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Senador Juan Antonio Coloma (UDI): “Esto le hace bien a Chile”

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Una “presidencia accidental”. Así denominó en innumerables oportunidades el senador Juan Antonio Coloma (UDI), la tarea que le había sido encomendada en julio al reemplazar a su par Iván Moreira.

Llevar las riendas de esa comisión no era fácil, pues marcaría el destino de la reforma previsional del Gobierno, que había pasado de la Cámara de Diputados con varios de sus ejes claves rechazados, como la distribución del 6% de cotización adicional.

Si bien insistió varias veces en que esperaba que su período como reemplazante fuera lo más corto posible, finalmente se convirtió en su presidente titular.

Coloma ordenó la discusión. En agosto se fijó un protocolo de acuerdo para la tramitación, el que estableció que la reforma se vería en general y en particular al mismo tiempo, con votaciones ad referendum, y se comprometió a que la reforma se despacharía de dicha instancia en enero de 2025. En sus más de tres décadas de trayectoria como parlamentario, nunca le había dedicado más horas de trabajo a un proyecto de ley como al de la reforma de pensiones.

A seis meses de su llegada, esta semana salió humo blanco de las negociaciones entre el Gobierno y Chile Vamos y se alcanzó un acuerdo que le diera viabilidad política a la iniciativa para, por primera vez desde la creación del sistema en los años ‘80, impulsar cambios al pilar contributivo.

“Alguien que hoy tiene una pensión autofinanciada de $ 350 mil, que dicho sea de paso está sobre la media, con esta nueva norma suponiendo que se hubiera aplicado, esa misma persona, con el mismo sueldo que tenía, tendría hoy $ 560 mil de pensión. La búsqueda de eso reconozco, me ha dejado muchos días sin dormir”, comentó.

“Ha sido súper ingrato”

– En lo personal, ¿fue bueno o malo ese accidente?
– He vivido momentos distintos en el mundo público. Y este momento no ha sido un tiempo grato, ha sido súper ingrato. Pero la gratitud no es parte de la vida pública, es el sentido del deber. Me siento en circunstancias parecidas a las que me tocó vivir en otros momentos. Para recordar los más recientes, cuando me tocó en la comisión de Hacienda ayudar al presidente Piñera en la PGU, que hoy día lo miran todos como que fue un cambio extraordinario y fue en su momento de una discusión brutal. O del ‘Bono Covid’, en situaciones dramáticas, en donde las cosas que a uno le decían eran impresionantes. O en el estallido social, cuando me tocó ser parte del proceso que derivó en el acuerdo del 15 de noviembre, en donde Chile se incendiaba por cuatro costados, cuando otra vez más, algunos decían que no había que hacer nada. Y yo pensé que había que hacer algo y por eso llegamos a un acuerdo que al final terminó increíblemente validando la Constitución vigente.
La política tiene una exigencia adicional a mi juicio. No es sólo denunciar problemas, que es muy importante hacerlo, es también buscar solucionar problemas, que es más difícil. Sé que es más cómodo no hacer nada. Para mí hubiera sido mucho más grato no hacer nada y probablemente no hubiera pasado nada. Probablemente el próximo gobierno tendría que enfrentar el mismo problema.

-¿Cómo se gestó este acuerdo?
-Pienso que a este acuerdo se debió haber llegado hace 20 años.Si hay algo en que todos coincidimos es en que la tasa de longevidad ha cambiado dramáticamente en el mundo y en Chile. La expectativa de vida cuando yo nací era de 53,4 años y la expectativa de un chileno, de un nieto que nace hoy en Chile es de 77 años en el caso de los hombres. Todo esto cambia proporcionalmente en el caso de las mujeres.
El sistema fue concebido el año 81 y conforme a esos datos era muy esperable que con 10% de cotización una persona pudiera tener una buena tasa de reemplazo, porque obviamente con esos mismos datos una persona que jubilara iba a vivir cinco años más, seis años más, siete años más. Hoy, con esa misma cotización del 10%, esa persona está viviendo 20 años más, 25 años más, 30 años más. Y eso, a mi juicio, hacía indispensable hacer un esfuerzo máximo, no mínimo, por resolver una disputa que se ha mantenido por demasiado tiempo.
Estamos hablando de un cambio más estructural, porque efectivamente han habido dos cosas importantes: el pilar solidario de la Presidenta Bachelet en su momento y especialmente la PGU, del Presidente Sebastián Piñera, que se hicieron cargo del sector más desposeído. Pero esa es una parte del problema, la otra parte se conoce como el sector contributivo, como los sectores medios. Como tengo convicción de que si no hacemos nada, los trabajadores de hoy van a tener pensiones dramáticas el día de mañana, yo por lo menos no quiero si no hacer hasta el último esfuerzo para que eso sea distinto.

