que inmediatamente desencadena una respuesta del público. Su música pasa como una ráfaga por el Business City Park. El público joven se despidió de ellos con el canto “¡Otokobe! ¡Otokobe!”, como si estuvieran entre la multitud de un estadio.

Los ánimos siguieron altos con la presentación de Javiera Mena. La ícono del pop chileno, que entró al cartel de último momento debido a la caída de RY X, presentó una versión festival del show en el que viene promocionando su sexto disco. Inmersión. Por eso incluyó temas como pez en el aguapero no evitó sus clásicos. El sonido de Mena muestra su plasticidad en su lectura más actual para hasta la verdad o la epopeya otra eraque el viernes sonó en las guitarras de Fother Muckers. En ese momento, a pesar del calor, ya se notaba más la gran asistencia del día.

Javiera Mena en Fauna 2025 Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera

La jornada, que atrajo a 15.000 personas según cifras de la organización confirmado a Culto (el viernes llegaron unas 13.000 y fracción), continuó con la invitación que le propuso la música fácil de The Whitest Boy Alive, el proyecto con más sangre del noruego Erlend Øye, quien tiene un vínculo especial con el evento, ya que aquí marcaron su reactivación en 2019.

Su música apela a la interacción de guitarra, bajo, batería y teclado.en un corpus de canciones imaginativas y de corte pop, tan coloridas como sus camisetas. Limitado al material de sus dos álbumes, sueños (2006) y normas (2009), el grupo presentó un conjunto que podía prescindir de ser conocido por las personas que ocupaban la explanada en ese momento. Se basan en su propuesta rítmica sencilla pero contundente y las texturas generados por los instrumentos. Øye se dejó llevar; Llegó a tocar la guitarra al borde del escenario, bailó y terminó cantando tirado en el suelo del escenario mientras la gente aplaudía frenéticamente. Quienes no los conocían se llevaron una sorpresa.

El niño más blanco del mundo Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera

Cuando el calor empezaba a bajar, Tash Sultana subió al escenario. El músico y multiinstrumentista australiano presentó una propuesta que transita del pop al reggae, funk, rock psicodélico y r&b. Una mezcla que suena orgánica y original, con el añadido de que la artista se despliega entre las guitarras, el saxofón, las percusiones y una potente voz procesada con efectos. Las capas de teclados le dan una textura que flota entre los instrumentos y genera la sensación de un atardecer en Bondi Beach. Con el material de sus discos. Estado de flujo y Tierra Firmesorprende al comenzar con su particular interpretación de Le disparé al sheriff (nada señorial ya que hay versiones de Bob Marley y Eric Clapton), en un reggae psicodélico y lisérgico que parece transmitir las olas de la playa.

Inmediatamente hubo una aparición. La aurora noruega apareció en la pantalla del escenario del BCI como un espectro azulado que se movía sacudido por un vendaval. Fue una introducción que de inmediato despertó al público, confirmando la influencia de la cantante en el país, más aún desde que llenó un Movistar Arena en 2024. Con el material de su más reciente disco, ¿Qué pasó con el oído?t, la nórdica presentó su pop dramático e intenso. Desde el principio con los poderosos Churchiad, La artista dejó claro que su espectáculo se basa en su voz. Su interpretación, expresiva y llena de matices (por ejemplo en Canción asesina), se complementa con las voces de su música de apoyo y las fuertes percusiones (algunas con tambores tocados con mazos), que aportan un aire de liturgia de un druida en un bosque escandinavo.

Aurora en Fauna Primavera Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

Comunicativa, la cantante se dirigió por momentos al público. (dedicó un mensaje “a las mujeres y mujeres trans del público”) y también dejó clara su técnica vocal con su dominio de las notas largas. También dedicó unas palabras “al pueblo de Palestina”. Incluso recibió de regalo una camiseta de la selección de fútbol de Chile, Palestino.

