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Qué opinaba Chespirito de los chilenos

Martina E. Galindez

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Han sido años de celebración y novedades para todo lo que rodea al universo de Chespirito. El 26 de febrero de 2023 se cumplieron 50 años desde que se transmitió el primer episodio de El Chavo del 8 como serie independiente, a través del Canal 8 de México, luego de que se escindiera de un bloque más general llamado precisamente Chespirito.

Esta semana, TVN anunció que el mismo espacio regresa a la pantalla chilena: El Chavo del 8 Se transmitirá todos los sábados por la cadena estatal a partir de este 5 de octubre a las 10:30 horas.

Fue en agosto de 2020 que las creaciones de Chespirito dejaron de transmitirse a nivel mundial luego de problemas de derechos entre la familia de Roberto Gómez Bolaños y la cadena Televisa. Sin embargo, hace unas semanas se conoció la noticia del acuerdo que permitió que la icónica serie regresara a los hogares de Estados Unidos, y ahora, a Chile.

¿Y cuál fue ese primer episodio que hizo despegar la leyenda? El globo estalló Se convocó a la entrega donde todos los personajes clásicos del barrio fueron obsequiados con los regalos y características con las que estamparían la inmortalidad. Allí, por ejemplo, Don Ramón (Ramón Valdés) golpea por primera vez al Chavo (Roberto Gómez Bolaños) con el sonido de una campana, luego de que casi rompe un bombillo que había colocado minutos antes. Luego, Quico (Carlos Villagrán) y Doña Florinda (Florinda Meza) inflan e instalan unos globos en el lugar, pero Chavo termina rompiéndolos todos.

Por lo demás, el propio Don Ramón confunde al señor Barriga (Edgar Vivar) con un globo, en otro momento ya mítico y común en el sketch mexicano. Pero también hay otros hitos de ese primer cara a cara que tuvieron los televidentes mexicanos con el programa.: Es la primera vez que el barril del Chavo aparece en el barrio, que es propiamente su casa; y Don Ramón curiosamente paga a tiempo el alquiler del señor Barriga, reconociendo que ya encontró trabajo. Nunca volvería a suceder.

El éxito de la serie fue inmediato y no tardó en extenderse a Latinoamérica. Hacia mediados de los años 70 comenzó a transmitirse en Chile a través de TVN, por lo que una parte importante del territorio nacional pudo conocer al elenco y su trama a través de la pantalla chica.

Pero el mayor ejercicio de devoción entre Chile y Chespirito se produjo en octubre de 1977. Ese mes, los actores llegaron al país para realizar una gira que inició en Viña del Mar y luego continuó por Santiago, La Serena, Arica, Antofagasta y Rancagua.

El Chavo del 8 y su elenco en Chile, 1977. Archivo Histórico/Cedoc Copesa.

El pico de euforia se dio en el Estadio Nacional capitalino, donde el programa realizó dos funciones el miércoles 12 de octubre. Un evento que se considera algo así como el primer megaevento que tuvo lugar en el reducto, mucho antes de que Rod Stewart en 1989 comenzara a poner de moda el mismo concepto hasta el día de hoy.

Las puertas del coliseo se abrieron a las 9:30 de la mañana y el grupo actuó sobre un ring de boxeo ubicado en el círculo central de la cancha adaptado para la ocasión, sin cuerdas. 35 mil personas acudieron al lugar para ver ambas funciones. Como si de un equipo de fútbol se tratase, los personajes ingresaron uno a uno al pasto de Ñuñoa, donde recibieron el aplauso del público asistente.

Según los registros de la época, el más aplaudido con diferencia fue Don Ramón. El estadio casi se derrumbó con su mera aparición. Cada una de las presentaciones duró alrededor de dos horas y mostró un guion básico donde abundaban los bofetones, bofetadas, caídas, tropezones, burlas y las palabras típicas del programa: no era más que un capítulo de El Chavo del 8 tocó y actuó para una multitud.

Chavo wsp
Don Ramón, parte del elenco de El Chavo del 8 en Chile, 1977. Archivo Histórico/Cedoc Copesa.

Todo fue un éxito, pero el tiempo añadió un aspecto político. Los espectáculos en el Nacional tuvieron lugar cuatro años después de que fuera ocupado como centro de detención y tortura tras el golpe militar que derrocó a Salvador Allende en 1973. En su libro autobiográfico titulado sin querer, queriendopublicado en 2005, Gómez Bolaños tocó el tema.

