Economia
Sergio Bitar y el fin del CAE
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2 months agoon
Era una imagen que pocos habrían anticipado: Sergio Bitar, ubicado justo detrás del presidente Gabriel Boric y del ministro de Educación, Nicolás Cataldo, en el acto de presentación del proyecto de ley que busca abolir el Crédito Avalado por el Estado (CAE).
El ex Ministro de Educación durante el Gobierno de Ricardo Lagos, fue la cara pública del CAE; él Lideró su diseño y defendió su creación, incluso durante este último año, cuando se afianzaba la condonación, a la que se opuso categóricamente. Pero hace unos meses el escenario cambió. El ejecutivo decide presentar el proyecto, pero previamente sostuvo reuniones con exministros de Educación de la ex Concertación. Y Bitar estuvo en varios.
Sobre el proyecto, dice que es “una base razonable, a la que hay que dedicar el máximo esfuerzo para sacarlo” y subraya que “no tiene nada que ver con la idea original. Claramente ha habido un proceso de aprendizaje; Además, hemos hablado mucho durante este tiempo”.
El exsenador, exministro de Minería y Obras Públicas, también dice que en las reuniones y conversaciones con el ministro Cataldo ““Más bien estaba creando espacios políticos para no tener oposición de la coalición de Gobierno”, y con el Subsecretario de Educación “para escuchar los aspectos de viabilidad política de lo que proponen”.
-¿De qué se habló?
-Hubo consultas y hubo conversaciones y, tanto implícita como explícitamente, un reconocimiento de que lo que habían dicho al principio no encajaba. O sea, lo que alegamos y dijimos es: ustedes no entienden el enorme esfuerzo que significó en ese momento y lo han tergiversado. Porque llegar a decir que fue parte de las discusiones que hubo, que hicimos negocios con los bancos, es desconocimiento total o mala intención. Esta fue una excelente medida progresista. Buscamos romper el ciclo que había en ese momento en el que, del decil más alto de la población, el 80% ingresaba a la educación superior, y del decil más bajo, solo el 5%. Con estas cifras el legado de desigualdad nunca se rompe.
-¿Y qué le pareció este cambio de Gobierno que dio espacio a este nuevo proyecto?
-Me pareció genial, pero también implica que reconozcamos lo que no ha funcionado. Por ejemplo, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet y el primero de Sebastián Piñera hubo una expansión brutal, es decir con casi 1.200.000 jóvenes cubiertos, lo que tensó al máximo el sistema. La ampliación ha sido enorme, pero no quedaba otra opción. Quizás no tendríamos esta discusión y nadie nos criticaría si no hubiéramos hecho nada.
-¿Pero no había otra opción que que entraran los bancos?
-El Estado estaba muy débil y sigue estando muy débil. No tenía ni el dinero para el crédito ni la capacidad para cobrarlo. Se llama a los bancos y se les pide que participen, porque no tenían mucho interés. O sea, toda esta discusión que luego surge de que esto es un negocio de los bancos es un mito. Fue muy difícil meterlos, entonces el aval del Estado les dio las garantías. Y la tasa de interés que se logró fue a través de un proceso que se aprobó como ley en el Congreso de licitación de un gran monto de crédito.
-¿Qué se puede cuestionar de esa lógica?
-Fuimos muy rápido. Y la pregunta es si entonces, año tras año, el Parlamento, que aprobó el número de garantías en la ley de presupuesto, debería haber fijado un límite. Pregunta difícil de formular cuando un Gobierno sabe que puede dar garantías, que no tiene que desembolsar los recursos, que ya tiene una licitación con los bancos y puede conseguir que entren jóvenes, etc. Ninguno de los dos gobiernos resistió, ni el de Michelle, ni el de Sebastián Piñera.
-Sobre el proyecto actual, ¿qué errores se pueden evitar?
-La situación es diferente. Por ejemplo, se estabiliza la tasa de expansión del sistema. Además, la cohorte anual actual es más pequeña que antes, debido a la disminución demográfica, y además, menos personas piden crédito porque el crédito gratuito absorbió la mayor parte del CAE. Pero lo que no es diferente y donde hay que fijarse es en cómo se cobra. El Estado no tenía capacidad de recaudación, ¿la tiene ahora? El otro problema son los tipos de interés; hoy no me queda claro cómo se fijan en el nuevo proyecto de ley. ¿O habrá interés cero?
-¿Qué es lo más relevante, qué se debería hacer de todos modos?
-Creo que la tarea número uno hoy tiene que ver con los supuestos detrás de los números. Tienes que verificarlos. Para el CAE, por ejemplo, se hicieron estimaciones en las que participaban el Banco Mundial y los australianos. Es decir, se hizo el mejor trabajo desde el punto de vista técnico y se supuso que la tarifa nunca superaría el 10% del alquiler. Y creo que hubo otra suposición errónea de que el número de desertores iba a ser menor. Esos problemas ya son visibles ahora. Hoy la historia es completamente diferente, pero sí que tenemos que aprender una cosa: así como cada año llevas el coche a la inspección técnica, hay que hacerle una inspección técnica de lo que se supuso y no se está verificando y cómo se corrige. . a tiempo.
Suposiciones
Según Bitar, los supuestos deben considerar que los criterios que se fijan en el proyecto tienen que ver con pago y requisitos, por ejemplo. Pero no hay intervención para dirigir el crédito a algún tipo de prioridad, como la empleabilidad o el desarrollo productivo. “Creo que también debería ser parte de una discusión para ver cómo la educación se conecta con la estrategia de desarrollo y las capacidades humanas”, afirma.
El impacto en el sistema universitario de la exención del último decil, que también podrá tener un copago, es otro de los temas del proyecto que preocupa a Bitar. “Aquí puede estar incorporando una nueva segmentación. Y vas a tener universidades equivalentes a lo que son los colegios privados pagados, que no tienen regulación y van a aceptar gente con más dinero, porque aquí la ley les permite poner más dinero en estudiar”, dice.
“Las universidades públicas van a recibir mucho menos dinero que las privadas, con el agravante de que, como hay una tarifa de referencia que fija el Estado, una pública como la Universidad de Chile, que tiene muchos doctores en ciencias, por ¿ejemplo? ¿Cómo puedo pagar un precio más alto que una Universidad que no tiene la misma gente, que no brinda la misma calidad?”
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