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Un coronel caído: cómo Chadwick marcó los destinos de la UDI

Martina E. Galindez

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Desde que fue diputado por Codegua y Rengo, entre otras comunas, tras el retorno de la democracia, Andrés Chadwick (68) Llevó a todas sus oficinas -en el Congreso, en la sede de la UDI y en sus dos períodos en La Moneda- un retrato original a lápiz de Jaime Guzmán, su mentor político, a quien conoció cuando comenzó a estudiar Derecho en 1974 en la Universidad Católica, meses después del Golpe de Estado.

“Te localizaré, tenemos algunos amigos en común. Sé que piensas diferente a mí y que tienes simpatía por el gobierno de Allende, pero quiero decirte que en esta clase tendrás total libertad y respeto”, le dijo el primer día Guzmán, su profesor de Derecho Político. de clases en ese momento. Joven y molesto simpatizante mapu.

Joaquín Lavín, Hernán Larraín, Andrés Chadwick, Jovino Novoa, Julio Dittborn, Pablo Longueira y Eugenio Cantuarias, en un consejo general del naciente partido impulsado por Jaime Guzmán.

Fue el comienzo de una amistad que para Chadwick implicaría también una conversión política y espiritual y que marcaría el resto de su vida.

El estudiante de Derecho llegó a ser presidente de la Facultad de Derecho y luego de la FEUC y junto a Pablo Longueira y Luis Corderoentre otros, fue uno de los fundadores de la UDI primero como movimiento poblacional en 1983 y luego como partido político, semanas después de la victoria del No en el plebiscito del 5 de octubre de 1988.

Semanas después del estallido social, Chadwick abandonó La Moneda, convirtiéndose en una de las caras del entonces malestar ciudadano. Su salida no impidió una posterior acusación constitucional.

Primero como legislador (1990-1998) y luego como senador de la Sexta Región (1998-2011), Chadwick, junto a Jovino Novoa, Longueira y Juan Antonio Coloma, se convirtió en uno de los cuatro poderosos “coroneles” que dirigieron con gran habilidad la política. las riendas de la UDI, disputando la hegemonía sobre la derecha de Renovación Nacional.

Mientras Novoa era el hombre duro del partido, Longueira el líder valiente en las trincheras y Coloma el personaje más afable y cercano a los medios; Chadwick se convirtió en un factótum clave en diversas negociaciones durante los gobiernos de la Concertación.

Su cercanía a sectores de izquierda (su hermana María Teresa Chadwick está casada con el histórico líder socialista y actual embajador José Antonio Viera-Gallo) y el parentesco con la familia Piñera lo transformó en una manija para abrir y cerrar acuerdos. Esto, apoyado en un estilo poco mediático y alejado de las cámaras de televisión.

Tras los fallidos intentos presidenciales de Joaquín Lavín, Chadwick supo leer que su primo, Sebastián, era el hombre indicado para desbancar del poder a la centroizquierda y llegar a La Moneda.

Al mismo tiempo, empujó a la UDI hacia un perfil menos conservador y más liberal, defendiendo, por ejemplo, yEl proyecto Acuerdo de Vida Común, que desarrolló junto a Andrés Allamand.

También hizo una fuerte autocrítica por haber votado en contra de la Ley de Divorcio a principios de los 90 y por haber defendido posiciones más conservadoras que con el tiempo resultaron ser un error.

Si bien al inicio del primer gobierno de Piñera, Chadwick optó por un rol más secundario, las circunstancias rápidamente lo llevaron a abandonar el Senado y llegar a La Moneda, primero como portavoz del gobierno y luego como ministro del Interior, convirtiéndose en el primer militante de la UDI. para ser Vicepresidente de la República.

Convencido de que Piñera podía ser presidente por segunda vez, encabezó silenciosamente su segundo intento, desde la fundación Avanza Chile, convenciendo una vez más a su partido de que ese era el mejor camino para la UDI y la centroderecha.

El 11 de marzo de 2018 reingresó a Palacio, esta vez como el hombre fuerte del piñerismo y la figura más poderosa de una UDI que volvía a estar a disposición de su anterior enemigo político, que había dejado atrás a Lavín.

El 28 de octubre de 2019, en medio del estallido social, el titular del Interior abandonó el gobierno, convirtiéndose en una de las caras del entonces creciente malestar ciudadano. Sin embargo, jugó un papel clave para lograr que su partido apoyara el acuerdo para una nueva Constitución que descomprimiera las protestas y el clima de violencia política.

La realización de un plebiscito para votar Aprobar o Rechazar una nueva Carta fue la forma en que Chadwick logró convencer al presidente de su partido, Jacqueline van Rysselberghe, a sumarse al acuerdo que dio nueva vida al gobierno de Piñera.

Su salida, sin embargo, no impidió que un mes y medio después el Senado aprobara una acusación constitucional en su contra por “no adoptar medidas para detener las violaciones sistemáticas de los derechos humanos” después del 18/O.

“Nunca imaginé que mi última intervención en esta sala sería por una acusación constitucional en mi contra (…) Me causa un dolor profundo”, dijo el exministro, quien fue defendido por el abogado y exsocio Luis Hermosilla.

Tras su derrota, la UDI acusó al gobierno de no haber apoyado con más firmeza a algunos de sus militantes históricos y de no haber dado los pasos necesarios para evitar la acusación constitucional, poniendo tensión en Chile Vamos.

Impedido de ocupar cargos públicos durante cinco años, Chadwick se retiró de la política, pero siguió moviendo los hilos del poder, desde su papel de hombre de confianza de Piñera y también mentor del ex timonel sindical, el senador Javier Macaya.

Tras la muerte del expresidente, muchos apostaron por él como heredero de su legado, algo que descartó pronto. Descartándose incluso asumir un rol en temas internacionales que le correspondía al expresidente.

Luego vino el ruidoso caso Audio y su dimisión como director de la empresa. U. San Sebastián que finalizó con el anuncio del fin de sus más de 40 años de militancia activa, realizado ayer por el presidente de la UDI, Guillermo Ramírez.