El cierre del ejercicio fiscal, que fue presentado a principios de la semana pasada por las autoridades del Ministerio de Hacienda, ha dado de qué hablar. Y es que, por primera vez en una década, el sector público cerró con un superávit de explotación -es decir, los ingresos superaron a los gastos-, del 1,1% del Producto Interior Bruto (PIB). Un hecho valorado por Moody’s, cuyo Director General Asociado, Mauro Leos, destaca que el superávit registrado en 2022 “supuso una notable vuelta tras nueve años consecutivos de déficit”.
El analista explica que lo ocurrido estuvo más o menos en línea con sus expectativas para el año, que eran de un superávit del 1,6% del PIB. Esto, a su juicio, “refleja el esfuerzo de las autoridades por mantener un control estricto de los gastos”, que disminuyeron un 23,1% en el año, lo que -señala- se vio beneficiado en parte “por la reducción de estímulos por eventos extraordinarios de la pandemia”. , por ejemplo, las transferencias universales de efectivo”.
De cara a lo que viene este año, Leos anticipa que proyectan un déficit fiscal del 3% del Producto, más o menos en línea con la estimación del 2,7% incluida en el Presupuesto 2023.
Y aunque el año comenzó con ciertos hechos extraordinarios que podrían generar presión para un mayor gasto público -como los incendios forestales que actualmente azotan a las regiones de Ñuble, Biobío y La Araucanía-, desde la calificadora de riesgo no ven que los hechos hayan “un impacto material” en el gasto público.
Otro motivo de preocupación para este año es que en abril el Congreso podrá volver a proponer proyectos sobre nuevos retiros de las AFP. Pero, el experto considera que “es prematuro sacar conclusiones en este momento”.
“En general, nuestra opinión es que los objetivos fiscales de este año son realistas y que el Presupuesto de 2023 refleja el compromiso de la administración Boric con la consolidación fiscal en el mediano plazo, a pesar de enfrentar condiciones macroeconómicas y políticas desafiantes”, resume Leos. .
De acuerdo con la clasificación
En septiembre del año pasado, luego de cuatro años sin cambios, Moody’s rebajó la calificación soberana de Chile a “A2” desde “A1” debido a “tendencias fiscales que han debilitado gradual pero persistentemente el perfil crediticio del país”.
Leos explica que la calificación actual de A2 con perspectiva estable “refleja nuestra expectativa de que el perfil crediticio de Chile se mantendrá alineado con el de los soberanos con calificaciones similares”.
Agrega que la calificación de Chile “sigue sustentada en instituciones y políticas sólidas”, y señala que, además, esperan que “las autoridades mantengan su compromiso y demuestren su eficacia en el mantenimiento de la estabilidad macroeconómica y financiera a lo largo del proceso de reforma constitucional en progreso”.
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