Economia
US$ 100 mil millones | Diario Financiero
En el IPoM presentado hace algunos días, el Banco Central actualiza su proyección de la balanza de pagos para el presente año y estima que las exportaciones chilenas llegarían a un total anual de US$ 100 mil millones, equivalente a cerca de un tercio de nuestro PIB. Hace 40 años atrás, el año 1984 cerraba con un total de envíos de US$3,6 miles de millones, lo que implica que, en ese periodo de tiempo, las exportaciones chilenas se multiplicaron por 27 veces, alcanzando magnitudes que eran inimaginables en esos momentos.
Estos resultados parecen milagrosos, pero dan cuenta de un plan que buscaba dirigir la economía chilena hacia el comercio mundial, luego de haber estado prácticamente cerrada por las políticas cepalianas de proteccionismos. La tarea era urgente, ya que Chile sufría los efectos de la crisis mundial, con una caída sustancial de actividad, desempleo al alza y el sistema financiero tambaleando. Ese escenario enfrenta, en febrero de 1985, el nuevo ministro de Hacienda, Hernán Buchi, quien avanza rápidamente en la reducción unilateral de los aranceles aduaneros, buscar un tipo de cambio real alto y competitivo, y una reforma fiscal para incentivar el ahorro y la inversión, al mismo tiempo que ordena el desequilibrio fiscal y la pesada deuda pública, con las implicancias propias de la relación con el Fondo Monetario Internacional.
Este nuevo equilibrio macroeconómico eleva la tasa de inversión, sobre todo hacia los sectores transables, en donde Chile tenía sus ventajas comparativas. La frase que resumía esta estrategia era “Primero los fierros (inversión), ya llegará el momento de los televisores”, donde la prioridad era el crecimiento económico, lo que permitirá en su momento aumentar el consumo de las familias.
Afortunadamente, el ministro Foxley comprendió los soportes de esta estrategia y perseveró en ello, reduciendo adicionalmente las barreras al comercio e iniciando la era de los acuerdos de libre comercio. El motor ya estaba en marcha y productos chilenos comenzaban a llegar al resto del planeta de la mano de Prochile.
Ahora bien, multiplicar por 27 las exportaciones tras 4 décadas parece ser poco frecuente y la tabla anexa da cuenta de los resultados observados. En efecto, las exportaciones mundiales han aumentado en 13 veces en el tiempo analizado, lo que implica una varianza significativa entre países, y es así como vemos a Japón con un coeficiente de expansión de 4 veces, pero situado en un punto de referencia de una década, donde los productos japoneses ya inundaban al planeta y Reagan enfrentaba la invasión de autos nipones en norte América y si bien en los setenta un producto japonés era barato,desechable y de baquelita, eso cambio rápidamente y se convirtió en el símbolo de la frontera tecnológica. Lamentablemente, Japón ha perdido parte de ese impulso competitivo y ve con temor el incremento del poderío de China.
Estados Unidos, por su parte, también exhibe un coeficiente de expansión modesto, pero ese país expandió sus exportaciones post segunda guerra y en donde también el tamaño de su economía interna es tan sustancial, que no es apremiante para un emprendedor exportar lo antes posible. De hecho, Estados Unidos exporta US$ 2 trillones y su PIB es de US$ 27,3 trillones, es decir ellos exportan el 7,3% de lo que producen, versus nosotros que exportamos casi un tercio del PIB.
Así, probablemente buscando resultados similares a los de Chile debemos situar la mirada en Asia, donde son más frecuentes expansiones de 20 veces o más, como es el caso de Corea del Sur, Malasia, Singapur y Tailandia, entre otros, donde la estrategia japonesa de los setenta fue implementada con precisión, logrando capturar nichos de mercado con un alto grado de integración de cadenas productivas entre empresas situadas en diferentes países.
Ahora bien, China se aleja sustancialmente del promedio de expansión, logrando exhibir un coeficiente de 140, en donde sus exportaciones pasan del equivalente al 1,3% de comercio mundial en 1984 al 14% que representa en la actualidad. Este cambio alteró el equilibrio mundial y redefinió la dirección del comercio y así como en la actualidad, es el principal socio comercial de muchos países, incluyendo Chile.
Por último, ¿debemos darnos por satisfechos con la meta de los US$ 100 mil millones?, creo que no. Existe aún mucho espacio por avanzar y las tratativas con India son un ejemplo de ello. Es cierto que el periodo del ex subsecretario Ahumada implicó la detención de la agenda que había delineado su predecesor, pero el peso de la noche de Portales puso las cosas en su lugar y la agenda se ha retomado. En ese contexto hay un espacio para el Plan África, ya que dicho continente exhibe la segunda mayor tasa de expansión del PIB después de Asia y ya tienen acuerdos de libre comercio entre ellos y con varios países de la Unión Europea. En Sudáfrica, la clase media emergente consume sushi y bebe vino, el primero desde Noruega y el segundo desde España y Francia. Nosotros podemos entrar a ese mercado, pero los aranceles para Chile lo hacen muy difícil. Avanzar en esa nueva frontera implica esfuerzos sustanciales, ya que están lejos, no sabemos mucho de ellos y ellos probablemente poco saben que existimos. Es la nueva frontera. Vamos por ello.