-¿Cómo ve las críticas que han surgido desde su sector?
-Yo distingo las críticas. Primero, hay una legítima inquietud respecto de una de las legislaciones más complejas que existe en nuestro país. Cualquiera que lea el tema de las leyes de pensiones, se da cuenta de eso. Hay una parte que tiene una legítima inquietud y búsqueda de mejorar algo y eso, bienvenido. Hemos dado todos los espacios para ir mejorando el texto.
Hay otros, que ya lo tengo más incorporado como parte de la vida, que creen que la acción política consiste en llegar a acuerdos sólo con los que están de acuerdo. Y eso es súper fácil, pero no sé en qué se ha traducido en la calidad de vida de las personas esa forma de pensar. Tengo mucho respeto por gente que argumentadamente da ideas o plantea inquietudes, todas las cuales hemos tratado de resolver con la mayor buena voluntad posible.
A uno y otro siempre le hago la misma reflexión: ¿hubieran imaginado que íbamos a estar hablando de un sistema de pensiones que iba a generar un 6% de capitalización adicional? Es raro cuando la madre de todas las batallas se plantea ahora como una coma dentro de una frase, cuando es lejos a mi juicio lo más relevante, porque es lo único que asegura mejorar las pensiones del futuro.

-Algunos ven el préstamo de una forma más cercana a reparto…
-Cuando se estableció el sistema de pensiones, se estableció un bono de reconocimiento con una juridicidad probablemente más precaria que la actual. ¿Y qué significó eso? Que el Estado ha pagado, está pagando y va a pagar hasta el último peso del bono de reconocimiento. Entonces, yo les digo: Aquí es un 6% de capitalización individual, así lo dice la ley. Hay un 4,5% que va directo y un 1,5% que es un préstamo, que está con un sistema jurídico que creo que es, a lo menos, igual o mejor que el bono de reconocimiento que se ha cumplido escrupulosamente. Tiene garantías del Estado, que me parece muy importante establecerlo y tiene sostenibilidad fiscal.

-Queda despejado ese temor entonces?
– Desde mi perspectiva, es un tema que está bien resuelto. El reparto es muy distinto. Es cuando uno entrega a otro, pero no se lo devuelven. Las administradoras (AFP) hoy lo hacen permanentemente: invertir en títulos (del Estado). Hoy, un porcentaje va a un bono Tesorería, que es equivalente a lo que se está haciendo y nunca he visto que alguien reclame de eso.

-¿Y respecto al bono tabla vía SIS?
– Hoy en día existe una parte del 2,5% que se aprobó hace muchos años y yo nunca oí que dijeran que eso era reparto. El promedio de la cotización del SIS es 1,74 y hoy existe. A eso se le agrega un 0,74, más o menos, dependiendo si el SIS es más caro.
Y aquí probablemente tengo más discrepancia con algunos de los que les gusta criticar todo. A la misma edad y con el mismo ahorro, se busca que la pensión del hombre y la mujer sean iguales. (…) Hoy en día un hombre y una mujer, que tienen el mismo ahorro y la misma edad, tienen un 11% de diferencia de pensión. Nosotros tenemos que hacer un esfuerzo como sociedad para que eso no ocurra. Y de ahí nace ese complemento que llega a que eso sea posible.

-¿Qué responde a las críticas que han surgido de parte de los gremios por el aumento de la cotización?
-Lo comprendo absolutamente. Este es un tema que no es nuevo, que se suba el 6% de la cotización se viene discutiendo hace décadas. El problema es cómo se distribuía el 6%, no que fuera un 6%. Que es un tema complejo, lo comprendo perfectamente, más aún porque Chile está viviendo un momento muy difícil, porque económicamente este Gobierno ya demostró no ser capaz de crecer, no ser capaz de generar fomento a la inversión y eso afecta a las personas. Yo espero que el gobierno cambie, que haya un nuevo gobierno que dé una nueva perspectiva, un nuevo enfoque a la inversión, al crecimiento.
Recordemos que era un punto por año. Fuimos dando gradualidad, escuchamos y son nueve años. ¿Es cómodo? No. Es un esfuerzo enorme. Yo tengo plena empatía y entiendo esas críticas. Por eso mismo, fuimos dándole más gradualidad, la más posible para colaborar a que esto resultara. También me he encontrado con aquellos empresarios que me han dicho, lo que quiero al final es que mis trabajadores tengan una buena jubilación. Estoy dispuesto a hacer un esfuerzo, pero denme tiempo. Y eso es lo que hemos tratado de construir.

-Esta es una reforma bien amplia. ¿No había forma de hacer algo más simplificado?
-Me habría encantado. Llegué por accidente. Llevaban dos años de discusión y yo encuentro que era un berenjenal, digamos, desde un punto de vista normativo. Pero también me hizo sentido que Chile hiciera un esfuerzo por ir dejando los menos cabos sueltos posibles.

-Si pensamos en el proyecto de Piñera II y Bachelet II, ¿en qué parte de la escala ubica este acuerdo?
-Creo que objetivamente este acuerdo es mejor. Pero admito que alguien puede pensar de forma distinta.

