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Segunda presidencia de Donald Trump

Martina E. Galindez

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Hoy Donald Trump asume como el cuadragésimo séptimo presidente de Estados Unidos en el que será su segundo mandato, luego de no haber sido reelegido tras su primera administración, cuando fue derrotado por el presidente saliente Joe Biden. Una nueva oportunidad para llevar a cabo un programa inspirado en su lema “America First” que ya surge desde su primera campaña presidencial hace más de ocho años, y que busca priorizar las oportunidades e intereses de sus ciudadanos, especialmente en materia económica, y Realiza cambios que permitan a tu país convertirse en líder mundial.

Una de las grandes interrogantes que se vislumbra en el horizonte es cuán diferente será este mandato respecto al anterior, considerando el cúmulo de promesas que Trump ha hecho en los más diversos ámbitos, algunas de ellas muy disruptivas, lo que ha generado preocupación entre nivel global y nos lleva a preguntarnos hasta dónde se pueden llevar a cabo. A diferencia de su primer mandato, Trump llega esta vez al poder precedido de una aplastante victoria en las urnas, y la mayoría que tiene en el Senado y la Cámara de Representantes, aunque algo frágil, podría darle en principio margen para sostener sus directrices programáticas. El tono de las intervenciones de Trump y el perfil de sus nombramientos para cargos gubernamentales están en línea con lo prometido, sin perjuicio de que los mecanismos y costes de sus medidas estén por ver.

A nivel interno, son múltiples los flancos que ha abordado, pero dentro de ellos un tema de especial atención durante su primer mandato fue el control migratorio, que ahora busca fortalecer. El anuncio de deportaciones masivas de quienes actualmente se encuentran en situación irregular y el uso de la fuerza militar para estos fines no sólo puede generar un impacto laboral en sectores claves de la economía -pues podrían tener menos mano de obra-, sino que ya ha planteado la preocupación de los países de origen de esta migración.

Por otro lado, abordar la reducción del gobierno federal, aspiración de muchas administraciones anteriores pero que no lograron avanzar en ella, tiene una nueva oportunidad, para la cual el nombramiento de Elon Musk en el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental es un poderoso señal, pero que deben materializarse en propuestas concretas, y obtener apoyo si son cuestiones de derecho.

Probablemente el aspecto más inquietante en el ámbito económico sea la intención del nuevo presidente de aplicar aranceles a todas sus importaciones, pero especialmente a las procedentes de China, Canadá y México. Aunque esta herramienta podría generar algunos beneficios, también es un hecho que una guerra comercial global podría afectar a los consumidores estadounidenses, ya que los bienes y servicios se volverían más caros. Por tanto, no está claro hasta dónde estará dispuesto a llegar Trump en esta posible guerra arancelaria.

En el plano de sus relaciones exteriores es donde la retórica presidencial ha generado mayores reacciones. El anuncio tras la inauguración del Puerto de Chancay en Perú, de recargar las mercancías enviadas desde allí con aranceles del 60%, dada la participación china en el proyecto; Proponer que se podría evaluar recuperar el control del Canal de Panamá, ignorar los tratados Torrijos-Carter de 1977, y el trato dado a México y Canadá son sólo ejemplos de ello. También es incierto qué sucederá con Ucrania, donde el anuncio inicial de poner fin a la guerra en “24 horas” ahora parece lejano.