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La tecnología que busca evitar pérdidas en el mundo agrícola

Martina E. Galindez

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Tomás Valenzuelafundador de agroinventarioDice que la pandemia fue un factor que impulsó inesperadamente un proyecto que venía armando desde hace varios años. Los químicos utilizados en la agricultura nacional tendían a subir de precio y esto obligaba a sus dueños a ser mucho más eficientes con sus procesos. Un almacén mal administrado puede generar resultados muy costosos, y necesitaban urgentemente una herramienta que los ayudara con eso. Al lado de Vicente Pérezsurgió una idea con la que podían ahorrar millones de pesos con un simple cambio: usar una báscula inteligente para mantener actualizado el inventario, dando sus primeros pasos como startup.

El ingeniero agrónomo, oriundo de Requínoa, comenzó a construir este proyecto desde sus primeras experiencias personales en las bodegas agrícolas de la Sexta Región. “Teníamos que trabajar en almacenes de productos químicos y había un problema que se repetía constantemente. No importa cuánto lo intentáramos, era imposible controlar el almacén. Nunca pudimos llevar el stock que teníamos al detalle”, dice. Esto se debe a que los métodos de inventario eran muy antiguos y manuales, lo que los hacía inespecíficos y lentos de procesar, generando problemas de tiempo. “Estábamos hasta el último minuto con el distribuidor del producto, haciendo fila solo porque nos faltaba un litro o devolviendo productos que sobraban. Era caótico.” La gestión se convirtió entonces en su tarea principal, aunque no lo fuera, quitándoles el 90% de su tiempo.

Según un estudio realizado por la Subsecretaría de Agricultura en 2021, el aporte real de la cadena productiva agropecuaria es del 15% del PIB, además de representar el 17% del total exportado por Chile. A pesar de esto, la mayoría de los agricultores no saben qué o cuántos productos químicos tienen en sus almacenes, lo que genera altas tasas de caducidad de existencias, lo que retrasa y complica el proceso. Bajo esta premisa, Agroinventario dio sus primeros pasos. Aún estando en la universidad, ambos fundadores lograron hacer varios prototipos de programas que pudieran ayudar en las bodegas, hasta que dieron con el adecuado.

Tomás Valenzuela y Vicente Pérez comenzaron a buscar soluciones tecnológicas para el mundo agroquímico en 2018.

“Hicimos varias pruebas de lo que era algo así como la ‘Thermomix’ de productos químicos. Hasta que un día vimos a una persona pesar pan en un supermercado en estas básculas con pantalla táctil. Metió el pan, sacó la etiqueta y nos dimos cuenta de que eso era lo que teníamos que aplicar”, explica. A partir de ahí adaptaron la solución final. Era un inventario que sería construido y manejado a través del pesaje, esperando eliminar por completo el ingreso de información manual, proceso que consideraban largo, impreciso y sobre todo engorroso.

La puesta en marcha comenzó con la ayuda de un Programa Regional de Apoyo al Emprendimiento de Corfo. Después de un año de pruebas del sistema, Agroinventario salió a la luz en 2019, dando solución a muchos campos cercanos a la Región de O’Higgins.

“En nuestro proceso de búsqueda de soluciones, contactamos con diferentes campos agrícolas donde les pasaba lo mismo que a nosotros. Visitamos sus almacenes y nos dimos cuenta de que la pérdida de productos químicos era muy grande. Tenían muchos productos caducados, productos tirados por cualquier parte o aplicados a las plantas en mal estado”, confiesa Valenzuela. En el mundo agrícola, esta mala gestión de los residuos no solo es una complicación en términos de tiempo, sino que también afecta directamente a las finanzas. Más allá de los campos de la Sexta Región, a nivel nacional se perdían cada año 400 millones de pesos por un mal manejo de inventarios, algo que esperaban cambiar con la tecnología.

El servicio específico consiste en poder conocer la bodega y cada envase de la misma con el contenido exacto en tiempo real. Agroinventario hace una cotización a campo y una vez aprobada se hace un levantamiento inicial de existencias en dos días. “Vamos con un equipo, sacamos todos los productos del almacén y los ingresan a nuestro sistema”, explica Valenzuela. Luego, se genera el código que se adjunta al producto en forma de sticker, se etiquetan todos los productos y todo lo que está abierto pasa por la báscula para actualizar el peso. Esta báscula, con un software especial creado por ellos, se instala en el almacén de cada cliente. “Luego también hacemos capacitación para los involucrados”.