Acuerdos en la derecha

-¿Qué tan alineados ve a sus parlamentarios?
-Estos son temas muy complejos y difíciles. Yo no ando señalando con el dedo a quien tenga más dudas. Yo sí espero que al final haya un ordenamiento amplio. Obviamente uno no puede aspirar a la unanimidad, pero sí a un esfuerzo amplio, porque esto le hace bien a Chile. Y también hay un punto que se ha debatido poco. ¿Qué pasa si no pasa nada? Yo también quiero instalar el tema para los mismos que están en desacuerdo, hacerles la pregunta: ¿Qué pasa si no pasa nada? Y les doy una señal: ¿Cuánto va a gastar el Estado por PGU en 10 años más si se sigue con el 10% de cotización?

-Su candidata presidencial valoró el acuerdo, pero dijo que había que esperar el informe del CFA. ¿Cómo ve el tema de la preocupación que tiene parte de su sector en el tema fiscal?
-Lo que ha dicho Evelyn Matthei refleja las condiciones de liderazgo que tiene. Porque tiene capacidad de entender. Además ella fue ministra del Trabajo. Hay poca gente que tiene más convicción de las necesidades de cambios que hoy se requieren en Chile. Ella pone un punto que yo lo comparto. Al final, esto va a tener un elemento clave en el informe del Consejo Fiscal Autónomo.

El camino hacia la licitación del stock

-Durante los meses anteriores, planteó dudas sobre la licitación del stock. ¿Por qué se terminó inclinando por ese camino y no por ejemplo, por una alternativa como la comisión mixta?
-Las administradoras han sido importantes dentro de Chile, quiero destacarlo. No soy de los que cree que hay que dinamitar todo porque es la peor de las señales y el plebiscito constituyente lo demostró, que Chile no quiere hacerse de nuevo, tiene que mejorar las instituciones.
Nos pareció a los tres representantes de Chile Vamos que era clave mejorar la competencia. Me ha sorprendido mucho la cantidad de gente que no sabe en qué AFP está. Y hay otra enorme cantidad de personas que yo le pregunto ¿sabes tú cuándo te cobra de comisión? No tiene la menor idea.
Hay administradoras que te cobran tres veces más que otras. Yo, cuando llegué a la comisión, con cierta ingenuidad, pedí un informe de cómo se conjugaba la comisión con la rentabilidad en la idea de que las más caras eran las más rentables. Eso fue así, pero dejó de serlo.
Mucha gente tenía dudas. El otro sistema, la Comisión Mixta, al final terminaba en alguna instancia, con fijación de precio. Y para mí eso es un problema mayor.

-¿Cómo se resguarda la libertad de elección?
– Se resguarda de tres formas. Esto es cada dos años, el 10%. Primero, (las personas que caen en el grupo licitado aleatorio) van a recibir una comunicación donde se les dice, usted va a estar dentro de esta licitación. Ahí hay una primera opción en que uno puede decir sí o puede decir no. Si dice no, se acaba nomás.

-¿El que no dice nada cae por default?
-Cae por default en virtud de la actual legislación de 3500. Después va a haber una segunda instancia, en donde se va a decir, bueno, esta es la oferta que hay, esta es la actual, y con algunas condiciones adicionales. O sea, no solamente un tema de costo, sino de la rentabilidad, las sucursales.

-Criterios objetivos…
-Criterios objetivos, y que están definidos, que no son muchos, pero que son reales. Y por último, uno en cualquier lugar se va a cambiar. Que eso es la principal garantía que siempre tiene que existir en un sistema y creo que aquí queda fortalecido.

Minuta del Gobierno e intención de ente estatal: “No es la mejor decisión”

-Esta semana circuló una minuta que el gobierno mandó a los parlamentarios oficialistas, y que planteaba que este era el primer paso para terminar con las AFP. ¿Cómo ve eso?
-Eso será una propaganda interna del gobierno. Encuentro que este es el primer paso para tener mejores pensiones en Chile. El tema de que puedan hacer otra cosa, siempre lo han podido hacer, pero necesitan los votos para hacerlo. Tengo la convicción de que eso no existe.

-¿Le parece complejo que esa misma minuta diga que en marzo van a presentar un inversor estatal?
-No es la mejor decisión. (…) Asumo que para el gobierno debe ser muy difícil convencer a sus parlamentarios de la reforma aumenta el 6% a cotización individual. Y me imagino que esta es una forma de plantear el tema desde otra perspectiva.

-¿Qué se debería esperar en los próximos días para la votación de las indicaciones?
-Hoy vamos a estar en sesión mañana y tarde, probablemente el domingo y el lunes también. Esperamos, según el protocolo que yo sugerí en el mes de agosto, despachar al menos de la comisión de Trabajo el lunes. Ya después, lo que pase para delante no depende de mí

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