Pelayo Covarrubias, presidente de Fundación País Digital: “Si pudiese influir en el próximo presidente le diría: ¡Por favor haga que el 100% de los colegios sean bilingües!”
Chile lidera todos los rankings de conectividad de internet. Un 94% de los hogares en las zonas urbanas están conectados y un 83%, en zonas rurales. A nivel global somos cuartos en banda ancha fija y quintos en precios más bajos. Aunque positivas, esas cifras no nos hacen un país digital, pues con esa conectividad usamos Netflix o redes sociales, pero no generamos distintos modelos de negocios para nuestras industrias.
Así lo advierte Pelayo Covarrubias, presidente de Fundación País Digital, quien -en el marco del XII Summit de País Digital que comienza este martes- planteará las 8 fuerzas que permitirían construir un futuro donde Chile dé el salto para no quedar nuevamente rezagado en los cambios tecnológicos.
“El desafío es claro, cómo somos capaces de repensar los distintos modelos de negocio en cada una de nuestras industrias para ser capaces de incorporar el mundo de la data al diseño del modelo de negocio”
-Chile es uno de los países con mejor conectividad. ¿Qué nos falta para dar el salto?
-La conectividad por sí misma no te hace un país digital. La conectividad es el habilitante para que tú entres. Cuando nos comparamos a nivel de los países OCDE, estamos en el desde y cuando me comparo con conectividad estamos en lo más arriba, somos de los cinco mejores de la OCDE y en uso de datos y análisis de datos, el último.
– ¿Por dónde va el desafío?
– El desafío es claro, cómo somos capaces de repensar los distintos modelos de negocio en cada una de nuestras industrias para ser capaces de incorporar el mundo de la data al diseño del modelo de negocio.
– ¿Qué se necesita para eso?
– Necesitamos desarrollar las habilidades para ser competitivos en el siglo XXI, porque ya tenemos la conectividad. El 42% de los trabajadores en Chile carece de habilidades digitales básicas, según estudios de la OCDE.
Esto es fundamental porque como Latinoamérica, ya nos quedamos atrás de la tercera y la cuarta revolución industrial en el siglo pasado y por eso es que somos más pobres. Aquí lo que estamos peleando es que tengamos el ingreso per cápita de los países desarrollados, cómo tenemos mejor calidad de vida. Se está produciendo una brecha tan grande que, si no somos capaces de entregarle la formación necesaria a toda nuestra gente, vamos a pasar otros 100 años siendo siempre países en vías de.
-¿Por qué no lo logramos?
-Hay brechas educacionales al interior de Chile. Hay muchas grandes empresas que están utilizando bien la conectividad, pero eso está produciendo una brecha al interior del país.
Las empresas mineras, forestales, salmoneras no podrían competir a nivel mundial, si no estuviesen utilizando bien la tecnología. Hoy los principales motores de la economía del país sí la utilizan, pero necesitamos que el 100% lo haga. Tenemos que ser capaces de que las pymes, que los trabajadores chilenos, adapten esas capacidades digitales del siglo XXI, porque con eso lograremos que el total de la economía empuje, no solo un grupo.
– ¿Cuál es el gran freno que encaramos?
-El gran cambio que debemos hacer es educacional y ese es el mindset chileno. Lo que pasa es que cuando tú tienes que el 100% de los profesores en Chile son educados en Chile, tú te vas dando vueltas sobre el mismo mindset. Si trajéramos al 50% de los profesores de afuera y les dieras otro tipo de formación, se produciría un cambio en Chile. Cuando los profesores ocupan inteligencia artificial para preparar sus clases y hacen clases más atractivas para los alumnos, generan un ciclo positivo.
– ¿Hay un problema en la formación de los profesores?
– Las universidades ya están cambiando sus mallas, pero lo están haciendo ahora, recién en 2022, 2023 y se están adaptando a las nuevas habilidades que requiere el siglo XXI. Tenemos que hacer lo mismo con aquellas empresas que toman a los trabajadores que no pasaron por el mundo educacional terciario.
Si observamos las métricas de The World Economic Forum (WEF) Chile está súper bajo en capacidad de innovación. Y cuando hablamos de capacidad de innovación, nos referimos a la capacidad de desarrollar, de adaptar todas las herramientas digitales para poder innovar de manera distinta.
El informe ‘Digital Vortex’ de Cisco, muestra nuevamente que nuestro capital humano está bajo en adopción de tecnología. Otro informe, el Ranking de Competitividad Mundial, publicado por el International Institute for Management Development (IMD) de Suiza, muestra lo mismo, somos número uno de Latinoamérica, pero número 64 del mundo.
