Otro impacto de la alta inflación: el 73% de los hogares cree que gastará más este año


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La economía chilena cerró 2022 con una inflación del 12,8%, la más alta en 30 años. Esto implicó una serie de cambios de hábitos entre los consumidores -a medida que pasaban los meses y los precios seguirían subiendo- y llevó a los mismos ciudadanos a estimar los efectos en sus presupuestos para este año que recién comienza. De hecho, el 73% de los hogares cree que gastará más en 2023 debido a los impactos inflacionarios.

Así lo revela una encuesta que la firma inglesa Kantar aplicó en enero a su panel de 3.500 hogares desde Arica hasta Puerto Montt. La empresa de análisis de datos utiliza los recibos de todas las compras de 75 categorías de la canasta de productos de consumo inmediato (FMCG), y en esta ocasión también realizó una encuesta, que muestra que solo el 13% espera gastar lo mismo que en 2022 y El 14% se compromete a reducir gastos en el año.

Y, aunque el grueso da por sentado que aumentará su gasto este año, dadas las limitaciones presupuestarias, los consumidores ya se preparan para reducir el gasto en determinadas categorías, encabezadas por el ocio y el entretenimiento con un 45% de las preferencias.

Le siguen de lejos los restaurantes y/o comida preparada, con un 11%, y luego las tiendas de ropa y calzado, con un 9%.

“El hogar va a preferir recortar otras cosas antes que el consumo masivo”, dice María Paz Román, country manager de la división Kantar Chile-Worldpanel.

El año en perspectiva

El panel muestra que entre enero y diciembre el gasto aumentó 5,9% y el volumen de compras cayó 5,4%, algo que Román atribuye en su totalidad a mayores precios, considerando que la inflación de la canasta fue de 12,1%.

Destaca que en esta tabla se refuerza un cambio de hábito que ya se había observado en versiones anteriores: que las personas están consumiendo más en casa que fuera de casa, lo que se refleja en que la demanda está un 6,9% por encima de la anterior. -pandemia. “Es un hábito que llegó para quedarse”, dice el ejecutivo.

Además, como resultado de una mayor inflación, el año pasado los hogares buscaron maximizar su presupuesto comprando marcas y productos más baratos en canales de menor valor. De hecho, se consolidó la tendencia de compradores que visitan más puntos de venta pero toman carritos más pequeños: la frecuencia de compra aumentó un 2,3% en los últimos doce meses, de la mano de una compra por acto que disminuyó un 6,4%. Todo ello, buscando promociones en los diferentes canales de compra, apunta.

Otro nuevo hábito fue pasarse a formatos pequeños que implican un menor desembolso por minuto, algo que se vio en todos los niveles socioeconómicos. Así lo demuestra que los productos a granel -más presentes en los grupos inferiores- pesaron el año pasado el 24,2% del gasto de los hogares, más de un punto porcentual por encima de lo que supusieron en 2021. Los formatos pequeños aumentaron en una magnitud similar, en detrimento de los mediano, grande y extra grande, que perdieron terreno.

En línea con el fenómeno anterior, cada vez son más los hogares que van a comprar para consumir de inmediato y por proximidad, frente a los que catalogan su misión como reposición o despensa. Y los hogares confirmaron que están priorizando las categorías más básicas, ya que los alimentos y bebidas se vieron menos afectados a pesar de las nuevas tendencias. Y es que, dado que “hoy la preocupación es más la inflación que la propia pandemia” -dice Román- el gasto en atención domiciliaria ha ido disminuyendo considerablemente.

De hecho, las marcas propias y las marcas económicas fueron la preferencia transversal en 2022: su peso en la compra de viviendas subió hasta el 23,4% en el último trimestre, un punto porcentual respecto al mismo periodo de 2021.

“Este año seguirá la presión por una marca propia económica. En la medida en que los salarios reales sigan cayendo, en la medida en que el desempleo siga subiendo, seguirá habiendo presión hacia marcas más baratas”, anticipa Román.

Menos es más

Durante el año, los compradores no dejaron de comprar las categorías de la canasta de Gran Consumo, pero el 88% de ellos disminuyó su volumen promedio de compra, ya que el comprador optimizó su consumo.

“Los hogares en general siguen comprando, lo que pasa es que todos están comprando menos”, dice Román, quien destaca que el gran reto de las marcas hoy es aumentar su base de compradores.

Este menor volumen de compras sumado a un mayor gasto fue generalizado en 2022, pero estuvo impulsado por los extremos: los grupos ABC1 y DE. Para el de mayores ingresos, las unidades compradas por acto bajaron a 10,1, es decir, una caída del 13,1%. La frecuencia aumentó un 3,4% y el ticket medio disminuyó un 5%.

El grupo de menores ingresos compró, en promedio, 8,1 unidades por acto, es decir, un 5,1% menos que en 2021. La frecuencia de compra subió un 1,6% y el ticket medio aumentó un 4,6%.

El grupo DE fue el que priorizó las categorías más básicas: margarinas, pastas y fideos son los que más crecieron en estos segmentos, en contraste con los colados, picados y tortas que se destacaron entre los ABC1.

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