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Economia

Retorno a la presencialidad de los tribunales: luces y sombras

Martina E. Galindez

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macarena iturra

A partir de hoy se inicia el retorno paulatino de la presencialidad en los Tribunales de Justicia, luego de casi 30 meses en los que el sistema judicial -acomodándose a la realidad de la pandemia- adaptó la tramitación de los casos a la virtualidad. De esta forma, a partir de ahora, el 50% de su plantilla prestará atención presencial.

Son muchas las reflexiones que deja este período. Si tomamos los beneficios, se ha agilizado la tramitación de los juicios -por los plazos de alegaciones y audiencias, traslados de las partes, abogados y testigos a diferentes puntos del país para la realización de las diligencias, con el consiguiente costo asociado que tenían soportar. Esto ha permitido una mayor comodidad a los abogados – llevar audiencias o alegatos en lugares distantes – a solo un clic de distancia. Sin mencionar que la inmediatez con la Corte no tenía precedentes en comparación con la prepandemia: al menos en la primera etapa, los jueces estuvieron presentes en la mayoría de las audiencias.

“Los abogados que litigan en nombre de intereses ajenos merecen una deliberación exhaustiva de los juicios en su resolución final, lo que exige que los argumentos orales se escuchen con la debida atención, algo que el canal online muchas veces no fomenta”.

El procedimiento en línea ha sido así un beneficio en términos de tiempo y costos que debe ser rescatado y, en lo posible, mantenido, tal como lo ha hecho la justicia constitucional (que ha dejado la posibilidad a las partes de optar por presentar alegatos a distancia o en persona, sin expresión de causa).

La otra cara de la moneda son los aspectos negativos a corregir si se mantiene la virtualidad en algún porcentaje. El primero: la falta de contacto diario con el interlocutor en la corte. Ciertamente esto ya estaba en declive. Tanto es así que ya no es habitual poder hablar con el proveedor que está a cargo de los casos (debes enviar una solicitud al coordinador del Juzgado) y menos puedes solicitar una audiencia con el magistrado sin hacer una solicitud previa. presentación.

A lo anterior se suman las posibles infracciones al debido proceso en el caso de diligencias probatorias, en las cuales, como hemos visto recientemente, se ha violado la imparcialidad de los testigos al momento de declarar, al enviar mensajes en ese momento. .

Por otro lado, y en las instancias ante Tribunales Superiores, hoy hay poca retroalimentación de los ministros. En la práctica, varios se desconectan o, en el peor de los casos, no encienden la cámara de su ordenador. Esto supone una mayor dificultad en el ejercicio del derecho a la defensa, ya que normalmente juicios que llevan años tramitados se deciden en esos 20 o 30 minutos en los que hay que hacer una declaración coherente y articulada ante un Tribunal, que muchos tiempos no brinda la atención necesaria para una correcta decisión en el conflicto.

Los abogados que litigan en representación de intereses ajenos merecen una deliberación exhaustiva de los juicios en su resolución final, lo que exige que las alegaciones orales se escuchen con la debida atención, cuestión que muchas veces el canal online no fomenta.

¿Qué nos deja este período? Un gran avance en la modernización y simplificación de tareas y diligencias. Pero aún queda un largo camino por recorrer en materia de justicia de acuerdo con las necesidades actuales y el creciente aumento de la judicialización.

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