– Si está claro el diagnóstico, ¿por qué no se logra revertir esta situación?
– Como sociedad no le hemos dado la importancia que tiene en un mundo complejo y que ya es más capacitado a este desarrollo de la ciencia, a este desarrollo del inglés. Cuando vemos un debate presidencial no existe el tema y en los seminarios empresariales, tampoco. Sólo el último de Moneda habló de inteligencia artificial.
Si yo pudiese influir en el próximo presidente y la política pública, diría: ¡Por favor, hagan que el 100% de los colegios sean bilingües! Con eso vamos a dar un salto cuántico respecto a nuestras habilidades del siglo XXI para poder operar en un mundo digital.
– ¿Cuál es el efecto concreto que esto puede tener en un país?
– Un estudio que hicimos con Accenture muestra que cuando somos capaces de generar una economía digital, la productividad aumenta un 30%.
Chile podría desaprovechar hasta US$ 13 mil millones en crecimiento acumulado del PIB en los próximos 10 años si no realiza los ajustes necesarios en el sistema educativo y de capacitación corporativa para enfrentar las demandas de habilidades que exige el mercado laboral del futuro. En los últimos diez años, los países que están creciendo son los que tienen una economía digital. Hay que ver la bolsa en Estados Unidos, al Nasdaq y cómo han crecido en tamaño las tecnológicas. Es una brutalidad. En Estados Unidos ves que las top diez son compañías digitales y en el IPSA chileno no hay más que una: Sonda.
Históricamente septiembre ha sido un mes desafiante para bitcoin, a menudo registrando bajas debido a factores como la liquidez y la disminución del apetito de riesgo después del verano del hemisferio norte. De hecho, ha caído en 7 de los últimos 10 años, con bajas en promedio del 4%.
El escenario de caídas que viene experimentando bitcoin desde agosto fue la antesala del mes en curso que tiene su precio bajo los US$ 60 mil. Lejos quedaron esos días de marzo en los que la moneda digital alcanzó su récord sobre los US$ 73 mil, dos meses después de que se aprobaran sus fondos cotizados en bolsa por parte del regulador estadounidense.
“La volatilidad observada en agosto puede ser un precursor de la acción del precio en septiembre”, señaló la CEO de CryptoMKT, María Fernanda Juppet. La incertidumbre macroeconómica global, los movimientos en los mercados tradicionales y la expectativa de la aprobación de los ETF son los factores que han contribuido a esta volatilidad.
A pesar de estos antecedentes, este septiembre puede ser distinto. El mercado de la primera criptomoneda ha mostrado una mayor resiliencia y madurez en los últimos años, lo que podría mitigar en parte el impacto negativo tradicional de este mes, dicen los expertos. “Si bien es posible que esta volatilidad continúe en septiembre, también puede ser una oportunidad para que el mercado se estabilice antes de un movimiento más decisivo hacia fin de año”, aseguró Juppet.
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¿Momento de invertir?
La pregunta que surge es si en estos momentos la moneda puede alcanzar precios más bajos, lo que podría traer una oportunidad de inversión.
Esto en el contexto de que se especula un aumento en el precio de bitcoin para fin de año. Históricamente, el cuarto trimestre ha mostrado un buen desempeño, especialmente en los años de halving –evento en que la recompensa por minar la moneda se reduce a la mitad, generando escasez y como consecuencia, alzas de precio – “con rendimientos de un 58% en el cuarto trimestre de 2016 y un 168% en el mismo periodo de 2020”, comentó el CEO de Skipo, Tomás Villanueva.
El experto argumentó que los principales factores que podrían sostener esta tendencia incluyen la política monetaria de la Reserva Federal (Fed) siempre y cuando la reducción de tasas de interés cumplan con las expectativas. La duda actualmente radica en si el recorte será de 25 o bien de 50 puntos básicos el próximo 18 de septiembre. Esto puede motivar la demanda en los mercados, rompiendo con la tendencia negativa histórica de bitcoin en este mes.
Por otro lado, las elecciones en Estados Unidos de noviembre, también es un factor a considerar dado que Donald Trump se ha posicionado como un candidato pro bitcoin. Esto quedó en evidencia luego del debate del martes de esta semana. Antes del evento electoral la moneda cotizaba en US$57.900 y solo unas horas después bajaba a mínimos de US$ 56.150.
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“Uptober”
El pesimismo que genera la serie histórica del bitcoin en septiembre puede verse atenuado por los inversionistas que tratan de anticiparse al efecto “uptober“, la denominación utilizada para octubre debido al balance mayoritariamente alcista del activo digital en este mes. Desde 2013 solamente en dos ocasiones ha registrado caídas en dicho periodo, la última vez fue el 2018.
