Mientras el mundo continúa sintiendo el golpe económico de la pandemia, la guerra en Ucrania y los cierres en China han traído un nuevo problema: la inflación.
Los precios de los alimentos y la energía han aumentado a nivel mundial debido a problemas en la cadena de suministro, lo que ha provocado un aumento del costo de vida. En abril, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Chile subió en doce meses a 10,5%, mientras que en Estados Unidos el indicador llegó a 8,3% interanual.
En consecuencia, se han revisado las proyecciones de crecimiento para este año y el próximo, con caídas a nivel mundial y para las grandes economías del mundo. Según informa JP Morgan, mientras en febrero se esperaba que la economía mundial creciera un 4,2% y un 3,3% en 2022 y 2023, el último reajuste de la banca de inversión -realizado tres meses después- recorta casi en 1 punto porcentual la previsión para este año, a 3,3%, mientras que para 2023 se situó en 3%.
Esta desaceleración del crecimiento ha alimentado las perspectivas de una recesión global que podría comenzar este año y durar hasta 2023.
Desde Moody’s Analytics, su director para América Latina, Alfredo Coutiño, señala que la probabilidad de una recesión ha aumentado del 20% a principios de año al 35% a la fechaque seguirá aumentando a medida que más países avancen en la normalización de sus políticas monetarias a través de alzas de tasas.
Si bien factores externos -secuelas de la pandemia, cuellos de botella en la cadena de suministro y el conflicto en Ucrania- han contribuido al aumento y aceleración de la inflación, el economista señala que el origen del problema está en los bancos centrales.
“En definitiva, el primer factor deriva de la percepción errónea que los bancos centrales tenían sobre la naturaleza de la inflación, lo que les llevó a prolongar la expansión monetaria durante demasiado tiempo y no actuar de antemano, por eso ahora tienen que acelerar la subida de tipos e incluso llevarlos a niveles restrictivos para combatir una inflación que ellos mismos permitieron”, explica Coutiño.
mientras que desde economía de oxford Señalan que si bien no faltan ingredientes que desencadenen una recesión y la combinación de tres factores clave -aumento de tasas, inflación y bloqueo de China- podría provocarla a nivel global, aún lo ven como un riesgo improbable.
Como se ha señalado La economista jefe global de la consultora, Innes McFee, ve una desaceleración en el crecimiento similar a la del período 2015-2016 como más probable que una recesión global.. Además, estima que la desaceleración podría reducir la inflación y suavizar el ritmo de endurecimiento de la política monetaria.
Sin embargo, indica que los riesgos de recesión no son los mismos para todas las regiones.
“Europa se enfrenta a los mayores riesgos inmediatos de recesión debido al impacto de la guerra de Rusia en Ucrania sobre la renta disponible de los hogares y las cadenas de suministro.. Mientras tanto, Estados Unidos parece estar más avanzado en el ciclo económico y, por lo tanto, podría decirse que será el país con mayor riesgo en 2023”, explica.
Riesgo de desaceleración
El Economista Jefe para el Cono Sur de JP Morgan, Diego Pereiramenciona que en su escenario base una recesión global no tiene una alta probabilidad, pero destaca los riesgos a la baja para el crecimiento mundial.
Señala los confinamientos en China por la política “Covid-cero”, el impacto de los precios de la energía, el fortalecimiento del dólar, la evolución de los salarios reales y el aumento de las tasas de interés como factores que sesgan las proyecciones de crecimiento.
“Espero revisiones a la baja a la proyección de 3,3% para este año, pero aun así no vemos una alta probabilidad de recesión para Estados Unidos o la economía global con la información disponible a la fecha”, dice.
Sin embargo, El economista señala que en su escenario base se descuentan recesiones técnicas -de dos o más trimestres de contracciones secuenciales- en Chile y Brasil para el segundo semestre de este año.
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