La báscula con pantalla táctil es la misma que la de los supermercados (de hecho, trabajan con el mismo proveedor de muchos de ellos), y permite a los agricultores tomar decisiones rápidas, no cometer errores en las compras, reducir la fecha de caducidad y reducir el valoración de éste. Además, tiene un impacto ambiental, debido a la disminución de productos caducados.

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“Al final es solo comunicación entre tablas de datos. Nuestra base tecnológica es hacer que los datos conversen para dar forma a soluciones y poder gestionar en diferentes direcciones, como el valor monetario, por ejemplo”, dice el fundador.

Este software conectado a una balanza digital funciona en las computadoras de cada almacén donde Agroinventario ha puesto su tecnología.

El equilibrio cambió las reglas del juego. Tanto los fundadores de Agroinventario como los propios profesionales del mundo agrícola lograron darse cuenta de que sí existían tecnologías similares en el mercado, sin embargo, eran difíciles de entender. “Estas tecnologías se podían aplicar muy bien, pero no estaban listas para el usuario final. Lamentablemente había un desfase tecnológico muy grande en el campo, donde si uno le daba a los agricultores un programa muy específico, simplemente se complicaban”, dice Valenzuela. Y por la misma razón desarrollaron una tecnología lo más automática posible.

El salto fue grande. Pasaron de tener que llenar un formulario a mano, que luego va a la oficina central y de ahí solo se sube a un Excel, a pasar un contenedor frente a un escáner de códigos. Algo que les hizo crecer el negocio rápidamente.

“Un cliente nuestro comenzó a ejecutar dos softwares en paralelo para ver las diferencias. Al tercer mes nos llamó y nos dijo que nuestro programa le resultaba más fácil”, cuenta el fundador. En esa ocasión, el cliente logró ahorrar 2,5 millones en compras, ya que el algoritmo considera todas las características físicas y químicas del envase y del producto, por lo que es capaz de determinar con mucha precisión cuánto queda de cada cosa. “Los otros sistemas son muy fáciles de ver, y es muy común hacerlo al revés. Así que ahora es el momento de empezar a aplicar la tecnología”.

Actualmente, y gracias a su innovación, trabajan con campos desde Melipilla hasta Osorno, manejando cada detalle e información de más de 3 mil productos químicos. Incluso han podido escalar este negocio a nivel internacional. “Hemos tenido reuniones con México y Estados Unidos y la verdad es que no han encontrado un sistema similar en el exterior que les pueda ayudar, entonces llegar es súper factible”. Y no solo eso, ya que el problema del inventario es un problema en casi todos los mercados, y su idea es poder adquirir la capacidad de llegar a otros nichos con la escala.

Agroinventario realiza una cotización al campo del cliente y una vez aprobada se realiza un levantamiento inicial de existencias en dos días.

“Nos han llamado de hotelería, minería y salud, porque todos los días están entrando y saliendo stocks de todos los rubros, y el orden en ese rubro es absolutamente fundamental”, dice el fundador de Agroinventario. Desde que se ingresa un producto hasta que se digitaliza, transcurre una cantidad de tiempo importante en el medio, lo que da lugar a errores que podrían solucionarse fácilmente con la implementación de la báscula. “Hay una gran diferencia entre 20 litros de algo y 19,8 litros de lo mismo. Eso no se tiene en cuenta en ninguna parte y lo estamos considerando. Apelamos a la inmediatez de la información para su mejor aprovechamiento y eso es lo que pretendemos”.

Hoy, la empresa quiere establecerse bien en la agricultura y luego pasar a otras áreas. En este momento están enfocados en poder estar presentes en toda la cadena productiva, desde la adquisición de productos hasta el manejo de envases vacíos. “A la fecha nadie había podido tener la trazabilidad exacta de estos envases, pero hoy estamos logrando entregar un historial, y la idea es conectar con instituciones que generen un recaudo para contribuir con la Ley REP, saber qué hacer con los residuos y conocer el porcentaje de reciclado, ser lo más sostenible posible”, afirma el fundador.

Mientras tanto, Agroinventario se va a instalar en los laboratorios de análisis de la Universidad Católica, abriendo un nicho para trabajar con reactivos químicos y no solo agrícolas, armando nuevas bases de datos y mejorando su software para atender las necesidades de todos los potenciales clientes. “Al final del día, lo que queremos es ser los más especialistas en inventario del país, y cada vez estamos más cerca de ese título”.

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