Así como septiembre se caracteriza por ser un mes complejo para el mundo cripto, el último trimestre es lo contrario. “Han sido positivos 6 de los últimos 10 años con retornos superiores al 80%. Vemos buenas razones además para estar optimistas como la baja de tasas, el efecto del halving y la consolidación del ETF de bitcoin en los portafolios de más personas e instituciones”, comentó el COO de Arch.Finance, Nicolás Jaramillo.
Eso sí, el peak de bitcoin post halving generalmente se ha observado entre 12 y 18 meses después del evento. “Si seguimos esta tendencia histórica, podríamos esperar un máximo significativo de bitcoin entre mediados y finales de 2025”, señaló Juppet. Factores como la adopción institucional, y el entorno macroeconómico podrían acelerar o retrasar este ciclo. “Es crucial monitorear estas variables para ajustar las expectativas en consecuencia”, agregó.
Desde Skipo tienen una visión más negativa. “Aunque la proximidad al halving de este año podría darle mayor fuerza al bitcoin. El desempeño es probable que sea negativo o plano”, apuntó el CEO de la firma.
Fannie Mae, la compañía hipotecaria más grande de Estados Unidos, tiene a la cabeza a una mujer latina. Priscilla Almodovar es la CEO y presidenta de la firma. Hija de padres puertorriqueños, nació en Nueva York y tiene más de 30 años de experiencia en el mundo financiero ligado a la vivienda.
Un hecho histórico para la compañía fundada en 1938, que opera en el mercado hipotecario secundario, comprando y titulando préstamos de viviendas para aumentar la liquidez y ampliar las oportunidades de adquirir una vivienda.
A pesar de los desafíos que enfrentó durante la crisis subprime de 2008, la compañía sigue siendo un actor clave en el apoyo a la vivienda asequible y el mantenimiento de la estabilidad en el mercado hipotecario. Actualmente garantiza aproximadamente una de cada cuatro hipotecas de vivienda.
La empresa, con sede en Washington, DC, emplea a aproximadamente 8.100 personas.
Su trayectoria
Desde el 2019 Priscilla Almodovar trabajó como presidenta y CEO de Enterprise Community Partners, una organización nacional centrada en aumentar el suministro de viviendas a precios asequibles.
La alta ejecutiva también trabajó durante casi una década en JPMorgan Chase y dirigió dos de los negocios inmobiliarios nacionales de la empresa: como directora general y codirectora de Banca Inmobiliaria, donde prestó servicios a promotores de bienes raíces, inversionistas, propietarios y fondos de inversión nacionales y regionales. Comenzó su carrera profesional en el bufete de abogados internacional White & Case LLP, en la que fue nombrada socia de capital, especializándose en financiamiento de proyectos internacionales.
Anteriormente, fue presidenta y CEO de la Agencia de Financiamiento de la Vivienda del Estado de Nueva York, de la Agencia Hipotecaria del Estado de Nueva York y de la Corporación de Vivienda Asequible.
Además es miembro de la junta directiva de Realty Income, un fideicomiso de inversión inmobiliaria.
Según la web de Fannie Mae, también forma parte de la junta directiva de New York Road Runners, una organización sin fines de lucro creada para ayudar e inspirar a las personas a través del running.
Latinos
Ha sido nombrada entre las “50 latinas más poderosas” de Fortune y los “100 hispanos más influyentes” de Hispanic Business.
Se graduó en la Universidad de Hofstra y recibió su doctorado en Derecho en la Universidad de Columbia.
Además es la única latina que actualmente ocupa el cargo de directora ejecutiva de una empresa de la lista Fortune 500, posición que ha estado usando para impulsar la idea de lo relevante que es tener una vivienda.
“Creo que ser propietario de una vivienda sigue siendo en este país la principal forma de generar riqueza y eso se está volviendo cada vez más difícil para la gente”, aseguró la CEO latina en una entrevista.
Es un tema que le preocupa ya que solo el 44% de los hogares afroamericanos y el 51% de los hogares latinos son propietarios de una vivienda.
La compañía ha aparecido los últimos días en los titulares porque los aliados del candidato presidencial republicano Donald Trump y banqueros han estado discutiendo planes para poner fin al control del Gobierno estadounidense sobre la firma de financiamiento hipotecario si es que gana las elecciones.
