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Un robo cada día y medio afecta a la mediana y pequeña minería desde mediados de diciembre, denunció el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Jorge Riesco. Más de 20 asaltos a minas en poco menos de 40 días, perpetrados por bandas organizadas armadas con armas de fuego de grueso calibre, que sustraen mineral, pero también vehículos, generadores eléctricos, compresores de aire para perforación, explosivos y todo lo que puedan llevar, en un escalada que, según el dirigente, “ha traumatizado y angustiado a los afectados, que no están acostumbrados a este nivel de violencia”.
Estos asaltos, dijo el dirigente, se han dado preferentemente en la Tercera y Cuarta Región. Los materiales sustraídos son vendidos en otras regiones, como la Región de Valparaíso e incluso O’Higgins, según han detectado en el gremio.
Riesco manifestó su preocupación porque al ser tareas en zonas alejadas de los centros urbanos, muchas veces los cuerpos policiales no llegan al lugar del robo y cuando lo hacen no se investigan las denuncias. “No hay seguimiento por parte de la Fiscalía a la cadena de recepción e intentos de mercadeo, que pueden ser cruciales en el éxito de desbaratar estos delitos”, dijo.
El presidente de la Sonami señaló que esa falta de diligencia también afecta el ánimo de los pequeños y medianos mineros, muchos de los cuales nunca habían sido víctimas de agresiones de este tipo durante el desarrollo de su actividad.
Robos a la gran minera
Este ataque a las operaciones menores se suma a los robos a la gran minería, que han sido comunes en los últimos años, pero que han sido noticia por su espectacularidad y creciente organización. Por ejemplo, durante la primera semana de enero, una banda robó un cargamento de cobre de Codelco por un valor de unos US$4,4 millones en el puerto de San Antonio.
Y el 23 de enero se frustró un millonario robo de cobre a Minera Escondida. En la madrugada de ese día, uniformados sorprendieron a seis personas en el sitio, robándoles cátodos de cobre valorados en $150 millones. La Policía detuvo a los implicados y decomisó dos camionetas en las que se movilizaban y en las que pretendían llevar el cobre, según informó Carabineros en sus redes sociales.
El año pasado, el Ferrocarril Antofagasta Bolivia (FCAB), del grupo Luksic, enfrentó 39 asaltos durante el año 2022, lo que puso en evidencia la organización de las mafias, su poder de fuego y su extrema violencia.
El año anterior también fue atacada Minera Las Cenizas, en un violento asalto a la planta de Taltal, Región de Antofagasta, donde Cristián Argandoña es gerente general, y también vicepresidente de Sonami.
ruta del crimen
La pregunta que ronda al sector es qué se hace con el cobre robado, que muchas veces es en forma de concentrado (mineral) y en otras ocasiones, de cátodos (refinado).
El gerente general de la Asociación de Industriales de Antofagasta, Fernando Cortés, señaló que “hay indicios de que el cobre sustraído llega a puertos como Iquique, Arica y San Antonio con la intención de sacarlo del país y también hay sospechas de que el material robado sale del país, particularmente a naciones vecinas, como Perú.
El ejecutivo explicó que debido a la organización de las bandas criminales, se cree que, al menos las bandas que operan en la Segunda Región, “esconden el cobre en algún lugar cercano a Antofagasta, a la espera de encontrar un cliente para luego venderlo o seguir la comercialización”. cadena.
En el caso de los cátodos, Cortés precisó que la hipótesis es la comercialización en el exterior, para lo cual se haría a través de empresas que “lavan” los papeles del mineral.
El presidente de la Sonami y el gerente general de la AIA coinciden en que si bien el robo de cobre es algo que viene ocurriendo desde hace mucho tiempo y que tiende a incrementarse cuando aumenta el precio del metal, lo que distingue a esta embestida de los últimos tiempos es el nivel de organización. , su potencia de fuego y la intensidad de los hechos delictivos.
“Son organizaciones con numerosos miembros activos, que tienen vehículos, armas, equipos; que saben como entrar a las tareas y que llevar. Y son extremadamente violentos”, dijo Jorge Riesco.
“Hemos detectado que estas bandas, que incluyen a chilenos y extranjeros, tienen un nivel de sofisticación nunca antes visto… por ejemplo, en los asaltos al Ferrocarril Antofagasta Bolivia utilizan “pen trucks” (vehículos de varias toneladas que tienen un grúa incorporada) para sacar la carga de los vagones, eso implica un alto nivel de organización”, dijo Cortés.
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