
El centro político parece ser un gran misterio. Todos lo facturan, muchos se definen a sí mismos como parte de él, pero no tiene una fiesta u referencia orgánica que lo represente. Hoy parece dispersado en un amplio fanático político.
No es por casualidad. Tuvo un hogar de mucho tiempo en el DC y luego en ese exitoso centro concertacionista, tan vilipendiado por Ultra -Ltf y luego valorado cada vez más por la opinión pública, e incluso por ese derecho democrático que era su oponente. Pero desapareció cuando la nueva mayoría de Bachelet II decidió ser un rupurista en lugar de continuo. Ni siquiera subieron para defender a Lagos y luego el liderazgo del socialismo democrático que se llama SO decidió deslizarse hacia la izquierda y subordinar a la FA y la PC, unirse al socavado institucional del gobierno de Piñera y volver a ser más relacionado al comienzo del gobierno de Buric. Su llamado al voto aprobado el 22/22 fue una de las expresiones más de patente de este turno hacia la izquierda. Actuando así fallaron en todo y el centro desapareció. Chile estancado, el crimen explotó, la institucionalidad fue enmarcada, campeón de corrupción.
Pero el centro social no desapareció. Este no es el promedio entre dos extremos. Es el sentido común dominante en la sociedad. Sus demandas fundamentales hoy en día son: generar el crecimiento de trabajos decentes y, en segundo lugar, la seguridad y el orden público frente al crimen y la inseguridad desatados. La bancarrota de la coalición oficial de aliento izquierdo en estos temas ha dirigido el centro, es decir, el sentido ciudadano común, a la derecha. Hoy no hay un centro ciudadano posible con la izquierda, si responde a las prioridades ciudadanas. Dejó de ser creíble. Las únicas respuestas socialmente creíbles son, ya sea en una alianza del derecho democrático con las fuerzas del Centro Político o en un derecho extremadamente intolerante y de dudosa condena democrática.
Esa es la verdad. Incluso abastecido en un pasado que ya no existe, parte de la izquierda oficial puede soñar con revivir un centro que ya ha muerto y no puede resucitar en el pacto primario y electoral con la PC y la FA. A lo sumo, pueden aspirar a ganar la primaria y luego ser derrotados y aprender las lecciones que solo una derrota en la entrega a los errores de la magnitud que cometió. Pero puede perder y en ese caso la hegemonía pasa sin apelar a la PC y FA.
Hoy, un centro político que representa el sentido común ciudadano solo tiene una opción viable como centro. La otra alternativa es la extrema derecha. Para el Citizen Center, el fallo no es hoy una opción creíble. No es raro que el amarillo y los demócratas apoyen a Evelyn. No lo hacen por los derechistas, ya que les gusta llamarlos de ese izquierdista que generalmente oculta sus desnudos de propuestas que abominan desde la derecha. Es la opción que armoniza el centro con sentido ciudadano común.
Por ÓScar Guillermo Garretóneconomista