Hace una semana la acción de SQM estaba en mínimos del año ($ 32.000), arrastrando al IPSA, al ser uno de sus principales componentes. Sin embargo a partir de esta semana comenzó a escalar saltando el miércoles cerca de un 10% alcanzando los $35.950, aún muy lejos de sus máximos históricos registrados hace exactamente dos años (14 se septiembre de 2022), cuando alcanzó los $ 91.032, impulsado por el precio máximo alcanzado por el litio, cuando llegó a US$ 84.500 la tonelada.
En SQM no les sorprendió este giro. Mientras todas las compañías que le compiten a nivel mundial están sumidas en un torbellino, que las ha llevado a bajar producción, cerrar plantas, bajar gastos e incluso despedir gente, SQM tomó la decisión de seguir creciendo, tal como lo hizo hace cinco años, antes que estallara la pandemia. Internamente señalan que esta decisión va a repercutir positivamente en los resultados del grupo, porque mientras la competencia baja la guardia, ellos aprovecharán de mantenerse en el mercado y no ceder terreno.
Su apuesta (en corto tiempo) les ha dado la razón, porque con el correr de las semanas las productoras de litio han ido bajando las cortinas, entregando espacios a la firma chilena.
La caída de los precios del litio, con un valor actual de alrededor de US$ 10.000 por tonelada, ha obligado a muchos actores en el mundo a reducir su producción. ¿La razón? El exceso de oferta de mineral abrumó la demanda de los fabricantes de baterías en medio de una desaceleración en las ventas de vehículos eléctricos.
Las mineras de litio en el mundo han sido golpeadas por esta realidad. Sin ir más lejos, durante el transcurso de la semana, el gigante chino de baterías Contemporary Amperex Technology (CATL) anunció que tuvo que detener la producción del metal blanco de una importante mina china en la provincia sureña de Jiangxi.
Pero no es el único. Este anuncio viene a engrosar la lista de mineras que han tenido que ajustar sus planes de crecimiento como Albemarle y Tianqi.
En 2024, la minera no metálica tuvo una caída interanual de 63% en sus ganancias del segundo trimestre, las que totalizaron US$ 213,6 millones, debido principalmente a la caída en el precio del litio. A pesar de este escenario y como señaló su gerente general, Ricardo Ramos en la última presentación de resultados de la compañía, los planes se mantienen.
La firma actualmente cuenta con una producción de 180.000 toneladas. Con el acuerdo con Codelco, el plan es llegar a las 300.000 de cara a 2030, para ello requieren hacer crecer la planta de refinación.
De hecho, esta semana emitieron un bono por US$850 millones en el mercado internacional para refinanciar la deuda pendiente y para fines corporativos generales de la sociedad, incluido el financiamiento de gastos de capital.
No es la primera vez que SQM aprovecha una coyuntura adversa para avanzar en su producción. Entre 2019 y 2021, cuando el mineral blanco todavía no alcanzaba su punto más alto, invirtieron para aumentar su producción. El objetivo era garantizar tener siempre producto en stock.
A pesar de que 2019 fue peor que 2018 por los menores precios de venta, esto no detuvo los planes de expansión de la compañía, aun cuando la disminución de las ventas fue del orden del 31,2% de un periodo a otro.
En la memoria anual de 2019, SQM da cuenta de que en ese momento la capacidad productiva de la planta de carbonato de litio en Salar del Carmen era de 70.000 toneladas métricas por año. A continuación se dice: “Estamos en proceso de aumentar nuestra capacidad de producción a 120.000 toneladas métricas por año”. Plan que ejecutaron a pesar de los vientos en contra que supuso la pandemia para la expansión de la compañía.
Pasaron dos años y la historia les dio la razón. El precio del litio alcanzó su máximo histórico en 2022 llegando a los US$ 84.500 por tonelada. Su producción en ese entonces ya había superado la meta de las 120.000 toneladas. Estaban listos. Entonces abastecieron la demanda global que trajo en ese minuto los proyectos ligados a la electromovilidad y las baterías.
Los ingresos totalizaron US$ 10.710,6 millones para los doce meses finalizados el 31 de diciembre de 2022, lo que representó un aumento del 274% frente a los US$ 2.862,3 millones reportados durante el mismo período de 2021.
El plan de ahora, que los vientos vuelven a soplar en contra del precio del litio, es apostar a repetir la jugada. A pesar de que las mineras en el mundo están recortando sus planes de crecimiento, SQM se mantiene tranquilo con sus proyectos de expansión.
Para ello, eso sí, la compañía está cuidando sus costos, primero manteniendo una caja limpia lo que implica no desviar la atención en costos innecesarios, así como aplicando eficiencia con proyectos que hagan más sostenibles las operaciones.
