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El backstage de las detenciones en Cañete: el “no” de Valencia a Tohá, el tira y afloja de la ministra y Monsalve y la orden de Yáñez para que generales participaran de la puesta en escena del Gobierno
Fue el secreto mejor guardado entre el Ministerio Público y el OS-9 de Carabineros por casi tres meses. Incluso el 8 de julio las diputadas Flor Weisse (UDI) y Joanna Pérez (Demócratas) cuestionaron al fiscal regional de La Araucanía, Roberto Garrido, por la supuesta “falta de resultados concretos” respecto al asesinato de tres carabineros en Cañete, ocurrido el 27 de abril pasado.
Y las parlamentarias no se quedaron en meras críticas sin conocimiento, sino que de frentón le pidieron al fiscal nacional Ángel Valencia reevaluar la continuidad del investigador en el caso. Ya por esa época el equipo liderado por el egresado de derecho de la U. de Concepción tenía completamente identificados a los sospechosos del triplehomicidio y sólo bastaba esperar. Aunque eso significara incluso no poder responder a críticas del mundo político.
El día “D”
La madrugada del 29 de julio fue la escogida por el equipo del OS-9 de Carabineros, dirigido por el teniente coronel Buddy Kachele, para realizar las detenciones. El fiscal jefe de Collipulli, Carlos Bustos, ya había obtenido desde el Tribunal de Garantía de Cañete las órdenes judiciales para allanar las viviendas de los cuatro sospechosos, aprehenderlos y llevarlos ante la justicia.
El equipo completo de persecutores se trasladó la madrugada del lunes desde Temuco hasta Pailahueque, una localidad de Ercilla en que funciona la base de las Fuerzas Especiales de Carabineros de la Macrozona sur. El recinto, que en el pasado fue una escuela agrícola, se había desplegado el centro de control de las diligencias. Allí, con múltiples cámaras, los fiscales y un grupo significativo de policías, seguían en vivo el minuto a minuto del operativo. Ya antes se habían juntado tres veces para “ensayar” o planificar cómo se llevaría a cabo la pesquisa.
El fiscal nacional, Ángel Valencia, se había trasladado el día anterior a la zona, alertado por el fiscal Garrido de que esa noche se concretarían las detenciones. Según fuentes conocedoras, Valencia tomó el teléfono cerca de las 5:10 AM para avisar a la vicepresidenta Carolina Tohá de las aprehensiones de los hermanos Felipe y Yefferson Antihuen Santi y Nicolás Rivas Paillao.
Casi perfecto
Diez minutos en total pasaron desde que a las 5:00 AM, efectivos policiales ingresaron a los domicilios en los que estaban los sospechosos en sector de Lleu-Lleu, Región del Biobío, y en Huechuraba, en la Región Metropolitana. A las 5:10 ya estaban tres de las cuatro ordenes de detención ejecutadas. Tras el aviso del fiscal nacional Tohá había recibido otro llamado: el del general director de Carabineros, Ricardo Yáñez, quien le señaló que en el aeródromo Tobalaba había dispuesto un avión para trasladarla con rumbo a Los Álamos, localidad en la que vivían las víctimas y estaban sus familias.
Era una operación casi perfecta, pero algo había salido mal y Tomás Antihuen Santi había escapado a “pie pelado” ocultándose en un frondoso bosque y hasta el día de hoy no ha sido capturado.
La situación generó tensión entre los investigadores. Querían hallar a como de lugar al sindicado como principal autor de los hechos y quien además poseía amplio prontuario delictual. Lo persiguieron con drones y cámaras geotérmicas. Pero en un minuto se perdió su rastro.
“Me quedo”
Ya por esas horas la noticia corría por todo el país. Se había logrado la detención de los autores de un crimen que impactó de lleno en el aniversario número 97 de la institución de las carabinas cruzadas. La Moneda había escogido a Los Álamos como escenario para el “hito comunicacional” en que las autoridades confirmarían las aprehensiones. La idea era la foto de Tohá, junto al ministro (s) del Interior Manuel Monsalve, Carabineros y la Fiscalía dando cuenta de este éxito investigativo. Pero no todo salió como lo planificó el Ejecutivo.
El primer impasse se había producido cuando Yáñez llamó al ministro (s) Monsalve para invitarlo al operativo. La respuesta del personero socialista fue un diplomático “no, gracias”, al explicar que quien viajaría sería la vicepresidenta Tohá. Monsalve no contaba con que -a los pocos minutos- la propia Tohá lo llamaría por teléfono para instruirle que la acompañara. Y aunque también intentó mantenerse en Santiago, la vicepresidenta fue implacable.
La segunda gestión -esta vez fallida de Tohá- fue con el fiscal Valencia. Quienes estaban en Pailahueque confirmaron a La Tercera que hubo insistencia por parte de Tohá para que Valencia se trasladara al punto de prensa. Pero este le dijo que “no”. A esa altura el fiscal Garrido y su equipo seguían desarrollando diligencias para dar con Tomás Antihuen y entonces el jefe del Ministerio Público decidió quedarse en La Araucanía, junto al grupo de investigadores.
Quienes saben de la decisión de la autoridad del ente perseguidor explican que no le pareció adecuado moverse de esa zona cuando los fiscales seguían trabajando y porque además luego de eso Garrido tenía que ir a Temuco para participar de la audiencia de control de detención de los imputados que sí habían sido arrestados.
El telefonazo del número 1
La decisión de Valencia no cayó bien en La Moneda. Y en Pailahueque hay otro episodio que quedó en “lo que no se vio” del operativo y que llamó la atención de los presentes.
Al iniciarse el operativo en el centro de control no sólo estaba el teniente coronel Kachele. También lo acompañaban dirigiendo las pesquisas el general de zona de La Araucanía, Manuel Cifuentes; el general Jaime Velasco, director de Control Drogas e Investigación Criminal y el la tercera antigüedad de la institución, el general inspector Enrique Monrás.
Aún no terminaba el despliegue policial, ya que no se encontraba al cuarto imputado, cuando Yáñez llamó a todos los generales que estaban en Pailahueque y les ordenó trasladarse en helicóptero a Los Álamos. “En un dos por tres, todos los generales de más alto rango tuvieron que salir casi corriendo, ni se despidieron”, comenta uno de los presentes en el centro de control. Todos debían sumarse a la vocería que dirigiría la vicepresidenta Tohá.
Aunque desde Carabineros comentan que siempre esto estuvo planificado de esta forma y por eso el general Cifuentes se quedó en el sector de monitoreo, diversas fuentes confirman que el llamado del general director fue abrupto y se produjo una vez que Valencia confirmó que se mantendría en Pailahueque y que su traslado sería hacia Temuca, donde en compañía de Garrido entregaron detalles de la detención de los homicidas de los tres carabineros que en abril conmocionó al país.
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