Un millar de presos fueron trasladados este miércoles desde la Penitenciaría del Litoral en Guayaquil, una de las cárceles más violentas de Ecuador, a otros penales, tras una jornada violenta con ataques con explosivos y tiroteos contra policías e instalaciones que dejó cinco efectivos muertos.
A su vez, un civil murió baleado en un ataque a un centro de salud de esa ciudad, dijo a The Associated Press un funcionario del Ministerio de Salud que pidió no ser identificado por no estar autorizado a hablar con la prensa.
El repunte de la violencia de este martes llevó al presidente Guillermo Lasso a decretar un nuevo estado de excepción, el sexto desde que inició su gobierno, en mayo de 2021. La declaratoria incluye toque de queda desde las 21:00 horas hasta la madrugada y la limitación de derechos fundamentales y rige la provincias de Guayas y Esmeraldas, epicentro de los ataques perpetrados la víspera, presuntamente por organizaciones criminales que se opusieron a la reubicación de algunos líderes encarcelados, informó el Gobierno.
El traslado de presos es una respuesta del sistema penitenciario al hacinamiento carcelario, según la explicación oficial. El director del Servicio Nacional para Personas Privadas de la Libertad, Guillermo Rodríguez, dijo a periodistas que el traslado de los 1.002 internos afectó a dos pabellones de la Cárcel del Litoral, la más grande del país, donde se registró un hacinamiento de más del 100 %. Aseguró que estas instalaciones serán remodeladas y, de ser necesario, demolidas.
“Por el momento no se han reportado noticias (en las cárceles). Estamos con nuestro personal en el territorio para que verifiquen la situación”, agregó. Una tercera parte de los reos trasladados fueron reubicados en el penal El Rodeo, en la provincia de Manabí, a unos 200 kilómetros de distancia. Los demás permanecieron en el penal regional de Guayaquil, muy cerca del centro de donde fueron trasladados.
La entidad que administra las cárceles ecuatorianas precisó que en el Penitenciario de la Costa, donde se han perpetrado las mayores masacres entre presos, había hasta el fin de semana 5.246 detenidos y que ahora, tras el traslado, permanecían 4.244 internos.

Para movilizar a los presos se preparó un operativo combinado de cientos de policías y militares.
El ministro de Defensa, Luis Lara, aseguró en rueda de prensa que como parte del estado de emergencia, las Fuerzas Armadas han movilizado a sus unidades para apoyar la labor de la policía ante la “violencia criminal asociada al narcotráfico y el terrorismo”.
Los ataques con explosivos del martes no dejaron víctimas civiles, pero provocaron el cierre anticipado de la actividad comercial y la suspensión de las clases presenciales en algunas ciudades, entre ellas Guayaquil, 270 kilómetros al suroeste de la capital, y la vecina Durán.
El exjefe de inteligencia del Ejército y analista de seguridad, coronel Mario Pazmiño, dijo a The Associated Press que Ecuador está entrando en una etapa de violencia como la que vivió Colombia bajo Pablo Escobar en la década de 1980, con una disputa entre el Estado y organizaciones criminales por el control de espacios territoriales que se llaman santuarios.

Destacó que un ejemplo de ello son las cárceles, donde -según dice- el Estado perdió el control, que quedó en poder de las organizaciones criminales que generan la gobernanza criminal. “Exactamente lo mismo ocurre en algunos sectores de las fronteras, donde las organizaciones criminales controlan a la población”, dijo.
Agregó que estas zonas desafían abiertamente el poder del Estado y que la población está bajo “protección de estructuras criminales”, mientras el gobierno continúa sin un adecuado sistema de inteligencia, sin estrategia y sin acciones claras para enfrentar la situación.
Desde hace dos años, las prisiones estatales de Ecuador se han convertido en escenario de sangrientos enfrentamientos entre grupos rivales de presos, algunos relacionados con carteles colombianos y mexicanos que se disputan el control de rutas y territorios para la distribución de drogas a nivel nacional e internacional. .
Según cifras del Servicio de Atención a Personas Privadas de Libertad, el año pasado 316 internos fueron asesinados por sus compañeros. En lo que va del año ha habido 106 muertes.
El sistema penitenciario de Ecuador está diseñado para unas 30.000 personas, pero hasta el mes pasado había unos 35.000 reclusos en las 53 prisiones estatales.
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