La apuesta de la compañía es que si se mantienen a raya los costos, se apuesta por la eficiencia y se concentran en aumentar la producción, cuando la demanda suba y también los precios, podrán nuevamente gozar de los beneficios que ello traiga.
Y eso el mercado comienza a internalizarlo. Hace un par de semanas, BanChile Inversiones recomendó comprar acciones de SQM. “Si bien los precios del litio han caído más de un 70% durante el último año, vemos una recuperación hacia niveles de US$ 20/Kg en el precio del metal a fines de 2025, a medida que recortes en la oferta de mercado reducirían el actual exceso de producto en dicha industria”, dijo. “Adicionalmente, creemos que el valor actual de la acción no incorpora los beneficios del acuerdo respecto a la operación futura en el Salar de Atacama”, agregó.
Por ahora, el objetivo de SQM es seguir aprovechando su momento como ya lo hizo una vez en 2019.
Los recortes de la industria
Tianqi Lithium
La compañíaque opera en China, Australia y Chile, tras haber logrado ganancias por US$ 884 millones en el primer semestre de 2023, informó pérdidas de hasta US$ 758 millones en la primera mitad de 2024.
En 2018 la firma de capitales chinos Tianqi compró en unos US$ 4.000 millones una participación a la empresa chilena SQM, que le trajo una gran deuda. De hecho, la compañía tuvo que vender su participación en la mina australiana Greenbushes para pagar un préstamo que usó para entrar a la propiedad de la firma chilena. En medio de la disputa con SQM respecto a someter la alianza de la minera no metálica con Codelco a la aprobación de una junta extraordinaria de accionistas, analistas de Scotiabank señalaron que podría vender su participación en SQM en US$ 3.000 millones. A esto se le suma que desde China también se habían anunciado recortes de producción (Zhejiang Huayou Cobalt y Zhicun Lithium Group), al igual que la australiana Core Lithium y Greenbushes, que opera en ese país, de propiedad de Albermarle y Tianqi.
Albemarle
En lo que va del año la multinacional estadounidense ha anunciado dos planes de reducción de gastos. El primer productor de litio a nivel global reportó pérdidas por US$ 188 millones en el segundo trimestre, con lo que terminó por frenar su plan de expansión en Australia, paralizando los trabajos para expandir su planta de conversión de Kemerton.
La estadounidense, que aumentó su cuota de mercado desde 21% a 31% entre 2021 y 2023, según un reporte de la Comisión Chilena del Cobre, comenzó 2024 despidiendo al 4% de su planilla a nivel mundial y aplazando el gasto en un proyecto de refinería en Estados Unidos, en el marco de un amplio plan de reducción de costos por la caída de precios del metal. El director ejecutivo de la compañía, Kent Masters, señaló que la empresa está llevando a cabo una revisión exhaustiva de su estructura de costos y operaciones, un proceso que se espera concluya en octubre de este año. No se descartan despidos adicionales y la venta de activos no estratégicos.
CATL
La compañía china es el mayor fabricante de baterías para vehículos eléctricos (EV) y sistemas de almacenamiento de energía del mundo. Esta semana dijo que planea ajustar la producción de dos minas de lepidolita, mineral altamente explotado en ese país para producir litio ubicadas en la región de Jiangxi. Este se extrae de una roca dura cuya producción es más costosa en comparación con otras fuentes, como los depósitos de salmuera. Esto ha obligado a CATL a reconsiderar su estrategia de producción. La decisión de CATL de reducir su producción afectará considerablemente el mercado chino de litio. Según un informe de UBS, la producción mensual de carbonato de litio en China disminuirá en un 8%. El mercado se hizo eco de esta noticia y SQM sobresalió en la bolsa a causa de esta señal que apunta hacia un esperado ajuste de oferta en la industria del litio, impulsando los precios del mineral.
Arcadium Lithium
En esta misma línea, la empresa minera Arcadium Lithium –que nació de la fusión entre la estadounidense Livent y la australiana Allkem este año–, canceló el jueves de esta semana dos créditos internacionales con el BID Invest y con la Corporación Financiera Internacional (IFC) – miembro del Banco Mundial–, por un total de US$ 230 millones. Estos créditos los había obtenido para invertir en el desarrollo del proyecto argentino Sal de Vida. La empresa recientemente ya había ralentizado el plan de expansión del proyecto Fénix, donde se ubica la principal mina de litio de Argentina.
Como parte de su plan de reducción de costos ante la débil situación del mercado del litio y mejorar su flujo de caja, la minera también suspendió temporalmente las operaciones en su mina Mt. Cattlin en Australia a comienzos de mes. Asimismo, pausó su proyecto Galaxy en Canadá.