Aseguró que ninguno de los actores tenía conocimiento de los hechos ocurridos, pero si lo hubieran sabido “hubiéramos trabajado ahí de todas formas”. Según su lógica, si se aplica un criterio de cancelación, “ningún actor debería aparecer en el Zócalo de México, donde se enturbió la memoria de todos los asesinados durante la Década Trágica”.

No fue la única alusión de Gómez Bolaños a Chile en su dilatada carrera. Por supuesto siguió viniendo muchas veces, a programas de televisión o aquella vez en el año 2008 que vino a presentar su trabajo al teatro Teletón. 11 y 12escrita por él y protagonizada por su esposa, Florinda Meza.

Foto de archivo del actor y escritor mexicano Roberto Gómez Bolaños.
REUTERS/Henry Romero (MÉXICO)

Dos años después, en 2010, el tercero Pude entrevistarlo extensamente en su residencia de la Colonia del Valle, en la Ciudad de México. Sentado en una sala llena de recuerdos, entre brillantes figurillas del Chapulín Colorado o los Chómpiras, secuencias fotográficas que lo mostraban en su juventud, dibujos del barrio regalados por el caricaturista Quino y cuadros gigantes donde aparecía todo el elenco del espacio, excepto Carlos Villagrán, el actor también tuvo un par de palabras para el país.

“Tuve la fortuna de codearme con grandes, como el comediante chileno Lucho Navarro. Fue extraordinario. Es uno de mis grandes vínculos con Chile, porque también le escribí guiones en México”, comenzó diciendo respecto del comediante e imitador nacional que se hizo famoso en México a través, entre otras vitrinas, del cine.

Entonces Chespirito continuó: “Aún admiro mucho de su país, aunque a veces no me gusta el exceso de europeísmo que hay en Chile. No hay discriminación abierta, pero sí preferencia por las personas blancas con ojos azules. “Eso no encaja en México”.

¿Dónde había visto esas actitudes? Así respondió el comediante: “En la abstención del otro, del origen americano. Y hablo de Estados Unidos no como lo aplican los gringos, sino como el concepto más real. También pasa en Argentina, no quiero que parezca una sola crítica a Chile”.

Pero no fue lo único a lo que se refirió aquella vez. Por ejemplo, también reveló los errores que había cometido en su carrera: “Una vez hice un chiste no muy drástico sobre los homosexuales. Pero entonces me dije: ‘¿Qué haces Roberto? Tienen derechos como todos los demás.’ También hubo un rato un sketch en el que Ramón Valdés hacía de borracho y yo me moría de risa. Decía: qué buenos son los borrachos. Pero no es cierto: son odiosos. Y es perjudicial”.

Gómez Bolaños finalmente falleció el 28 de noviembre de 2014, a la edad de 85 años. Los homenajes y aplausos se amplificaron en toda América Latina.

Chespirito y Florinda
“Chespirito” y Florinda Meza juntos durante su juventud.

En esa misma entrevista con el terceroYa dio pistas de su relación con la muerte. “La muerte no me preocupa: me da curiosidad. Tiene que llegar a todos nosotros. Pienso en ella todos los días. Y no ahora, para siempre. Porque es la súper incógnita: qué va a pasar. Me angustia, pero no demasiado. “No creo que esté sucediendo nada terrible”, afirmó.

Luego continuó: “Hasta tengo un poema sobre ella (se acomoda, respira y recita): ‘Estaba tan tranquilo/ acercándome al final de mi vida terrenal/ de repente dudo y vacilo/ ¿es cierto que no hay asilo para el alma?/ ¿que morir es dejar de asistir?/ que la existencia fugaz no tiene trascendencia que dejen ¿Me intuyo?/No, no es por favor/Yo con mi libre albedrío/No me atrevo a decir ¡Dios mío, debe haber un error!/Y perdóname Señor si te molesto con esto/Sin embargo, claro que sí. Tengo que decírtelo de alguna manera :/ No me digas que aquí termina todo‘”.

“Quiero que me recuerden como un buen tipo. Un buen hombre. Acordaos de mí como queráis, porque no quiero homenajes, ni monumentos, ni maratones del Chavo en la tele, ni discursos del presidente ni nada por el estilo”, concluyó.