El atardecer se acercaba al horizonte cuando apareció el Bloc Party. El grupo debutó en el país, un viejo anhelo de la producción de Fauna, con la excusa de los 20 años de Alarma silenciosasu celebrado álbum debut, clave en la era del resurgimiento del rock pistero. A partir de ahí el set se centró en ese disco, con 7 de sus temas, desde el inicio con Así que aquí estamos, seguido de Ella esta escuchando voces y el clasico Banqueteque fue seguido por el público. Aunque los músicos originales solo incluyen al cantante Kele Okereke y al guitarrista Russel Lissack, la sección rítmica del bajista Justin Harris y la baterista Louise Bartle aportan dinamismo e intensidad a las canciones.

Partido Bloque en su debut en Chile Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

En general, el grupo propuso una puesta en escena mínimasolo con el nombre de la banda de fondo, los cuatro instrumentistas y poco más. El resto lo hizo la música. Un breve repaso por el resto de su discografía coronó una de las presentaciones más esperadas del día.

El acto final fue Massive Attack, en su tercera presentación en el país.quince años después del anterior en el marco del extinto festival SUE. Un grupo que hace de la realidad un sonido mecánico. Un anuncio de apoyo a Médicos Sin Fronteras en Palestina, un clip con noticias de alto clic, un macaco que aprendió a usar una computadora. Todo parecía un duro descenso al mundo real después de un día marcado por la fantasía pop.

Ataque masivo Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

La percusión, eléctrica y marcha de en mi mente abrió la noche ante los aplausos del respetable. La guitarra trémolo en cascada agregó dramatismo y dejó en claro que este es un espectáculo donde la música y las imágenes se entrelazan como una sola. Los rostros del público pasaron a formar parte de lo visual, en una intervención que propuso diferentes profesiones, como un collage de trabajadores del mundo moderno. Una clave de su crítica social desplegada entre sus kits de percusión y beats mecánicos.

La presentación avanzó hasta un momento crucial. El grupo presentó a Elizabeth Fraser. La ovación para el ex cantante de Cocteau Twins y colaborador de Massive Attack, desde los días de EntresueloSonó con un rugido. Un viejo anhelo de la afición chilena que también aporta mucho al espectáculo. Su voz susurrante y delicada, en Leche Negracontrasta con los ritmos duros, los arreglos ambientales y las figuras que van y vienen. Su voz amalgama el sonido.

Ataque masivo a Fauna 2025 Foto: Pedro Rodríguez/La Tercera.

Una clave de la actuación es la crítica social. El grupo ha apoyado activamente la causa palestina y ha sido crítico con el exterminio llevado a cabo por el gobierno israelí en el área de Gaza; La aparición en pantalla del primer ministro Benjamín Netanyahu generó intensos abucheos por parte de los espectadores. En otros momentos se recordaron las cifras de la población palestina muriendo de hambre, los sanitarios asesinados, los ataques de los colonos en Cisjordania, además de sumarse al coro de voces internacionales que piden la liberación del líder palestino Marwan Barghouti, condenado a cadena perpetua por Israel, en una detención considerada injusta. También aparecieron otras menciones a líderes mundiales como Donald Trump y Vladimir Putin, críticas a las teorías conspirativas propias de la época de las redes sociales. Una alerta, en tiempos convulsos, que el grupo traduce en música.

El show de Massive Attack avanza con la voz de Deborah Millerquien brilla en Simpatía inacabadaademás de los juegos de luces, que alternan contraluces para captar a los músicos. Para cerrar, Fraser canta Lágrimauno de los cortes de Mezzanine que sonó como un refugio entre la intensidad del espectáculo. La música desafía al espectador y tiene una carga emocional muy intensa. En la pantalla principal se proyectó “Congo, Sudán, Palestina”. A los lados aparecía brillantemente la palabra “Gratis”. Un puesto que marca la feria, que por su exhibición y desarrollo se sitúa entre las mejores del año.

Fauna 2025, a pesar de las dificultades de la experiencia, especialmente el primer día, logró presentar un cartel del que se hablará durante mucho tiempo. La apuesta por reunir a debutantes, bandas que hacía tiempo que no visitaban el país y nuevos valores, resaltaron el carácter de un festival que se dirige por igual al melómano y al consumidor musical más informal.

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