Aunque se ve tan real y portentosa como la mejor directora del mundoLydia Tár no es más que el fruto de la imaginación de Todd Field, el cineasta que anteriormente filmó En el dormitorio (2001) y secretos intimos (2006). La directora estadounidense la creó pensando siempre en que Cate Blanchett la interpretaría y basó su estrategia en contactar con la actriz recién cuando el guion estuviera listo. Su plan funcionó.
A su vez, para afrontar el proceso de dar vida al complejo compositor de ficción, la australiana pensó en el fichaje de Bina Daigeler, una de sus más cercanas colaboradoras en los últimos años. Parte de películas como Devolver (2006), Che: el argentino (2008) y mulán (2020), la diseñadora de vestuario alemana se convirtió en una de las primeras integrantes del equipo de alquitrán para leer el texto de Field, actualmente nominado al Oscar al Mejor Guión Original.
“Era un guión muy potente, muy bien trabajado, muy bien pensado, de un verdadero director. Todd Field tiene una comprensión del lenguaje visual y cinematográfico que rara vez se encuentra”, dijo Daigeler Culto.
Porque ya habían colaborado en el largometraje manifiesto (2015), de Julian Rosefeldt, y en la miniserie señora américa (2020), las primeras conversaciones con Blanchett fluyeron con facilidad. “Como somos amigos la comunicación es muy fácil”, indica sobre un diálogo “muy confiado” en el que intercambiaron mensajes e imágenes antes incluso de que el proyecto tuviera luz verde.
Para alinearse con la visión del director, creó un tablero de humor con imágenes de calles, cielos, grafitis y diferentes personajes de Berlín, la ciudad donde transcurre la mayor parte de la película. “Un collage muy salvaje”, señala. “Lo vio y dijo: ‘Ese es el lenguaje de nuestra película’.”.
Paralelamente, se sumergió en una exhaustiva investigación sobre la música clásica, el mundo artístico en el que se adentra la película mientras relata el progresivo hundimiento de la carrera de Lydia Tár. La diseñadora de vestuario se basó principalmente en referencias masculinas –como el austriaco Herbert von Karajan– para crear un vestuario completo para el papel encarnado por Blanchett.

“En el apogeo de su éxito, su estilo tiene una cualidad envidiable: una elegancia que parece natural”, dijo la revista Harper’s Bazaar sobre el vestuario de la protagonista, que incluye trajes entallados, suéteres sobrios pero refinados y un abrigo negro de la marca Row, el lujo. firma de las hermanas OIsen. Y, no menos importante, una gorra de los New York Rangers que usa para viajar de incógnito. Cada detalle suma el retrato de un prodigioso talento que en la historia se considera intocable.
“Se habla mucho sobre el vestuario, pero en realidad se trata del vestuario adecuado para el momento adecuado con la actriz adecuada. Ella (Blanchett) lo lleva y lo empodera”, apunta Daigeler sobre la intérprete que busca hoy su tercera estatuilla en los Premios de la Academia.
Las primeras escenas que se filmaron. alquitrán fueron precisamente aquellas en las que el artista dirige a la Orquesta Filarmónica de Berlín. Eso permitió, en voz de Daigeler, que “quedáramos muy impregnados de la música, nos ha dado una base muy profunda”.
Luego agrega: “Es una película muy dura, y cuando estás tan cerca de la actriz y de todos los actores, te influye.. Era otoño, casi invierno, en Berlín, y había un sentimiento muy claustrofóbico en este personaje. Pero al final eso ayuda a crear el entorno adecuado para el actor, y tú lo aceptas”.

Y cuenta una anécdota: ya avanzado el rodaje, cuando Blanchett estaba inmersa de lleno en el papel, decidió salir con ella y la maquilladora Morag Ross –otra de sus parejas favoritas– por las calles de Berlín. Nada demasiado planeado, pero ella, como creía, indispensable. “Le he dicho: ‘Tienes que parar. Necesitas una noche sin Lydia. Ver otras cosas, hacer otras cosas. Es un momento’”, recuerda. Un respiro en la construcción de lo que considera “una actuación tan sublime, realmente espectacular, me parece de otro mundo”.
La concepción de la película fue ardua por su proximidad a la estrella, pero también por los temas que trata la película, particularmente las dinámicas de poder, la cultura cancel y el legado conflictivo de ciertas luminarias del arte.
“Es algo muy actual y lo traslado mucho a nuestro trabajo, a nuestra estructura. En el cine hay una jerarquía brutal, sobre todo ante; Creo que hay cosas que ahora han cambiado y hay mucha gente que ya no necesita esta estructura jerárquica tan estricta. Pero me parece que es bueno que todos reflexionen y pregunten cuánto abusas de tu poder. El poder va muy de cerca con lo artístico”, cierra.
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