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¿Qué hacer con el edificio Kandinsky?
Hasta el martes en la mañana, el edificio Kandinsky, ubicado en el sector de Cochoa, en Viña del Mar, pasaba prácticamente desapercibido entre las decenas de inmuebles de similares características construidos en el entorno de las dunas de Concón. Pero llegó la noche, y con las precipitaciones -que no cesaron durante toda la jornada- un colector de aguas lluvias colapsó y provocó un socavón de grandes dimensiones a metros al edificio. La emergencia obligó la evacuación de 25 residentes de 11 departamentos, de un total de 34, por un inminente riesgo de derrumbe.
Ahora toda la atención está puesta en esta edificación. La evacuación se mantiene, aunque este jueves se abrió una ventana de un par de horas para que los residentes retiraran algunos enseres. Y mientras la alcaldesa Macarena Ripamonti pidió a la seremi Minvu determinar si los permisos de obra se ajustan a derecho, a la DOM si el inmueble es o no habitable, y el Gobierno formula un plan de mitigación, todos se preguntan: ¿Qué hacer con el edificio Kandinsky?
Consultados distintos expertos, la mayoría coincide en que la rotura del colector se debe a que la “intensa lluvia” saturó el conducto. “(Estuvo) Claramente sobrecargado en relación a todas las edificaciones que están al lado. Probablemente debe haber más edificios conectados a ese ramal de lo que debería tener”, señalan el geógrafo Luis Álvarez y el arquitecto Ignacio Panatt.
“Este colapso y desborde de agua -agrega el geólogo Mario Guerra- permitió que se generara un flujo de suelo y se haya desprendido toda esa parte de la duna. Como fue construido en arena fina, permite que cuando se canaliza mucha agua ocurran estos deslizamientos (…) la misma duna se va desplazando con el peso. Eso tuvo que haber pasado. Una pequeña grieta que empezó a formar el socavón de a poco”.
Sin embargo, tanto Álvarez como Guerra coinciden en que el sistema constructivo de la torre “no está en riesgo, por ahora”. El geógrafo explica que “siempre se teme por los sismos, pero por temas gravitacionales la duna con un sismo se rigidiza y no presentará licuefacción, porque está sobre roca (es una duna colgada). Su principal problema es el agua. La arena es una esponja, asimila toda el agua, pero en un punto de esta acumulación se satura y colapsa”.
El geólogo, en tanto, explica que “la norma chilena en construcción es una de las mejores que tenemos (…) a ciertos metros esta misma arena es mucho más compacta y es posible construir estos edificios”, por lo que “el edificio no tendría problemas” a no ser que “haya un terremoto, que podría afectar directamente porque hay gran parte (de la duna) que se liberó. Entonces, hay que estar atento a algún temblor o terremoto, a cómo vaya evolucionando el edificio”.
“El edificio hasta el momento no está en condición de riesgo estructural y colapso”, añade Álvaro Peña, académico de la Escuela de Ingeniería en Construcción de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
Anatt, por su parte, realiza un contrapunto: “Podría pasar perfectamente que se pudiera caer, pero también que no pase absolutamente nada y que el edificio no tenga ningún asentamiento”. El arquitecto explica que “la respuesta es ambigua, porque tiene que ver con el comportamiento del campo dunar en esa zona en el tiempo (…) si le quitamos una cierta cantidad de arena alrededor del edificio, el edificio queda solo y no está fundado en un cimiento que es estable. La arena lo está afirmando de alguna forma. Ahora el edificio no está corriendo un riesgo, pero si viene otro frente de lluvia, de las mismas características en el corto plazo, y no tenga el sustento que tenía antes para sostenerse ahí. Ese es el peligro. No sabemos cómo se va a comportar el suelo de aquí en el tiempo”.
El ingeniero civil Patricio Bonelli, máster en Ciencias en la Universidad de Londres, remitió esta mañana un informe a Pedro Plaza, director DOH, y a Sofia Gonzalez, delegada presidencial regional, entre otras autoridades, en donde señala que “pude recorrer el eje perimetral norte, no detectando daños ni corrimientos del suelo exterior. Del estado actual del antejardín se puede deducir que no ha habido movimiento de la losa de fundación. No detecté daños estructurales en el edificio en mi recorrido”.
Bonelli, quien realizó la visita inspectiva a petición de la administradora del edificio y algunos propietarios, advierte eso sí que “es preocupante el corte casi vertical del talud debido a la erosión que está cerca del vértice noreste del edificio. Ese sector requiere de atención inmediata estando fuera de mis competencias. Un mecánico de suelos debe resolver este problema a la brevedad para evitar futuros deslizamientos. Se recomienda no usar la calle más allá del acceso al edificio”.
El geógrafo Álvarez añade que no se debe hacer “nada” pues el edificio “goza de buena salud estructural. El tema es qué hacer con las aguas lluvias. Se deben construir emisarios de aguas lluvias segmentados por volumen, o sea, para un área un volumen máximo de precipitaciones”, lo que impida “generar situaciones como la observada”.
En tanto, Guerra sostiene que dadas las características de las dunas de Concón, denominadas dunas relictas, o sea, que ya no tienen un aporte directo de la arena de playa, por lo que accidentes como estos van mermando su dimensión, “hay que pensar cómo se va a rellenar ese socavón. Porque la arena de la duna es la que está ahí, y cada día se va perdiendo producto del viento, o producto del desplazamiento de la misma. Es un tema complicado respecto de qué va a hacer el MOP en la mitigación y cómo solventar bien este suceso”.
Anatt, desde su rol de arquitecto, plantea que “hay que hacer un tremendo trabajo de ingeniería para contener todo lo que perdió (la duna). Esa es la única solución”. Peña, en tanto, recomienda “instrumentar y medir deformaciones para evaluar posibles giros sobre todo hacia el lado de la excavación. Es importante reparar el colector, ver rocogidas de agua aguas y rellenar la socavación. Hay varias técnicas para esto”.
El seremi de Transportes de la Región de Valparaíso, Benigno Retamal, señala que “debido a la situación en avenida Borgoño, hemos tomado medidas especiales para mantener la conectividad entre Viña del Mar y Concón. En ese sentido, hay dos servicios de buses (601 y 302) que reorganizaron sus recorridos utilizando vías alternativas que conectan ambas comunas. Es importante señalar que los tiempos de traslado de los usuarios y usuarias podrían variar, es por eso que hacemos un llamado a considerar estos cambios en su planificación diaria”.
“Como MTT estamos coordinados con los servicios a cargo del restablecimiento del tránsito en la vía afectada, así como con los municipios para establecer planes de gestión vial que sean necesarios para enfrentar la contingencia”, cerró.
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