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Mujeres que Impactan, Rosa Tamsec: Cuando la educación y el emprendimiento cambian vidas
Rosa Tamsec nació en 1950 en la ciudad de Chuquicamata, al norte de Calama. A lo largo de su niñez y adolescencia aprendió los valores del emprendimiento de sus padres. Ambos, dice, fueron creadores de ideas innovadoras. Fue ese legado suyo el que la llevó a convertirse en una emprendedora chilena.
Cuando apenas cursaba la educación básica, empezó con su primera pyme. Al ver que a sus compañeros no les alcanzaba para comprar comida en los descansos, se le ocurrió vender turrones que cocinaba su madre. Empezó a llevar los dulces en una pequeña bolsa marrón y fueron un gran éxito en la escuela.
A los 19 años comenzó a estudiar Pedagogía en Educación Física en la Universidad Católica del Norte y durante sus estudios sufrió un accidente que la dejó postrada en cama y hospitalizada durante dos meses.
“Como siempre he sido demasiado inquieto, buscaba cómo entretenerme. Le dije a mi novio que me trajera un ovillo de lana, un ganchillo y unos palillos”, cuenta Rosa. Empezó a hacer un chal para su hermana y una de las enfermeras que la cuidaba se interesó por ella y se ofreció a comprárselo. Poco a poco fue corriendo la voz sobre ella y Rosa terminó montando un negocio de tejidos durante su estancia en el hospital.
En 1972 se casó con Luis González, su novio de toda la vida, y juntos emigraron a Coquimbo. Decidieron crear un negocio de venta de dulces y alfajores que cocinaban y distribuían por toda la ciudad. Dos años más tarde construyeron su propio almacén.
Luis era ingeniero en prevención de riesgos y trabajaba en diferentes empresas. Fue así como detectó que había una deficiencia en el suministro de extintores. Decidieron crear una empresa como solución al problema y en poco tiempo abrieron Wilug Limitada, nombre que está formado por las iniciales de sus dos hijos, Wilson y Luigi. Hasta el día de hoy la empresa trabaja y ofrece sistemas de seguridad, equipos contra incendios y capacitación.
Rosa rápidamente se dio cuenta de que muchos de sus trabajadores no habían terminado el cuarto grado. “Pensé que tenía que hacer algo y así fundé una universidad gratuita para adultos en 2004”, dice.
Con dos aulas disponibles, nunca esperaron que 290 estudiantes llegaran al lugar ansiosos por aprender. Gracias a la ayuda del banco compraron una casa grande en Coquimbo y comenzaron a realizar sesiones educativas en la mañana, tarde y noche. “Fuimos los primeros en ser un centro de estudios demostrativos de adultos”, afirma Rosa Tamsec.
Muchos de los estudiantes no tenían un lugar donde dejar a sus hijos mientras estudiaban. Rosa no se quedó de brazos cruzados y volvió a abrir una escuela gratuita desde pre-kínder hasta cuarto grado, para que los padres pudieran estudiar tranquilos.
Con dos aulas disponibles, nunca esperaron que 290 estudiantes llegaran al lugar ansiosos por aprender.
Para ella tenía un valor especial volver a sus raíces profesionales: “Me sentí feliz de retomar algo que había dejado hace mucho tiempo, que era la educación, y poder dárselo a tanta gente que no había logrado para terminar el cuarto grado”.
Han pasado 20 años y ambas escuelas siguen funcionando. Aproximadamente 6.000 personas han terminado el bachillerato en la Escuela de Adultos CEIA San Luis, y más de 600 niños han estudiado en la Escuela Básica San Luis.
Estas iniciativas llevaron a Rosa Tamsec a ganar el Premio Mujer Impacta en 2017 y a formar parte de la red de emprendedores sociales de la Fundación Mujer Impacta.
“Este reconocimiento nos animó a seguir apoyando. Ser la ganadora de Mujer Impacta me abrió más puertas para ayudar a muchas más personas”, comparte.
Sobre sus planes a futuro en las escuelas, dice: “Queremos empezar por enseñar a los niños pequeños de cuarto grado el emprendimiento, porque es una forma de que tengan más claro lo que realmente quieren emprender cuando se gradúen y continúen con su carrera”. estudios.” Agrega que esto permite a los estudiantes postularse a becas en carreras tecnológicas y universitarias.
Rosa Tamsec sigue innovando y recientemente ha reclutado voluntarios para impartir clases de prevención de riesgos y administración de empresas a los alumnos de la escuela de adultos: “La idea es que salgan con una herramienta, que puedan insertarse y trabajar en algo que les funcione y les facilite su misión en ese lugar”.
Rosa no solo creó las escuelas, sino que también fundó una corporación de emprendimiento e innovación para apoyar a las personas de la Región de Coquimbo que quisieran participar en proyectos empresariales.
“Queríamos darles herramientas y decirles cómo postular sus proyectos al FOSIS, CORFO o SERCOTEC. Enséñales que no es fácil emprender, que siempre hay caídas, pero que hay que ser como el ave fénix y resurgir de las cenizas”, dice.
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